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Lideresas, la rebelión de siete abuelas empoderadas

Estas mujeres jubiladas se han convertido en fenómeno de estudio: reivindican una madurez activa, rebelde y feminista. Juntas impulsan iniciativas vecinales, se hacen escuchar desde su programa de radio y son un referente imprescindible. Son Las Lideresas de Villaverde (Madrid)

Si la historia de Las Lideresas te ha hecho pensar y tú también quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo

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Profesión: sus labores. Fe Ransanz, de 70 años, cuenta que esas eran las palabras exactas que aparecían en su primer carné de identidad, mucho antes de convertirse en lideresa: “Coser, hacer ganchillo, guisar… Eso tenía un nombre políticamente correcto: labores propias de nuestro sexo”. No solo era la ocupación socialmente impuesta, sino también sobre la que deseablemente construiría su propia identidad más allá del documento. Ahora, rodeada de las otras seis mujeres que componen el grupo Las Lideresas de Villaverde, Fe exclama indignada: “A ver, ¿por qué? ¿Qué labores eran las mías propias?”.

Aquel DNI caducó hace unos cuantos decenios, pero aún resuenan los ecos de esas imposiciones que tanto Fe como el resto de sus compañeras se esfuerzan por derribar, sacando a relucir su congénito inconformismo. Pasaron de la tutela del padre a la del marido y, de ellas, se esperaba que fueran niñas obedientes, esposas “modestas y recatadas”, madres sacrificadas… hasta acabar siendo abuelas siempre disponibles. Lo que nadie esperaba es que se convirtieran en Las Lideresas, encontrando las unas en las otras el ímpetu para romper sus propios moldes. Las mismas mujeres que se casaron con el normativo ramo de azahar “porque íbamos puras, vírgenes al matrimonio”, ahora gritan al unísono “¡Clítoriiiiiis!” cuando posan juntas para una foto.

¿Y si las abuelas tuvieran el altavoz?

Cuentan que cada una tiene “un machete” para ir abriéndose paso mientras toman y reparten conciencia sobre su renovado rol. Por el camino, andan atentas a la necesidad de revertir pequeños y grandes detalles: ¿cuántos hombres tienen un resorte en la silla que les hace levantarse para recoger la cena de Navidad? ¿Quiénes ocupan la mayoría de puestos directivos en las grandes empresas? ¿Y en los centros de mayores? ¿Quién lleva los pantalones a la hora de decidir? ¿Quién va a escuchar a la abuela si, hasta ahora, siempre se le negó tomar el altavoz?

Las últimas preguntas no son cuestión baladí: son las que dieron comienzo a la historia de Las Lideresas. Un estudio del Ayuntamiento de Madrid había identificado que en los centros de mayores de los distritos “no había igualdad y la toma de decisiones siempre la tenían los hombres”. Se inició entonces un proyecto piloto cuyo objetivo era llevar la perspectiva de género a los centros, reuniendo a un grupo de mujeres en debates y talleres para animarlas a participar más activamente en los masculinizados espacios comunitarios destinados a la tercera edad.

Carmen León, en un momento de la emisión del programa 'Con mayor voz'. ampliar foto
Carmen León, en un momento de la emisión del programa 'Con mayor voz'.

Lo que se planteó como un grupo motor, casi un experimento, fue tomando vida propia y aquellas mujeres a las que tan solo se les había recordado que participar era su derecho, saltaron del microcosmos de los centros de mayores a la calle, al barrio, a la ciudad y hasta a las ondas de radio. “Ahí fue la sorpresa, que empezamos a tomar la iniciativa”, asegura Carmen Martín, de 75 años.

Desde aquellas primeras reuniones donde surgió el germen del grupo ya han pasado cinco años y su agenda está cada vez más apretada. Imparten talleres de liderazgo a otras mujeres, realizan encuentros intergeneracionales en escuelas donde suelen cantar el Rap de Las Lideresas, colaboran con el Centro de Rehabilitación Psicosocial del distrito, participan en el programa Desmontando tópicos racistas, se apuntan a todas las manifestaciones feministas y, además, cada lunes a las seis de la tarde acuden a la emisora comunitaria OMC Radio para emitir su programa Con mayor voz: “A veces tienes que dejar la casa sin limpiar un día porque nos vamos a una reunión; lo que pasa es que yo antes la dejaba un día y ahora la dejo una semana porque estamos tan liadas... Una vez leí una frase que se me quedó. Decía: ‘Más polvo en los muebles y menos en el cerebro’”. Quien comparte la frase es Carmen León, de 70 años, a lo que su tocaya y compañera añade que se han convertido en un fenómeno de estudio: “Ya vienen hasta las antropólogas y los antropólogos a ver qué conchos hacemos porque les descuadramos”.

Todas para una y una para siete

“Somos muy diversas. No nos conocíamos de nada y cada una tenemos una forma de pensar a nivel político, social y personal”, aclara Martín, no sin después recalcar que ahora, más que amigas y compañeras, se sienten como hermanas: “Una sola no podría hacer absolutamente nada y, sin embargo, todas juntas nos fortalecemos y nuestro empoderamiento sube más. Porque en cuanto nos juntamos, somos la leche. Somos como las siete magníficas que vamos por ahí”.

De izquierda a derecha, Julia de la Prida, Carmen León y Julia Miranda. ampliar foto
De izquierda a derecha, Julia de la Prida, Carmen León y Julia Miranda.

Así, desprendiendo sororidad, son un torbellino de risas, vitalidad y ganas de cambiar lo que erróneamente se daba por establecido: “Nos sentimos orgullosas porque todo lo que hacemos lo hacemos divirtiéndonos y transmitiendo mensajes fundamentales para las mujeres mayores”. Los más importantes, quizá, son aquellos que compartieron las unas con las otras y que, poco a poco, fueron transformando a las siete lideresas.

El efecto queda patente en Julia de la Prida, de 75 años, quien no se atrevía a abrir la boca porque un marido represivo había instalado en ella la creencia de que calladita estaba más guapa. Tras formar parte de Las Lideresas, esta mujer suelta un maullido de gata empoderada tras decir que es madrileña de pura cepa. O también en su compañera Manuela Gómez, de 74, quien ha experimentado su propia metamorfosis dentro el grupo: “Yo vine muy calladita y estoy orgullosísima de los años que llevo con ellas. He ido evolucionando mucho más de lo que yo me imaginaba y a todos los sitios que voy me gusta colaborar, responder y apoyar en cuanta causa sea”.

Manuela llegó a Madrid desde Extremadura con 25 años y una niña de 13 meses en los brazos. Al contrario que Julia, tuvo un matrimonio feliz, pero las pérdidas, primero de su marido y después de un hijo, habían construido para ella un espinoso camino en el que transitar. Asegura que “todo esto del feminismo no sabía qué era” pero mirando a su alrededor sonríe y encuentra la fortaleza: “Ellas me lo descubrieron todo, así que ahora tiro adelante como un caballo desbocado”. El resto asiente y asegura: “La grandeza de nuestro grupo está ahí”. Es decir, en cómo ha transformado a cada una de ellas el bagaje compartido al mismo tiempo que también, van transformando su barrio.

Manuela Gómez, ante los micrófonos de la radio. ampliar foto
Manuela Gómez, ante los micrófonos de la radio.

Las que antes vivían en silencio hoy alzan la voz a favor de un movimiento propio, reconociéndose como mujeres que creen, por encima de todo, en la igualdad y la generosidad, siendo este último un elemento que consideran “fundamental para hacer ciudadanía”. En lugar de limitar los cuidados al núcleo familiar, ahora tienen todo un barrio al que atender. Como agentes de cambio, ponen en contacto a esta asociación con aquella otra, son las primeras en acudir a cualquier evento que reivindique la igualdad o los derechos sociales y, mientras aportan sus saberes y resignifican su indispensable papel en el tejido social, promueven un diálogo que trasciende edad y género. En Villaverde, no solo se han vuelto indispensables, sino que han visto “cómo florecen las asociaciones y los movimientos sociales”.

Se rebelaron contra ideologías caducas y decidieron coger por los cuernos al toro del machismo en la tercera edad. Ellas siguen dando pasos al frente para redefinir su propia identidad como mujeres mayores, sabias, activistas, cariñosas, rebeldes y, sobre todo, generosas. La generación de mujeres silenciadas ya no es silenciosa. Las Lideresas opinan, reivindican, cantan y alzan la voz dentro y fuera de la radio para llegar con su mensaje cada vez a más lugares. ¿Quién no querría ser como ellas al llegar a su edad?

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 Contenido adaptado del vídeo de Las Lideresas

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Siete abuelas se convirtieron en Las Lideresas de Villaverde. Son un grupo motor de mujeres mayores de 65 años que visibiliza su papel como parte de la sociedad, empoderando a otras mujeres y haciendo barrio.

00:19

(Carmen Léon) Hemos tenido que ser, de niñas, una hija buena, una hermana buena, y luego vas creciendo...una mujer buena, buena madre, modesta, recatada.

(Fe Ransanz) Nos enseñaban en casa a coser, a hacer ganchillo, a guisar.

(Julia Miranda) Todas las cosas que tenías que aprender para hacerlas después en tu casa cuando te casaras.

00:42

(Carmen León) Nunca he dicho que no y desde que he entrado en Las Lideresas y me he empoderado: empecé a decir que no.

00:51

(Carmen León) El Ayuntamiento de Madrid y Madrid Mayor hicieron un estudio previo, [concluyendo] que en estos centros de mayores de estos distritos no había igualdad. Las tomas de decisiones las llevaban los hombres. Y de ahí nació, salió el grupo de Las Lideresas.

01:08

(Carmen Martín) Nuestros objetivos principales eran llevar la perspectiva de género a los centros de mayores y ayudar a empoderarse a las mujeres para que asumieran puestos de responsabilidad, ¿os acordáis? Descubrimos que nosotras podíamos hacer ciudadanía y que además íbamos a aportar algo que no encontrábamos en esos encuentros que se llama generosidad, que es algo que lo tenemos siempre presente.

01:33

(Fe Ransanz) La generosidad creo que es fruto también de la edad. Al tener más años tenemos más para dar.

(Carmen León) Y lo que nos ha empoderado mucho, que es una herramienta magnífica, ¿qué ha sido?

(Manuela Gómez) La radio. Y ahí nació Con mayor voz.

01:54

(Julia Miranda) Invitar a los demás a la radio para que vengan a contarnos lo que hacen, hablar con esta asociación y ponerla en contacto con aquella… Yo creo que estamos viendo cómo florecen las asociaciones y los movimientos sociales.

(Carmen Martín) Y la generosidad para hacer ciudadanía es fundamental. Esa es nuestra función un poco, por eso nos dicen que somos agentes de cambio.

02:13

(Carmen Martín) Pero, ¿qué hemos decidido? Envejecer con locura.

(Fe Ransanz) Y activamente.

(Todas) Envejecer activamente.

(Carmen Martín) Y disfrutando con lo que hacemos. Ese es el mayor objetivo que tenemos. Fundamental.

02:29

(Todas) Las Lideresas te queremos decir, a ti que estás ahí: vente con nosotras que te vas a divertir, vente con nosotras que te vas a divertir. Somos mayores, no lo podemos negar. Nos gusta divertirnos y ayudar a los demás. Las Lideresas hacemos la radio que nos interesa. Hacemos entrevistas, tenemos buen humor ¡y nuestros debates molan mogollón!

 

Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.

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