Si la historia de Ángel te ha hecho pensar y tú también quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo
Muchas personas amamos el cine y cuando entramos en la sala y nos refugiamos en nuestro asiento, esperamos con ilusión el momento en el que se apagan las luces para sumergirnos en el mundo que aparecerá en la pantalla y nos envolverá con sus sonidos. Es una experiencia maravillosa. Así lo vive también Ángel García Crespo, ingeniero industrial y apasionado del cine y el teatro: "El cine para mí son historias, y a los seres humanos nos gusta que nos cuenten historias. Lo que vemos es mentira, pero el cine es capaz de sacarnos una emoción, una lágrima, una risa…".
Imaginemos por un momento que, en ese proceso de inmersión en una ficción (aunque sea desde casa y con la televisión), tenemos los ojos tapados y solo podemos seguir lo que pasa en la película a través del audio. Puedes hacer la prueba: seguirás mejor o peor la historia si hay una narración o a través de sus diálogos, y habrá sonidos que te indiquen detalles. Pero, ¿nos enteraremos bien de todo? Hagamos otro experimento: esta vez, en lugar de la imagen, quitemos el sonido. Miremos una película sin lo que nos cuentan las voces de los actores, ni la música o los ruidos… Seguramente, también en este caso podremos averiguar la trama e identificar a los personajes y su relación entre ellos. Pero es difícil que una experiencia de ocio que está concebida como audiovisual pueda ser plena si le quitamos la imagen o el sonido.
Ahora pensemos en la comunidad ciega y en la sorda. ¿Cómo pueden las personas a las que les falta o tienen disminuidos el sentido de la vista o del oído disfrutar del cine? Si vais a alguna sala de versión original, a veces la compartiréis con grupos de personas sordas que aprovechan el subtitulado para poder hacer algo tan habitual para el resto de nosotros como es ir a un estreno. ¿Y las personas ciegas? Pues, las que se animan a ir, van acompañadas de alguien que les va explicando al oído lo que pasa en la pantalla.
Elementos de accesibilidad
Ángel se dio cuenta hace unos años de que no todo el mundo puede disfrutar del cine o del teatro porque no son accesibles. Tras el estreno de su película Mileuristas en 2012, al que le había puesto subtítulos pensando que así la hacía accesible para la comunidad sorda, una persona le dijo que no se había enterado porque no había traducción en lengua de signos. No todas las discapacidades auditivas son iguales y son necesarias distintas aproximaciones. Y decidió hacer algo al respecto: "Mi mentalidad de ingeniero se puso a trabajar, y empecé a ver qué necesidades tenían las personas ciegas y sordas, cómo se les podía hacer llegar una película".
Como director de SoftLab, el laboratorio de la Universidad Carlos III de Madrid especializado en accesibilidad y tecnología semántica, Ángel puso en marcha una línea de investigación dedicada a hacer más accesible la cultura para las personas con discapacidad sensorial: ciegas y sordas. Y así fue como desarrollaron WhatsCine, una aplicación que permite a personas con discapacidad visual y auditiva disfrutar del cine o del teatro.
Enrique, una persona ciega que colabora como investigador con SoftLab, explica el funcionamiento de esta herramienta: "Es una aplicación para móvil o tablet que se sincroniza con un dispositivo que existe en la sala de cine y que, para [las personas] que no vemos, manda una audiodescripción sobre los personajes cuando hay silencios en el diálogo y que antes nos contaba nuestro acompañante. Para las personas sordas, la película es contada en lengua de signos o en subtítulos que, en vez de verlos en la pantalla del proyector, los ve en la pantalla de su tablet". Y, además, WhatsCine genera algo que resulta muy importante para cualquier persona: les da autonomía.
Implicación de todas las partes
Para conseguir que una película sea accesible, es necesario que estén implicados todos los agentes alrededor de una producción cinematográfica: directores, productores y distribuidores (hay más de 800 salas accesibles en España). Y, según explica Ángel, ahora ya no es un problema técnico o económico, ya que para incorporar todos los elementos de accesibilidad (audiodescripción, subtitulado y lengua de signos) se necesitan unos 1.500 euros. Una cantidad que, dentro de un presupuesto de una película, supone "menos de lo que se gastan en las fiestas de fin de rodaje".
Aunque en España no hay una ley que obligue a hacer las películas accesibles, lo cierto es que luego se adaptan para televisión. Parece que no tiene mucho sentido que, en lugar de iniciar el proceso en esa segunda fase de la vida de una película, no se haga desde el principio. "Existe un cierto pudor a hacer cosas para gente con discapacidad", explica Ángel, molesto por la falta de sensibilidad de algunas personas. Y no solo eso: también parece que no les importara que la vea menos gente. Se trataría más bien de establecer un punto de inflexión muy sencillo de entender: "La película no se termina hasta que no la puede ver todo el mundo".
Cultura para todos
La integración de personas con diferentes minusvalías en nuestra sociedad no debería estar circunscrita al ámbito laboral o de movilidad, que son los que tenemos más presentes. Cada vez estamos más concienciados y ponemos más medidas para el desarrollo del día a día de cualquier persona, pero pareciera que el ocio no está tan presente en esos esfuerzos de accesibilidad. "La cultura es la base de la sociedad, y el cine y el teatro forman parte de la cultura y de lo que somos", explica Ángel. "No puede haber personas excluidas como son las ciegas y las sordas. Yo, como ingeniero, quiero resolver los problemas que hay para que esas personas puedan acceder al cine y al teatro en igualdad de condiciones". Su lucha debería ser la de todos.
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Contenido adaptado del vídeo de Ángel
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En España se estrenan en cines unas 500 películas al año. Más de un millón de personas con discapacidad visual o auditiva tienen dificultades para disfrutarlas. Ángel García ha diseñado una aplicación para hacer accesibles las películas a través de audiodescripción, subtitulado y lengua de signos. Hoy, más de 800 salas ofrecen hasta 200 pelis accesibles.
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Una película puede cambiar la vida de una persona. Yo soy ingeniero, a mí siempre me ha gustado crear, hacer cosas distintas. Empecé a escribir teatro, me di cuenta de que escribía bien y entonces me tiré a la piscina. Dije: “Me voy a pasar al cine”.
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El cine para mí son historias y las personas somos historias, es decir, es capaz de transmitirnos una emoción, de llegarnos dentro, de sacarnos una lágrima o una risa, ¿vale? Porque, al final, todos somos humanos y tenemos eso dentro.
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Cuando estrenamos Mileuristas en la Academia del Cine, salió un chico joven, sordo, que necesitaba un intérprete de lengua de signos y me dijo: “Yo no me he enterado de nada”. Y dije: “¡Hostias!”. Jamás había pensado en si una persona sorda o ciega podía ir al cine y disfrutarlo. Que haya otras personas que tengan limitada su libertad no me parecía bien, entonces mi mentalidad de ingeniero se puso a trabajar.
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En el grupo OffLab de la Universidad Carlos III [de Madrid] fuimos los primeros en utilizar el móvil para que se mostraran los elementos de accesibilidad, subtitulado, lenguaje de signos y audiodescripción. Yo creo que la penetración que tenían los smartphones en aquel momento era de un 20%. Nadie tenía Internet en su móvil y nosotros veíamos que el futuro iba por ahí.
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Empezamos en teatro. Recuerdo haber estado arriba con el equipo técnico y ver a personas sordas hablando entre ellos en lengua de signos… A mí todavía se me ponen los pelos de punta.
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La vieron sin ninguna dificultad. Ahora nos puede parecer que es trivial, pero no, no lo era, en ese momento había cero representaciones teatrales para personas sordas. A día de hoy, en EE UU hay gente que está utilizando el móvil para hacer lo mismo que nosotros hacíamos hace cinco años. Nosotros somos universidad, no vendemos, licenciamos esa tecnología a empresas que después son las que se encargan, como el caso de WhatsCine, de esa comercialización.
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En nuestro laboratorio tenemos una línea de investigación totalmente pionera en el mundo dedicada a hacer más accesible la cultura para las personas con discapacidad sensorial. Intentamos siempre estar en la cresta de la ola.
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Con WhatsCine, lo que se ha conseguido durante estos cinco años que lleva [en funcionamiento] es que haya 800 salas accesibles por toda España, 150 pelis accesibles de estreno desde el primer momento. ¿Qué es lo que me gustaría a mí? Pues que todas las pelis sean accesibles. La peli no termina hasta que no la puede ver todo el mundo.
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No es un problema de dinero porque no lo es; si se quiere se hace. La cultura es la base de la sociedad y el cine y el teatro forman parte de la cultura y de lo que nosotros somos. Por eso no puede haber personas excluidas de la cultura como son las ciegas y las sordas.
Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.