Vacas Flacas, la marca española detrás de la camiseta noventera de Milena Smit: «La vendíamos a mil pesetas»
La actriz ha llegado a Venecia para presentar ‘Madres Paralelas’ ataviada con un top gris con guantes cosidos en el pecho creado por la desaparecida firma Vacas Flacas. Hablamos con Miriam Cobo, cofundadora, sobre los años en los que incluso Karl Lagerfeld alababa su trabajo.
Cuando en 1993 Karl Lagerfeld fue invitado a descubrir el talento nacional asistiendo a una jornada de desfiles en la antigua Cibeles, lo que más llamó su atención no fue exhibido sobre la pasarela. El káiser posó su mirada sobre dos jóvenes que asistían como público ataviadas con prendas elaboradas a base de guantes y calcetines. Eran Miriam Cobo y Carolina Azcona, diseñadoras al frente de la ahora desaparecida firma de moda Vacas Flacas. “Al terminar se nos acercó, nos dio la mano y nos felicitó. Y en la rueda de prensa que ofreció tras los desfiles confesó que lo que más le había gustado de...
Cuando en 1993 Karl Lagerfeld fue invitado a descubrir el talento nacional asistiendo a una jornada de desfiles en la antigua Cibeles, lo que más llamó su atención no fue exhibido sobre la pasarela. El káiser posó su mirada sobre dos jóvenes que asistían como público ataviadas con prendas elaboradas a base de guantes y calcetines. Eran Miriam Cobo y Carolina Azcona, diseñadoras al frente de la ahora desaparecida firma de moda Vacas Flacas. “Al terminar se nos acercó, nos dio la mano y nos felicitó. Y en la rueda de prensa que ofreció tras los desfiles confesó que lo que más le había gustado de todo lo que había visto fueron los vestidos de dos chicas del público”, recuerda Cobo por teléfono con una mezcla entre la nostalgia y la alegría.
Han pasado más de veinte años desde que las diseñadoras lograran el beneplácito del siempre exigente Lagerfeld y sus creaciones a base de retales y prendas recicladas siguen teniendo tanta o más vigencia que entonces. La prueba está en la reciente aparición de Milena Smit en el festival de Venecia con una de sus camisetas. La actriz de Madres Paralelas, filme de Almodóvar en el que comparte pantalla con Penélope Cruz, llegó a la ciudad de los canales luciendo un top gris de Vacas Flacas con dos guantes negros cosidos a la altura del pecho. Su estilista, Freddy Alonso, se acordó hace unos meses de aquella camiseta que solía ponerse una amiga cuando él era solo un niño y no paró hasta encontrarla.
“Pensé que le pegaba todo a Milena y decidí que había que conseguirla. Incluso llamé a mi amiga a ver si aún la tenía, pero al final acabé dando con una de sus creadoras, Miriam Cobo, y me la mandó”, cuenta a esta revista. A pesar de que Milena Smit ni siquiera había nacido cuando se presentó la camiseta (la actriz tiene 24 años), está encantada de lucirla y de descubrir la historia detrás de esta marca que revolucionó el panorama de la moda nacional en los noventa. “A Milena le encanta la moda y todo lo que sea especial y diferente va con ella”, apunta su estilista.
A pesar de que Vacas Flacas echó el cierre definitivo en 1999 tras seis años de éxitos –desfilaron en Cibeles, llegaron a vender sus prendas en Nueva York y solían vestir a actrices como Victoria Abril o Silke–, para Miriam Cobo, una de sus dos fundadoras, es un orgullo que una actriz “talentosa y joven” como Smit sepa apreciar su trabajo e identificarse con él tantos años después. Por ello, y a pesar de haber pedido el contacto con la otra mitad creativa de Vacas Flacas, Carolina Azcona, ha decidido recuperar el archivo y legado de la marca en una cuenta de Instagram que acaba de estrenar.
Milena Smit nació después que Vacas Flacas. ¿Cómo definirías la marca para aquellos lectores jóvenes que, como ella, no os recuerden?
Fuimos pioneras en crear moda reutilizando materiales que ya existían. Lo hacíamos todo a partir de restos de stock o artículos que ya habían sido fabricados porque ya en aquella época teníamos la filosofía de que había que intentar producir y contaminar menos. Si nos enterábamos de que cerraban una fábrica o una mercería, íbamos y nos abastecíamos del stock para crear nuestros diseños. También íbamos a bazares y a tiendas de todo a cien a comprar bayetas, manteles o servilletas. Cogíamos los colores más horteras, pero al mezclarlo todo quedaban unas prendas chulísimas.
¿Recuerdas cómo se os ocurrió crear la camiseta con los guantes en el pecho que ha lucido Milena?
Fue parte de una pequeña colección de básicos irónicos que lanzamos. Esta camiseta concretamente simulaba que alguien te agarraba el pecho. Teníamos también bragas y calzoncillos irreverentes como parte de la colección. En concreto esta camiseta funcionó muy bien y la vendimos por cientos y cientos porque costaba mil pesetas y la gente se la llevaba como un básico.
La aventura de Vacas Flacas duró seis años, pero debieron ser frenéticos.
Sí, la marca nació en el año 1993 después de presentarnos a un concurso internacional para jóvenes diseñadores que se celebró en Bilbao. El tema era libre y decidimos presentar lo que era nuestra idea de la moda del futuro, una moda con prendas recicladas. Ganamos y al volver a Madrid empezamos a enseñar la colección a los medios y a comprar más guantes, calcetines y demás para seguir creando. Al principio vendíamos las prendas a amigos en un piso como si fuéramos de Avon, luego decidimos abrir una pequeña tienda en el barrio de Chamberí y más tarde otra en el barrio de Salamanca. Después la cosa fue creciendo porque éramos súper activas. Cuando había estrenos de cine le ofrecíamos nuestros diseños a las actrices protagonistas para que los lucieran y otras veces ellas mismas nos llamaban para encargarnos piezas a medida. La actriz que vestía de Vacas Flacas se llevaba todas las fotos porque eran diseños muy coloridos y hechos con leotardos, corbatas, calcetines… cualquier cosa textil que se pudiera coser.
¿Lo hacíais todo vosotras dos?
En un principio sí, aunque luego tuvimos que apoyarnos en talleres. Íbamos allí y enseñábamos a las costureras cómo tenían que coser todos esos guantes y calcetines. Pero nos encantaba coser. De hecho, todos los prototipos de los desfiles estaban cosidos por nuestras manos. Fueron horas y horas de trabajo, pero lo nuestro era amor al diseño, a coser, a lo que hacíamos. Por eso en pocos años llegamos donde llegamos. Ahora las marcas se centran más en el negocio que en la costura. Además, con veintitantos años tienes mucha energía y las ideas no paraban de fluir.
Sin embargo, echásteis el cierre en 1999 afirmando que estábais saturadas. ¿Se acaba la creatividad?
Aunque la gente pensaba que detrás de la marca había un equipo inmenso, éramos nosotras. Eso nos minaba mucho a la hora de diseñar porque ser empresario y a la vez creativo es muy complicado. Hubiéramos necesitado a alguien que nos hubiera dirigido y como no encontramos a la persona adecuada y no nos pudimos de acuerdo, decidimos cerrar la marca de un día para otro. Fue una decisión radical.
¿Habéis pensado en resucitar la marca ahora que vivimos este furor por la nostalgia noventera?
En un principio no, pero quién sabe. Yo he continuado haciendo mis pinitos en la moda, aunque a otro nivel más tranquilo. Con mi compañera [Carolina Azcona] ya no tengo contacto, pero bueno todo es cuestión de que alguien te haga una propuesta interesante. Estoy abierta a todo porque yo he seguido cosiendo, he trabajado para otros grupos e incluso tuve un pequeño negocio con mi nombre durante un tiempo. Después me eligieron para dirigir un proyecto para impulsar el sector textil en Extremadura y luego me he dedicado a otras cosas.
¿Sientes que el trabajo de Vacas Flacas ha sido infravalorado?
Un poco sí. Lo que hicimos fue algo muy innovador y visionario, pero como suele pasar cuando alguien se adelanta a su época tienen que pasar veinte o treinta años para que se empiece a valorar. Todos los recuerdos que tengo son muy positivos. Para mi fueron los seis años más intensos de mi vida y los que han hecho que yo fragüe como diseñadora y costurera.
¿Da rabia cuando ves que otros se inspiran en vuestras creaciones? Se habló mucho hace unos años de que la colección de fútbol que presentó David Delfín bebía de una vuestra.
A raíz de esa colección que mencionas abrí un Facebook testimonial para que no se nos olvidara. Ahora, debido a la aparición de Milena, he creado también una cuenta de Instagram para lo mismo. No diría que me da rabia cuando veo que otros se inspiran en nosotras, pero sí nostalgia. También da satisfacción y un poco de gustillo porque piensas: ‘si Dolce & Gabbana hace una colección de patchwork de tela vaquera, algo que ya presentamos en Cibeles en el 98, es que algo hicimos bien’. Es un orgullo.