Un dietista en el móvil 2.0

¿Las aplicaciones que ayudan a perder peso sustituirán a los nutricionistas? Algunos expertos piensan que son meros contadores de calorías y otros las defienden por su capacidad de motivación diaria.

Apaga el despertador y enciende el móvil. Ocho correos sin leer, un WhatsApp nocturno… tres likes en Facebook. Su madre le reta desde el Apalabrados y dos chicas nuevas le siguen en Instagram. Anoche un amigo batió el récord en Sentadillas para Dummies, hay dos nuevos pins en Pinterest, Twitter está que echa humo y… ya solo restan cinco kilos para alcanzar la meta prebiquini. Abre la aplicación que se bajó para hacer dieta y recibe la dosis diaria de autoestima en forma de frase new age: «Ha perdido ocho...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Apaga el despertador y enciende el móvil. Ocho correos sin leer, un WhatsApp nocturno… tres likes en Facebook. Su madre le reta desde el Apalabrados y dos chicas nuevas le siguen en Instagram. Anoche un amigo batió el récord en Sentadillas para Dummies, hay dos nuevos pins en Pinterest, Twitter está que echa humo y… ya solo restan cinco kilos para alcanzar la meta prebiquini. Abre la aplicación que se bajó para hacer dieta y recibe la dosis diaria de autoestima en forma de frase new age: «Ha perdido ocho kilos, ayer se portó bien, hizo el ejercicio que se había marcado, no se saltó ninguna comida y todo va viento en popa».

En otra ciudad alguien apaga el despertador y salta a la ducha. No puede llegar tarde a la cita con su entrenador. Le gusta ese tipo, es de los que ponen las pilas, aunque cobre 200 euros por semana. Hoy tiene también nutricionista, la consulta consiste en ver si ha perdido peso, pero saldrá de la clínica con la moral alta porque su coach siempre consigue motivarla a cambio de 240 euros mensuales. Lleva seis meses y ha perdido ocho kilos. Estas dos mujeres comenzaron la dieta a la vez y pierden peso al mismo ritmo. Una lo hace con ayuda de profesionales, la otra se baja aplicaciones a su teléfono inteligente. Ninguna de las dos tiene garantizado un éxito que no provenga de su fuerza de voluntad, aunque ambas saben que solas no pueden conseguirlo.

El buen ánimo a la hora de adelgazar es una pieza fundamental del puzle de toda dieta y, aunque al principio parezca inquebrantable, se va desvaneciendo a medida que llega el aburrimiento, la flaqueza o el estancamiento. Se hace entonces necesario que alguien externo lo suba de nuevo y lo mantenga arriba. «A mis pacientes les encanta que esté muy pendiente de ellas. Se sienten acompañadas, lo que se traduce en mejores resultados», comenta la doctora Paula Rosso, coaching nutricional de la clínica Corporal M+C.

Si sentirse acompañado parece clave para llegar a la meta, ¿qué mejor que el móvil? Nos sigue a todas partes y nos va suministrando pildoritas de información sobre cuándo y cómo hacer ejercicio, qué comer antes y beber después, o qué lista de la compra hacer para los menús semanales. Las tiendas de aplicaciones como iTunes y Google Play ofrecen estas herramientas, nueva versión de los míticos Weight Watchers, pero sin reuniones, confesiones públicas y sin pagar un céntimo. Ahora bien, ¿estos programas son psicológicamente útiles? «Definitivamente, sí», opina la doctora Marta Aranzadi, experta en Nutrición y autora del libro Miénteme mientras me pesas (Everest, 2010), «como forma de control me parecen fantásticas. La motivación es lo más importante, ya sea médica o estética, por eso debemos analizar a fondo al paciente». Quizá sea este el agujero negro de las aplicaciones: por mucha información que nos suministren, carecen del ojo clínico. «Los smartphones no poseen sensores tan avanzados como para tener datos fiables, sino solo aproximados», explica Roberto Martín Díez, responsable de Innovación Móvil en TECHNOactivity. Así que acaba llegando la duda de en quién depositar la confianza. «Cualquiera con conocimientos de programación puede hacer una de estas herramientas para el móvil. Y las tiendas que las venden no entran a valorar los contenidos. En términos de salud, ninguna lo hace», aclara Martín Díez.

Hace seis meses, tres profesores de la cátedra de Salud Pública y Servicios Sanitarios de la universidad norteamericana George Washington realizaron un estudio sobre la validez de los programas destinados a adelgazar. Analizaron la calidad de 204 de ellas, en función de 13 parámetros provenientes de sus organismos públicos sanitarios. Solo el 15% reunía cinco o más recomendaciones y el 6% no cumplía ninguna. Y solamente una contemplaba 12 de los 13 puntos. Pero las aplicaciones siguen disponibles. Las hay que con solo fotografiar el plato un experto dice si se debe comer y, en caso negativo, con qué sustituirlo. Como respuesta, la Asociación Médica Americana (AMA) creó la herramienta gratuita Weigh What Matters. Al presentarla, Peter W. Carmel, presidente de AMA, comentó: «Su objetivo es que los usuarios puedan trabajar con expertos para aprender a comer mejor, hacer deporte y mantener un peso adecuado».

«El problema es que estos programas se basan en el recuento de calorías, sin atender porcentajes de grasa, contenido en azúcar o gasto diario», apunta Aranzadi. Ejemplos como Weightbot, Shape Up, Calorie Counter, 40-30-30… proporcionan infinitas bases de datos, pero al final solo informan sobre calorías. «Lo bueno de las aplicaciones es que si se tienen amigos utilizando la misma, el hecho de adelgazar se convierte en un juego que motiva al grupo», dice Martín. Y añade: «La parte de hacer un juego de una actividad cotidiana es vital. Su capacidad de enganche está en los incentivos que proporcionan. Mediante recompensas y trofeos, el uso de la aplicación es ameno y hace que se recurra a diario».