Reportaje:

Las carreteras matan más gente que las guerras

Los accidentes de tráfico cuadriplican a los conflictos bélicos como causa de mortalidad en el mundo en 2000

La muerte es, por lo que parece, un trámite ineludible, pero los caminos que desembocan en ese punto son de lo más variado. Por ejemplo: si pensaba usted que donde más posibilidades hay de palmarla es en una guerra, piense de nuevo: la carretera es cuatro veces más peligrosa. Así se desprende de un informe de Naciones Unidas realizado con los datos relativos a los 50 millones de viajes al más allá emprendidos desde el planeta Tierra en 2000.

El estudio de la World Health Organisation, dependiente de la ONU, comprende únicamente las muertes producidas por heridas, tanto accidentales como...

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La muerte es, por lo que parece, un trámite ineludible, pero los caminos que desembocan en ese punto son de lo más variado. Por ejemplo: si pensaba usted que donde más posibilidades hay de palmarla es en una guerra, piense de nuevo: la carretera es cuatro veces más peligrosa. Así se desprende de un informe de Naciones Unidas realizado con los datos relativos a los 50 millones de viajes al más allá emprendidos desde el planeta Tierra en 2000.

El estudio de la World Health Organisation, dependiente de la ONU, comprende únicamente las muertes producidas por heridas, tanto accidentales como deliberadas, que suponen el 10% del total. Dentro de este universo, los accidentes de tráfico se erigen como reyes de la guadaña: 1,26 millones de almas se llevaron al otro mundo en 2000, según el informe.

Por veneno, guerra o caída

Otro dato curioso: las muertes provocadas por un ser humano a otro (vulgarmente conocidas como asesinatos) ascendieron a 520.000, mientras que las muertes provocadas por un ser humano a sí mismo (suicidios, para entendernos) fueron 815.000. Estas dos causas de mortalidad son la segunda y tercera, respectivamente, de la lista. ¿Y la guerra? Pues la guerra es la sexta, situada entre los envenenamientos y las caídas. En 2000 se llevó por delante las vidas de 310.000 personas.

A la hora de morir a causa de heridas fatales, suele ser de vital importancia la edad, el sexo y el nivel de la cuenta corriente, pero sobre todo la diferencia la marca el pertenecer al mundo rico o al mundo pobre. El 90% de las muertes por estas causas se produce en la mitad más desfavorecida. Por lo demás, es más fácil caer si se es hombre; mueren tres veces más que las mujeres en las carreteras, por ejemplo, y tienen también el triple de posibilidades de ser asesinados.

El suicidio también tiene sus zonas de influencia bien delimitadas: en África y Asia, los asesinatos triplican en incidencia a las muertes por voluntad propia, mientras que en Europa y el sudeste asiático mueren el doble de personas por suicidio que por voluntad ajena.

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