Vestidos para hacer historia
S Moda descubre quién ha diseñado cada uno de los estilismos que luce la familia real española en el cuadro oficial del pintor Antonio López.
«El día 8 de julio de 1994 a las 17 h tomé las instantáneas que necesitaba Antonio López para trabajar en el futuro cuadro», explica el fotógrafo Chema Conesa. Hacía calor en el estudio madrileño del pintor y la reina y la infanta Elena sacaron sus abanicos para aliviarse. «Por eso aparecen con ellos en la mano». Estuvieron una hora y media y el maestro López ejerció de director de arte. «Él dispuso la composición de los personajes. Los retraté sentados, de pie. La sesión no duró más de hora y media, con descanso, y la reina llevó dos trajes más. Entre Antonio y ella eligieron éste».
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«El día 8 de julio de 1994 a las 17 h tomé las instantáneas que necesitaba Antonio López para trabajar en el futuro cuadro», explica el fotógrafo Chema Conesa. Hacía calor en el estudio madrileño del pintor y la reina y la infanta Elena sacaron sus abanicos para aliviarse. «Por eso aparecen con ellos en la mano». Estuvieron una hora y media y el maestro López ejerció de director de arte. «Él dispuso la composición de los personajes. Los retraté sentados, de pie. La sesión no duró más de hora y media, con descanso, y la reina llevó dos trajes más. Entre Antonio y ella eligieron éste».
REINA SOFIA
«Ese traje tiene la tela de años”, dice con guasa la que fue la diseñadora oficial de la Reina. “Es un otomán de seda con una falda ancha, un top azul marino y una chaqueta que confeccioné en 1994 pensando en ella. Los zapatos también los hice yo”. Explica que, hace años, se encontró con Antonio López en una exposición en L'Empordà. “Yo había visto en una revista la fotografía del cuadro a medio hacer en su estudio y me di cuenta de que estaba pintando la tela verde en vez de azul. Soy viuda de un pintor así que decidí decírselo. Él me contestó que era la retina del pintor. (Risas). Pero, al final, lo cambió a su azul original”.
En los años 90 Margarita Nuez hacía una colección por temporada. “Y si a la reina le gustaba uno se lo guardaba y no hacía más. Eso de ir a una boda y encontrar a alguien con el mismo traje no podía pasar (Risas). A ella siempre le han gustado los azules, por el color de sus ojos”. Para Margarita la ropa que portan ellas en el cuadro “refleja a la perfección la época de los noventa. Me hizo muchísima ilusión que se retrara con mi traje”.
INFANTA ELENA
«La primera vez que la infanta Elena llevó este traje mío fue para la visita oficial del presidente de Guatemala en mayo de 1992. Es un piqué de algodón blanco asimétrico con unas flores negras muy pequeñas. Se lo volvió a poner el 14 de julio de 1993 en la sesión inaugural de la quinta legistalutra en el Congreso de los Diputados”. El diseñador explica que el pintor Antonio López ha respetado bastante su creación, “aunque es verdad que le ha quitado un poco de forma».
Durante 11 años, Petro diseñó para doña Elena. «La primera vez que vistió algo mío fue en la visita oficial de Ronald Reagan en España. A partir de ese momento ella me llamaba cuando necesitaba algo, yo le presentaba las telas y los patrones y después llegábamos a un acuerdo».
INFANTA CRISTINA
En los años noventa la infanta Cristina llevaba muchos vestidos de esta creadora catalana. Especialmente en sus visitas veraniegas al Palacio de Marivent. La foto fue tomada en julio y ella portaba unas espardeñas que el pintor decidió sustituir por unos zapatos del mismo color que la tela de su traje.
REY JUAN CARLOS
«El primer traje que le hice al rey fue en el 86. Desde entonces, todos los que ha llevado han sido nuestros”, cuenta Gonzalo López Larrainzar de Camisería Burgos. “Para su trabajo prefería el gris marengo y el azul. Ahora, como el resto de clientes jubilados, encarga menos porque tiene menos vida pública”. López Larrainzar narra como le regalaban telas buenísimas a Juan Carlos. “Sobre todo de Loro Piana. Nunca elegía de lo que teníamos en nuestros muestrarios. Llegaba y decía que le hicéramos trajes con o que él traía».
PRINCIPE FELIPE
«No desvelamos nunca quiénes son nuestros clientes». Pero, tras ver el cuadro, confirman desde la tienda que «blanco y en botella».
En ‘La Coronación de Napoleón’ de Jeacques-Louis David se puede ver a Josefina luciendo un vestido cosido por Hippolyte LeRoy.
Corbis
¿Y cómo se vestían las figuras reales del pasado?
Una incursión al Museo del Prado es suficiente para darse cuenta de la riqueza de los trajes que visten personajes de la monarquía española, desde Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, a la propia reina Isabel II. Lo difícil es dar nombre a las manos que firmaron esos vestidos.
Con el reinado de Isabel II comienzan a aparecer modistas reconocidas vinculadas a la monarquía, un hecho motivado en buena medida por el crecimiento de los talleres y salones dedicados a la moda. En la descripción de una pieza procedente del Museo del Romanticismo, la especialista en moda histórica Mercedes Pasalodos recoge que en 1863 existían en Madrid “56 establecimientos comerciales de titularidad femenina”. Tan solo 24 años después, el número había ascendido a 266.
Entre las modistas más reconocidas de la época, Pasalodos cita a Madame Petibon, que consiguió el título de proveedora real en 1874. De nombre real Celestina, en su local ofrecía una gran variedad de artículos, “desde sombreros, abrigos y manteletas, a guarniciones de flores y plumas” explica esta experta. La popularidad de esta modista la llevó a aparecer incluso en los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, quien describe su casa como “un depósito de todas las monerías parisienses de última novedad”. Otra muy famosa de la que se hace eco Pasalodos es Enriqueta Jeriart, más conocida como Madame Honorine, que en 1868 se convertiría en modista de cámara. De ella todavía se conserva un vestido en el Museo del Traje de Madrid, legado por la hija de Isabel II.
Gracias a las publicaciones femeninas de la época se tiene constancia de otros nombres que gozaban de fama y reputación en la capital. Pablo Pena, experto en historia del traje y autor de La moda en el Romanticismo incluye en un artículo de su blog a mujeres como María Fabrucci o la srta. Magran, proveedora de los trajes de maja de Isabel II.
¿Qué suponía para las modistas trabajar para la familia real? Pena explica para S Moda que ser “Proveedora de S.A.R” era un título “del que presumían en las facturas y en la publicidad de las revistas”. Además, no lo poseía una modista en particular, sino que “las familias reales daban trabajo a numerosas modistas de la capital”, especifica.
Mientras que Isabel II importaría poca ropa de fuera, sus sucesoras en el trono sí lo harían. Pablo Pena indica que las "dos esposas de Alfonso XII se casaron con trajes importados de París", y probablemente "Victoria Eugenia (esposa de Alfonso XIII) también lo hiciese". Estas elecciones reflejan la enorme influencia que poseía Francia en la moda del momento, donde la popularización de los nombres de los costureros venía de largo.
Vestido firmado por Madame Honorine legado por la hija de Isabel II al Museo del Traje.
Cortesía del Museo del Traje
Tras Rose Bertin, costurera real de María Antonieta, en Francia surgen nombres como Hippolyte LeRoy, sastre de las dos esposas de Napoleón. Aunque reconocido, LeRoy no ejercería como creador, sino más bien como ejecutor de diseños que proponían otros artistas. Un claro ejemplo fue el vestido de la coronación de Josefina, inmortalizado en un cuadro de Jacques-Louis David: LeRoy fue el encargo de coserlo pero partió de una creación obra de Jean-Baptiste Isabey.
Pero si hay un nombre vinculado a las monarquías europeas por excelencia, ese es el del padre de la alta costura, Charles Frederick Worth. El couturier entraría en contacto con Eugenia de Montijo a través de Pauline de Metternitch y gracias a sus diseños, acabaría por convertir a la emperatriz en su más fiel embajadora. Retratada por Franz Xaver Winterhalter, no sería la única reina inmortalizada por este tándem perfecto. Las manos del pintor y del costurero se volverían a juntar para figuras como la de Isabel de Baviera, más conocida como Sissi, que luciría un vestido de la maison en uno de sus retratos más emblemáticos.
Retrato de Sissi luciendo un vestido de Charles Worth (Franz Xaver Winterhalter).
Corbis