Un tribunal australiano autoriza la retirada de la alimentación a un tetrapléjico

El paciente dice no poder realizar sus "funciones humanas más básicas"

Un tribunal australiano ha fallado hoy a favor de que un hombre tetrapléjico de 49 años pueda cumplir su deseo de morir. El Tribunal Supremo del estado de Australia Occidental ha decidido que los responsables del asilo en el que vive Christian Rossiter podrán dejar de alimentarle y no se enfrentarán por ello a cargos penales. Rossiter, a través de una declaración leída por su abogada, manifestó que no puede hacer sus "funciones humanas más básicas" como secarse las lágrimas.

El tetrapléjico, que las últimas semanas ha concedido numerosas entrevstas a los medios locales, se define como u...

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Un tribunal australiano ha fallado hoy a favor de que un hombre tetrapléjico de 49 años pueda cumplir su deseo de morir. El Tribunal Supremo del estado de Australia Occidental ha decidido que los responsables del asilo en el que vive Christian Rossiter podrán dejar de alimentarle y no se enfrentarán por ello a cargos penales. Rossiter, a través de una declaración leída por su abogada, manifestó que no puede hacer sus "funciones humanas más básicas" como secarse las lágrimas.

El tetrapléjico, que las últimas semanas ha concedido numerosas entrevstas a los medios locales, se define como un hombre activo, un "escalador" atrapado en un cuerpo inmóvil. Los cuidadores de Rossiter dejarán de medicarle, nutrirle e hidratarle a través de un tubo conectado directamente al estómago, como han venido haciendo hasta ahora. Su último deseo es que le den analgésicos y le dejen ver la televisión en paz.

El juez Wayne Martin aclaró que no se trata de un caso de eutanasia (al hombre no se le suministrará ningún medicamento que le provoque la muerte). Tampoco se trata de un suicidio asistido propiamente dicho, ya que Rossiter está tan incapacitado que no es capaz ni de quitarse la vida. En un caso extremo de renuncia a un tratamiento médico.

El hombre llegó a plantearse acudir a Suiza para que lo atendieran en la organización Exit. Aprovechando un vacío legal, esta institución proporciona asistencia médica a las personas que quieren suicidarse. Es decir, les facilitan información y medicamentos para que, si quieren se quiten la vida, pero son los enfermos los que deciden cuándo tomárselos, si es que lo hacen.

En España, en teoría, con la ley de autonomía del paciente de 2002 podría darse una situación similar. Aunque habría que ver si la voluntad del enfermo sería respetada. Éste puede renunciar a cualquier tratamiento médico (fue lo que hizo Inmaculada Echevarría en Andalucía cuando pidió que le quitaran el respirador que la mantenía con vida), pero los recelos del personal sanitario a seguir las instrucciones del enfermo aumentan a la hora de considerar la alimentación y la hidratación (aunque haya que administrarla por sonda) como un tratamiento.

Los expertos del Grupo de Cuidados Brightwater, que hasta ahora se hacían cargo de Rossiter, afirman que éste no sufrirá. Cuando los efectos de la deshidratación avancen, entrará en coma. Además, se le podrá suministrar cualquier tipo de sedante que necesite.

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