Identificado en el Reino Unido el primer caso de reinfección por el virus de la viruela del mono

El hallazgo genera dudas sobre la inmunidad que confiere haber pasado la enfermedad y sus repercusiones en el actual brote, que ha provocado 85.000 casos y 89 muertes en el mundo

Una mujer pasa frente a una clínica de vacunación contra la viruela del mono, en Nueva York.BRENDAN MCDERMID (REUTERS)

El Reino Unido ha identificado el primer caso documentado de una segunda infección en un mismo paciente del virus de la viruela del mono, enfermedad recientemente rebautizada como mpox por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de un hombre en la treintena que el pasado mes de noviembre acudió a un centro sanitario con síntomas compatibles —dolor de cabeza y garganta, ganglios inflamados, úlceras en la boca y el recto...— y al que los análisis realizados detectaron el patógeno. El paciente, que declaró haber m...

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El Reino Unido ha identificado el primer caso documentado de una segunda infección en un mismo paciente del virus de la viruela del mono, enfermedad recientemente rebautizada como mpox por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de un hombre en la treintena que el pasado mes de noviembre acudió a un centro sanitario con síntomas compatibles —dolor de cabeza y garganta, ganglios inflamados, úlceras en la boca y el recto...— y al que los análisis realizados detectaron el patógeno. El paciente, que declaró haber mantenido relaciones sexuales con varios hombres en las dos semanas anteriores y no sufre problemas inmunitarios, había superado una primera infección cuatro meses antes y, además, había recibido la pauta completa de la vacuna entre ambos procesos clínicos.

El hallazgo es importante por dos razones. La primera es por la influencia que esto pueda tener, de producirse más casos, en la evolución del primer brote global de la enfermedad, que hasta el pasado mes de mayo estaba restringida a zonas endémicas de África —donde tiene el reservorio en pequeños mamíferos, desde los que salta intermitentemente al ser humano— y que desde entonces se ha extendido a prácticamente todo el mundo con más de 85.000 casos y 89 muertes. La segunda es que los médicos ya no podrán descartar que un paciente sufra mpox aunque haya pasado la infección, algo que hasta ahora se pensaba que confería inmunidad durante toda la vida.

“Este caso pone de relieve la importancia de continuar incluyendo mpox en el diagnóstico diferencial para individuos que presentan ulceración genital o mucosa, independientemente de la inmunidad asumida derivada de infección previa o vacunación”, suscriben los autores del artículo que describe el caso en la revista científica The British Medical Journal.

Santiago Moreno, jefe de servicio de enfermedades infecciosas en el Hospital Ramón y Cajal (Madrid), se muestra sorprendido: “Es un primer caso, pero de gran interés. Ahora tendremos que estar muy atentos ante la posibilidad de que surjan nuevas reinfecciones que confirmen si esto va a ser algo relativamente frecuente o estamos ante algo absolutamente excepcional. Pero ya no podemos dar por seguro que un paciente que ha pasado la enfermedad no vuelva a sufrirla”, afirma.

Según este experto, el hallazgo refuerza la necesidad de mantener las medidas de prevención. “Hace menos de un año que el mpox ha irrumpido en Europa y nos faltan todavía muchas cosas por aprender. En cualquier caso, queda de manifiesto la necesidad de que las personas que puedan estar más expuestas al virus se protejan y sigan haciéndolo aunque hayan pasado la enfermedad o estén vacunados”, afirma.

Para explicar un caso tan excepcional, los autores del artículo han barajado otra hipótesis, aunque la ven muy poco probable: que las dos infecciones sean en realidad la misma. “Hasta donde sabemos, no ha habido ningún otro caso publicado de reinfección durante el brote de mpox de 2022. Una explicación alternativa a la reinfección sería que la infección por mpox persistió después de la primera durante el período intermedio. [Pero] Es poco probable que esto explique los nuevos signos clínicos de la enfermedad que el paciente experimentó en la segunda presentación, que no pudieron atribuirse a ninguna otra enfermedad de transmisión sexual investigada”, sostienen.

Otro argumento que descartaría esta hipótesis es que en todos los casos observados hasta ahora “el tiempo desde la infección hasta la eliminación viral suele ser inferior a 6 semanas”, algo que volvieron a comprobar tras este segundo diagnóstico. “Se requeriría una comparación de la secuencia de nucleótidos del ADN mpox detectado tanto en episodios clínicos como en pruebas adicionales entre episodios para arrojar más luz sobre esto”, añaden.

Mientras nuevos estudios no aporten esta luz, los investigadores proponen que todos los pacientes con síntomas compatibles a mpox sean sometidos a pruebas para detectar esta enfermedad pese a una infección previa o estar vacunados, que siga investigándose “el grado de inmunidad que ofrece la infección”y la influencia que tiene en ella la vacunación.

El actual brote mundial de mpox se inició el pasado mes de mayo. Tras unos primeros contagios locales de origen desconocido detectados en Londres —hasta entonces los pocos diagnósticos realizados podían siempre vincularse epidemiológicamente con algún país endémico—, la enfermedad empezó a ser identificada también en decenas de pacientes de Madrid y Lisboa. En solo un par de meses, los casos ya superaban los 20.000 en más de 50 países, lo que llevó a la OMS a declarar la emergencia sanitaria internacional el 23 de julio. Solo el coronavirus y la polio habían merecido hasta ese momento esta consideración por parte del organismo.

La práctica totalidad de los casos iniciales fueron diagnosticados en hombres jóvenes que habían asistido a festivales o eventos en los que son frecuentes las relaciones sexuales múltiples con personas del mismo sexo. El mpox no es considerado una enfermedad de transmisión sexual, aunque hay algunos estudios que apuntan en este sentido, pero sí está comprobado que los contagios se producen por el contacto con las ampollas y heridas que la infección causa en piel y mucosas. Esto requiere un contacto estrecho que se produce en estas situaciones.

Según los últimos datos publicados por la OMS, con fecha de 2 de febrero, en el actual brote han sido registrados casi 85.500 casos y 89 fallecimientos en 110 países. La tendencia en los últimos meses ha sido a la baja en todo el mundo, aunque esta tendencia se rompió en la última semana con datos completos —la que va del 22 al 29 de enero—, cuando fueron diagnosticados 403 casos, un 37% más que en la anterior. La mayor parte de los casos y todos los fallecimientos ocurridos desde principios de año (15) se han producido en el continente americano.

En Europa, según el último informe del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC), los nuevos contagios se han estabilizado en cifras muy bajas —una docena a la semana—, aunque no se consigue eliminar la presencia del virus. En la segunda mitad de enero, los nuevos diagnósticos fueron 23: seis de ellos en España; cuatro en Dinamarca; tres en Bélgica, Italia y Suecia; dos en Francia; y uno en Irlanda y Noruega.

España, con 7.528 casos notificados a la OMS, sigue siendo el país europeo más afectado por el brote y el tercero del mundo tras Brasil y Estados Unidos. De las cinco muertes registradas en la Unión Europea, tres han sido en España (las otras dos han sido en Bélgica y la República Checa).

Antonio Alcamí, investigador especializado en los virus que causan los distintos tipos de viruela del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), valora positivamente las actuales bajas incidencias registradas en la mayoría de países, aunque no cree que “el virus vaya a desaparecer” y considera que esto supone un “riesgo importante”. “El problema es que, aunque sea a niveles bajos, el virus sigue circulando y replicándose. Esto le está dando tiempo a ir adaptándose mejor al ser humano y siempre existe el riesgo de que pueda mutar y hacerse más transmisible”, concluye.

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