Tres nuevas firmas españolas que hacen trajes de chaqueta irresistibles
Cuando Gabrielle Chanel desmontó las americanas de su amante, Boy Capel, buscaba entender su estructura, pero también el éxito de una prenda polivalente y eterna. Un siglo después su carácter universal (ahora también unisex) le ha granjeado un puesto de honor en cualquier armario.
«No solo las mujeres nos sentimos cómodas y empoderadas en un traje sastre, sino que además valoramos el hecho de poder usarlo en más de una ocasión variando su estilo», analiza Blanca Rodríguez. Ella es la creadora de Bleis Madrid, una de las nuevas firmas españolas que están rejuveneciendo el traje de chaqueta para hacerlo más atractivo a ojos de la nueva consumidora. Hay demanda y futuro: la agencia ...
«No solo las mujeres nos sentimos cómodas y empoderadas en un traje sastre, sino que además valoramos el hecho de poder usarlo en más de una ocasión variando su estilo», analiza Blanca Rodríguez. Ella es la creadora de Bleis Madrid, una de las nuevas firmas españolas que están rejuveneciendo el traje de chaqueta para hacerlo más atractivo a ojos de la nueva consumidora. Hay demanda y futuro: la agencia de estudios de mercado Euromonitor estima que el mercado global de los trajes femeninos (entendidos como la suma de una chaqueta y un pantalón o falda a juego) rozará los 23.600 millones de euros en 2022.
Bleis Madrid
Exactamente dos años después de graduarse en diseño en Parsons, la prestigiosa escuela de Nueva York en la que estudiaron Tom Ford, Marc Jacobs o Alexander Wang, Blanca Rodríguez presentaba su primera colección para Bleis Madrid en la Gran Manzana. «Fue una oportunidad que llamó a mi puerta sin haberlo planeado. Se fijaron en mí y me propusieron participar», recuerda la creativa que empezó en el estudio de Proenza Schouler. «De ellos aprendí muchísimo, pero me quedaría con el espíritu de equipo que tenían entre todos los departamentos. Para Jack y Lazaro (fundadores de la casa) era vital transmitir su inspiración a cada una de las personas que trabajábamos ahí, haciéndonos partícipes de su ilusión».
A la hora de montar su marca decidió volver a España y aprovechar la tradición local. «Soy fiel defensora del arte y del cuidado de los productos que tenemos aquí. No confiaba en otro lugar para conseguir las calidades que buscaba». Sus propuestas expresan clasicismo y contemporaneidad, trabajando y depurando las formas básicas del traje de chaqueta. Piezas en las que la producción se remata con acabados a mano y aseguran un resultado favorecedor prestando especial atención a tres elementos en la composición: unas buenas hombreras, un cuello en su sitio y un tejido con caída. «Hemos creado distintos modelos en varios patrones que se repiten cada colección. De manera que una vez que has dado con el tuyo puedes confiar en encontrar ese corte la siguiente temporada».
Betolaza
El proyecto de María Acevedo parte de un planteamiento revolucionario hoy: producir bajo pedido. «Hace que no tengamos ni stock, ni residuos. Pensamos que para avanzar hay que mirar hacia atrás y reinventarse, funcionamos como lo hacían antaño las grandes casas de moda», explica la diseñadora de Betolaza, comprometida firmemente con la naturaleza. Su objetivo pasa por desmarcarse del sistema imperante: «Creo que el sector está preparado para un cambio», dice. Bautizó a su firma con su apellido materno y se trasladó a Vitoria, desde donde crea básicos de lujo que sirven como uniforme sin fecha de caducidad. «Queremos transmitir que otra moda es posible, una donde no somos esclavas de las tendencias». Sus colecciones nacen en un tablón de inspiración, indagan en la historia y evolucionan en bocetos y patrones: «Este es el proceso más laborioso porque son necesarias varias toiles hasta dar con el modelo final. Busco un acabado perfecto. Piezas sencillas pero con una fuerza y una filosofía detrás». Trajes sastre, americanas, camisas… como hacía Chanel, muchas de sus creaciones nacen de moldes masculinos que trabaja para adaptar al cuerpo de la mujer. «Cualquiera envuelta en un buen traje será femineidad, sofisticación y delicadeza. Un dos piezas, discreto y formal, nunca pasará de moda».
Consciente del impacto de su trabajo en el medioambiente, sostenibilidad es un concepto que abraza cualquier desarrollo en Betolaza. «Muchos de nuestros tejidos son deadstock, restos de metraje que les quedan a nuestros proveedores y que ya no se producen más. Así conseguimos tanto darles salida como crear piezas únicas». Acevedo apuesta también por una producción local que contribuya a reconstruir el sector, tan afectado por la deslocalización de la manufactura. «España aún no es un made in France o un made in Italy. Nos queda todavía un camino por recorrer, pero tenemos todos los ingredientes para una gran etiqueta. Contamos con buenos diseñadores, muy buenos artesanos y excelentes talleres. Aún falta apostar por ellos y llevar la insignia más alto. Ya somos conocidos por el fast fashion, en nuestra mano está demostrar que somos mucho más».
La Veste
Las chaquetas de La Veste defienden la diversión sin complejos con mezclas atrevidas de color y una estética que se inspira en los años setenta. De acabado artesanal, se entregan en una talla única que ayuda a la venta online, pilar fundamental de la compañía: «Decidimos hacer un solo tamaño, un poco oversize, para que quede bien a todo el mundo», cuentan Blanca Miró y María de la Orden. De la Orden vive en París, desde donde gestiona su propia firma, Mau Loa. Miró, también diseñadora, es una de las españolas más influyentes del sector moda con más de 340.000 seguidores en Instagram. «Nos conocimos hace seis años en Barcelona y desde entonces nos hemos hecho muy amigas. Siempre hemos querido hacer algo juntas y el año pasado, durante la Semana de la Moda de París, se nos ocurrió crear una marca de americanas». La prenda es un básico en el armario de ambas.
La producción reducida hace de las colecciones algo codiciado; aunque ya cuelgan de las perchas de las parisinas Galeries Lafayette. En España el panorama es distinto. Ellas reclaman más puntos de venta: «Hay que apoyar a las etiquetas pequeñas. También sería importante tener más tiendas multimarca, como en el resto de Europa, para que cuando busques un producto de calidad sepas dónde ir. Pero aquí ese formato está poco valorado y por eso los más pequeños buscan salida en la exportación».