Entrevista:ENTREVISTA | David Cantero

"Plantar un árbol es más que un gesto"

"A la Almudena le faltan árboles", dice David Cantero, mientras posa con un tronco seco en los brazos y rodeado de tumbas en el cementerio madrileño. Denuncia así la desaparición de los bosques, de las selvas... "Son seres vivos majestuosos, maravillosos, pacíficos, dignos y de los más maltratados por el hombre. Se comete con ellos una especie de genocidio arbóreo. Mueren a millones sin que casi nadie intente evitarlo", se indigna el presentador de informativos de TVE, que destaca la costa "acorralada por el cemento" como su segunda gran inquietud medioambiental. Duda antes de destacar un terc...

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"A la Almudena le faltan árboles", dice David Cantero, mientras posa con un tronco seco en los brazos y rodeado de tumbas en el cementerio madrileño. Denuncia así la desaparición de los bosques, de las selvas... "Son seres vivos majestuosos, maravillosos, pacíficos, dignos y de los más maltratados por el hombre. Se comete con ellos una especie de genocidio arbóreo. Mueren a millones sin que casi nadie intente evitarlo", se indigna el presentador de informativos de TVE, que destaca la costa "acorralada por el cemento" como su segunda gran inquietud medioambiental. Duda antes de destacar un tercer problema: "Tenemos tal falta de respeto por nuestro entorno que resulta difícil decidirse". Hasta que se queda con el desprecio por los animales, "da igual que vivan en el agua, en la tierra o en el aire".

"El ser humano es la carcoma del planeta, un mal que puede ser mortal"

En su novela El hombre del baobab se lee: "Hay noches en las que puedo escuchar los latidos del árbol [...]. El rumor de su vigorosa savia ascendiendo y descendiendo al cielo y a la tierra [...]. Es todo lo que tengo".

La naturaleza está muy presente en casi todo lo que escribo. Uno de los protagonistas de El hombre del baobab es un árbol gigantesco. Mis personajes se sienten más cómodos paseando en mitad de una aliseda o entre castaños que por las calles de una ciudad.

Ha plantado varios prunos, un magnolio, un olivo, dos acacias, dos palmeras, un almendro, dos castaños...

Plantar un árbol es mucho más que un gesto. Si cada ser humano plantara sólo uno, la vida de este planeta y la de sus habitantes mejoraría. Es una manera de amarnos y de amar el entorno, de agradecer todo lo que la tierra nos da.

¿A qué político querría verle un gesto por el planeta?

Todos deberían ser un ejemplo, pero buena parte de los políticos parece vivir de espaldas a los problemas del medio ambiente, como buena parte de la sociedad.

¿Qué noticia le gustaría dar?

Que, por fin, una cumbre del clima ha servido para algo, que los mandatarios mundiales se han puesto de acuerdo y han adoptado medidas unánimes, definitivas y eficaces, y que las partidas presupuestarias que se malgastan en armamento se invertirán en acabar con el hambre y en mejorar las condiciones medioambientales, dos cosas que van íntimamente unidas.

Dice que, si se piensa, da miedo...

La mayor parte de los bosques ha sucumbido en los últimos 20 años. Las multinacionales, en especial las madereras y ganaderas, siguen arrasando a su antojo bosques primarios de una inmensa riqueza forestal y asesinando árboles cruel e impunemente.

¿Le ve salida al atolladero?

Me cuesta ser optimista. Aunque estoy convencido de que este mundo sobrevivirá a nuestra prepotente especie. El ser humano, en muchos sentidos, es la carcoma de este planeta, una enfermedad que puede ser mortal.