Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Cuando ellas no quieren ser solo iconos sino raperas

Además del rap 'mainstream' de las grandes referentes, hay mujeres que utilizan el hip hop en barrios, escuelas y plazas como verdadera herramienta de transformación social. Elena Casanueva trabaja para visibilizar el talento femenino de la cultura urbana, acercándola a los escenarios y tejiendo redes profesionales dentro del sector

Si la historia te ha hecho pensar y tú también quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo

ACTÚA

En la última final de la mayor competición de hip hop freestyle en habla hispana, celebrada en el estadio del Espanyol ante 22.000 espectadores, la única mujer sobre el escenario era la presentadora del evento, Queen Mary. Los 16 finalistas de la Batalla de Gallos de 2019 eran todos perfiles masculinos y de los 3.000 inscritos para aquella competición de improvisación, solo seis fueron mujeres.

Sin embargo, si hay una pelea de gallos que todo el mundo recuerda de la temporada pasada por haber trascendido la subcultura para colarse en memes y telediarios, fue la protagonizada por una mujer. La rapera canaria Sara Socas retó, con sus afiladas métricas, al freestyler mexicano Rapder, en un ejercicio viral de reivindicación feminista y de visibilización de las nuevas voces femeninas del rap en español.

La voz de Sara fue entonces la de muchas mujeres, arrinconadas en un género que nació en espacios más propicios a la exhibición masculina. Desde los guetos del Bronx neoyorquino, donde las bandas juveniles empezaron a marcar territorio con grafitis, gorras planas ladeadas y pantalones anchos a principios de los setenta; hasta los bajos de Azca, en el Madrid de los ochenta, con los breakers sacando lustre al mármol resbaladizo sin saber que habían importado parte de aquella cultura del hip hop norteamericano.

“Estamos hablando de un mundo totalmente masculinizado en el cual prácticamente las mujeres son inexistentes”. Eskarnia

Así nació uno de los subgéneros culturales más influyentes del siglo XX, que daba voz a la calle y expresión artística a las clases más desfavorecidas, que no necesitaba de caras discotecas o de grandes voces para montar las famosas y divertidas block parties (fiestas callejeras multitudinarias) y que trasladaba de forma espontánea lo mejor y lo peor de la sociedad, pero siempre con lírica combativa.

“Estamos hablando de que es un mundo totalmente masculinizado en el cual prácticamente las mujeres son inexistentes. Luego aparecen ellas pero, ¿qué pasa? Que los conciertos están totalmente vacíos”. Al habla Elena Casanueva, más conocida por el nombre artístico de Eskarnia (Santa Cruz de Tenerife, 1986), voz activista y responsable del movimiento Hip Hop por Mujeres, un lugar para poner en el centro del propio género el flow de muchas femcees con descomunal talento.

Eskarnia en su estudio.
Eskarnia en su estudio.

Dar vida a la poesía social

El rap (rhythm and poetry) no solo es ritmo y poesía, no es solo fachada, es esa libertad para poder hablar y cantar desde las vísceras. “No es una pintura, ni es una escultura, simplemente es rima pura y dura, es la gran obra maestra”, nos canta Eskarnia a ritmo de Frank T, el rapero que inspiró sus inicios a falta de grandes referentes femeninos. Para Eskarnia, el rap es también una forma musical que sirve para expresar “sentimientos básicos de paz, amor, unidad y respeto” dentro del movimiento hip hop, que engloba otros instrumentos de expresión artística como el grafiti, el break dance o el MC (abreviatura de Master of Ceremonies, que es como se llama en este universo a los cantantes de rap).

Esa oportunidad de multiculturalidad sincera y abierta a todos provoca tantas tendencias y subgéneros como maestros de ceremonias haya. Desde las proclamas violentas de los gangsta norteamericanos hasta las rimas aflamencadas de la Mala Rodríguez, o los versos comprometidos y más filosóficos del afamado Kase.O. El rap no es un traje de una sola talla, se adapta para conquistar territorios donde poder ser el mejor instrumento de expresión artística de la poesía social, de la buena e incluso de la mala.

Eskarnia con Ira Rap.
Eskarnia con Ira Rap.

Y llegó la Gloria

Antes de ser Eskarnia, Elena era una niña rebelde más de un pueblo de Málaga. A pesar de ser siete chicas y dos chicos en casa, recuerda cómo los hombres siempre mandaban, por eso tenía más conexión con todo lo que pasaba en la calle. A los 15 años se topó con los versos de su idolatrado Frank T y su peculiar forma de desembuchar pensamientos e ideas locas, sin tabúes, y con las mismas normas y códigos que ella veía por su barrio. “Yo quiero hacer esto, quiero ser Frank T”, recuerda con nostalgia.

Pero conforme fue aprendiendo a dominar el freestyle, a hacer de sus métricas un escarnio público al dictado de su apodo, o a mezclarse con aquellos que le decían eso de “no rapeas como una piba”, se dio cuenta de que algo le faltaba: “Tenía perfectamente asumido que cuando yo iba a un sitio iba a ser la única chica. Llega un momento en mi vida que necesito más compañeras, estar acompañada a todos los niveles”.

“Al principio, cuando me decían que mi rap era feminista me enfadaba mucho”. Eskarnia

Y en ese camino de dudas se cruzó con el éxito y la Gloria, así, con mayúscula. La compañera que llegó al rescate fue Gloria Fuertes, la autora de los Versos con faldas. “Me di cuenta de que la temática de la que ella hablaba coincidía totalmente con la mía y que, además, rimaba superbién. Creé el espectáculo No se nace al nacer y a raíz de aquello saqué el disco Sola en la sala”, basado en una interpretación de los textos de la poeta, que fue un rotundo éxito y catalizador de su nuevo estilo. “Ahí es cuando me doy cuenta de que ha llegado el feminismo a mi vida”.

“Al principio, cuando me decían que mi rap era feminista, me enfadaba mucho”, reconoce ahora Eskarnia. Con Gloria parece que todo cambió. Ya no tenía la necesidad de sentirse integrada en una corriente masculinizada sino que podía trabajar su propia identidad, desnudar sus miedos para expresarlos en libertad: “Todo el mundo tiene monstruos del pasado y miedos futuros. Para eso vale el arte también, para crear esa comunicación que es no verbal, sino más emocional”.

Una de las nuestras

A partir de ese momento Eskarnia empezó a tejer redes de autogestión, a invitar a festivales a otras raperas que luego la invitaban a ella, o a hacer talleres de rap en asociaciones, plazas y colegios; no solo con la misión de visibilizar a compañeras al micrófono sino también a productoras, chicas que empiezan con el beatboxing, técnicas de sonido o a cualquiera que esté dando forma a un festival. El resultado es un proyecto que lleva 16 eventos y conciertos, en menos de dos años, para intentar que “Hip Hop por Mujeres no sea solo un catalizador para chicas dentro de la cultura urbana, sino también un catalizador social y que transforme la sociedad desde la infancia”, explica Eskarnia.

La prueba de que la normalización va por buen camino es que ha conseguido enamorar a artistas como Juan Peralta, más conocido como Rayka, que reunió la voz y el talento de estas mujeres para señalarlas en un disco como Una de las nuestras.

Evento de Hip Hop por Mujeres.
Evento de Hip Hop por Mujeres.

“Es verdad, las mujeres han dado un golpe en la mesa”, nos cuenta hoy Mary Ruiz, conocida en el mundillo como Queen Mary, la presentadora de la última Batalla de Gallos. "Lo de Sara Socas al final ha viralizado tanto que ha llamado la atención”. Una atención que ha vivido anestesiada por la visibilidad de las grandes estrellas: Minaj, Ana Tijoux o la Mala Rodríguez tienen un papel fundamental en la normalización y han abierto camino en la creación de referentes femeninos, pero el trabajo social que lo hace posible nace también de proyectos vivos como el de Eskarnia: "Yo quiero que ahora las chicas quieran ser Tribade, quieran ser Ira Rap, quieran ser todas estas artistas que antes no hubieran tenido cabida en la escena simplemente por la temática que tratan", tener un espacio de expresión natural sin injerencias, más allá del contexto simbólico de las grandes estrellas, porque ellas no quieren ser iconos, ellas solo quieren ser buenas raperas.

Escucha la historia

Glosario de términos del hip hop

Hip hop. Es un movimiento cultural urbano surgido en EE UU en los setenta y que abarca cuatro disciplinas: el breakdance en la danza, el rap en la música, el DJ en la selección rítmica y el grafiti en la expresión visual.

'Freestyle'. Es una disciplina dentro del rap basada en la improvisación fluida de rimas y letras sobre una base rítmica.

'Flow'. Cuando las métricas y el énfasis de la lírica se adaptan perfectamente al ritmo para lograr una buena cadencia en la interpretación: “Ese rapero tiene flow”.

'Femcees'. Es el equivalente femenino de un maestro de ceremonias. Una mujer que rapea y que, además, sabe improvisar.

MC. Es el acrónimo de Master of Ceremonies, la persona que saber rapear e improvisar.

'Gangsta'. Estilo de rap caracterizado por utilizar letras violentas y ritmos más agresivos.

'Beatboxing'. Es el arte de crear música y de producir ritmos de cualquier tipo con la boca. Muy utilizado para hacer bases rítmicas en el rap.

Tribade. Es un trío femenino de rap formado en Barcelona por las femcees Bittah, Masiva Lull y Sombra Alor.

 

Contenido adaptado del vídeo

00:00

(Eskarnia) En el rap tú puedes decir cualquier cosa y eso te hace subirte la autoestima y te hace empoderarte muchísimo.

00:08

Cuando le decían que no rapeaba como una chica le pareció un halago. Eskarnia descubrió que ahí estaba el problema. Ahora impulsa la cultura urbana creada por mujeres y hacer hip hop como una chica es motivo de orgullo.

00:26

(Eskarnia) La primera vez que escucho hip hop fue a raíz de un disco de Frank T. Me sorprendió mucho, me pareció muy original, muy diferente y dije: 'Yo quiero hacer eso'.

00:35

(Eskarnia) Descubrí que no solo era algo que me gustara hacer sino algo que me curaba. Me hacía crecer como persona y me hacía saber quién era. Y creé el disco Sola en la sala.

00:57

(Eskarnia) La respuesta que recibo es: '¡Wow, qué disco más feminista!'. Y ahí es cuando me di cuenta de que había llegado el feminismo a mi vida y que tenía un mensaje muy concreto que había llegado de esta forma a la gente.

01:08

(Eskarnia) Empiezo a ir a salas, a hacer conciertos y no había chicas por ningún lado.

01:15

(Eskarnia) Llega un momento en mi vida en el que yo necesito más compañeras, y necesito estar acompañada a todos los niveles.

01:22

(Eskarnia) Están todos los espacios totalmente masculinizados. Tenemos una carencia de profesionalización en la cultura urbana con respecto a las mujeres.

01:28

(Eskarnia) Hay que profesionalizarlas, hay que darles más recursos y crear redes y por eso creamos la plataforma Hip Hop por Mujeres.

01:35

(Eskarnia) Es un colectivo que está trabajando en diferentes líneas. A la gente más peque, enseñarle valores usando el hip hop como herramienta de transformación social, la profesionalización de las mujeres que se quieren dedicar a esto y, por otro lado, pretende crear la visibilización de las mujeres en conciertos, videoclips, etcétera.

01:55

(Eskarnia) Estamos luchando para tejer redes entre las personas, una lucha de cuidados.

01:59

(Eskarnia) Entonces para mí el cambio no es simplemente: el feminismo para las mujeres. No, el feminismo para la sociedad.

02:04

(Eskarnia) Trabajando desde estos valores es como vamos poquito a poco cambiando la sociedad.

02:10

(Eskarnia) Yo creo que he conseguido un montón de cosas y he visto crecer a muchísima gente, pero creo que todavía está por venir lo mejor.

 

Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.

Se adhiere a los criterios de The Trust Project Más información >