Mint & Rose, la historia de la banquera que puso al mundo de la moda a sus pies
Ocho años después de dejarlo todo para fundar su firma de alpargatas, Montaña Gutiérrez repasa cómo hizo de ella una referencia global en los accesorios Made in Spain.
El mismo año que Chanel reavivó el furor por las alpargatas transformando su salones bicolor en una zapatilla con suela de esparto, nacía Mint & Rose. Era 2012 y Montaña Gutiérrez Benavides, fundadora de la marca, vivía en California trabajando en un sector en las antípodas de la moda. Esas tierras de verano perpetúo y el gusanillo de emprender su propio proyecto, que siempre le había picado, fueron decisivos para que decidiera tirarse a la piscina. ...
El mismo año que Chanel reavivó el furor por las alpargatas transformando su salones bicolor en una zapatilla con suela de esparto, nacía Mint & Rose. Era 2012 y Montaña Gutiérrez Benavides, fundadora de la marca, vivía en California trabajando en un sector en las antípodas de la moda. Esas tierras de verano perpetúo y el gusanillo de emprender su propio proyecto, que siempre le había picado, fueron decisivos para que decidiera tirarse a la piscina. “Me di cuenta de que las alpargatas se estaban poniendo muy de moda en las firmas de lujo y sabía que la mayoría se hacían en España, así que empecé a trazar un plan de acción mientras aún seguía trabajando en banca”.
Así fue como Mint & Rose, bautizada apelando a la evocación de lo fresco y dulce sin comprometer la sonoridad en un mercado global, echó a andar sobre esparto. Ocho años después, no solo es un referente en este tipo de calzado tanto en España como en Estados Unidos (donde ha llegado a vender en las tiendas de Anthropologie o Reformation), también ha ampliado su colección a todo tipo de calzado, bolsos y accesorios varios. “Al principio vendíamos solo alpargatas porque queríamos evolucionar poco a poco siendo fieles a la artesanía y al Made in Spain, y no es fácil encontrar proveedores en esa línea. Después fuimos incluyendo bolsos fabricados en Ubrique y más tarde zapatos de piel porque la idea era que no hubiera estacionalidad”, resume Montaña.
La virtud de la marca, que cuenta con una auténtica legión de fans tan fieles a sus alpargatas que jamás comprarían unas de la competencia, reside en crear accesorios fáciles de llevar durante todo el día, sin extravagancias, pero que además de cómodos resulten bonitos. También es clave en su éxito haber sabido explotar tres pilares que en 2012 aún no tenían el filón actual: el valor de lo fabricado en España, la vuelta a los productos de toda la vida y el poder de Instagram como escaparate. “Creo que el sitio donde menos se valora el Made in Spain es en nuestro propio país”, sostiene la diseñadora y empresaria. Su larga estancia en Estados Unidos, país que abandonó hace unos meses para tomar las tiendas del negocio en España (“aunque voy y vengo”), le sirvió para comprender que Europa sigue siendo el referente cuando se trata de comprar un producto sofisticado. “Aquí siempre hemos tenido esa artesanía y la damos por hecho, pero Estados Unidos es un país masivo que no da lugar a pequeñas producciones. Allí no hay ni tapiceros. Por eso cuando ven algo bien hecho lo saben apreciar”, aduce el alma máter de Mint & Rose.
Recuperando a través de la marca el estilo de vida de su infancia, mucho más sosegado, familiar y mediterráneo que sus años en California y Nueva York, decidió exportar al mundo el calzado por excelencia de los veranos en España utilizando el canal digital. Aunque la tienda online no llegó hasta dos años después del nacimiento de la firma, confiando los comienzos a las ferias y puntos de venta multimarca, las redes sociales se convirtieron en su ventana al mundo. “Instagram ha sido muy importante para nosotros porque cuando nació la marca, la red social también estaba despegando en España. Cogimos una ola muy buena porque era un escaparate más orgánico de lo que es ahora y nos ayudó mucho a darnos a conocer”, recuerda Montaña.
Hasta hace escasos meses, ella misma se encargaba de actualizar el perfil de la marca a diario. Ahora sigue pendiente, pero cuenta con ayuda como en todo lo demás. “Empecé sola con todo, sin tener formación en moda. A día de hoy somos 15 personas trabajando en la empresa –12 de ellas mujeres– repartidas entre Madrid, Valladolid y Estados Unidos. Con lo que más disfruto es trabajando en el departamento de ventas, aunque también sigo muy pendiente del diseño y el equipo de diseñadores interpreta mi visión. Creo que lo más importante cuando emprendes tu propio proyecto es involucrarte en todo”.
La importancia de tener un punto de encuentro con sus clientas es algo que también ha descubierto con el tiempo. “Abrir una tienda física [Argensola 15, Madrid] ha sido el mayor acierto que hemos tenido porque es allí donde la gente entiende nuestra filosofía y donde muchos vienen a probarse los zapatos para saber cuál es su número y repiten compra online”, asegura. Aunque venden en países tan dispares como Panamá, México o Japón a través de distribuidores, la prioridad de Min& Rose se centra por el momento en estabilizarse España y seguir creando alianzas en Estados Unidos. “Queremos meterle caña a nuestra presencia allí, pero es un país complicado porque el esfuerzo para vender, por ejemplo, en Nueva York es comparable al que hacemos en toda España. Abrir una tienda allí es muchísimo más difícil, pero si metes la cabeza puede compensar mucho”, confiesa la empresaria.
En la tienda de Madrid es donde han descubierto que las zapatillas, que incorporaron a su catálogo en 2017, son uno de los productos favoritos de sus clientas más maduras. “Es un público que, de entrada, no compra online, pero sí vienen a visitarnos porque están dispuestas a pagar un precio medio-alto a cambio de un calzado que les resulte muy cómodo”, explica Montaña. Aunque a día de hoy las alpargatas siguen siendo el producto estrella de la marca, comparten el título de best seller precisamente con las deportivas, los bolsos y los botines Sol, uno de los primeros en agotarse el pasado invierno. “Todavía a día de hoy cuando me cruzo con alguien por la calle con un bolso o un zapato de Mint & Rose me dan ganas de pararlos y darles las gracias”, reconoce Montaña.
Habiendo celebrado hace unas semanas el octavo cumpleaños de la firma, el mejor consejo que la empresaria puede ofrecer a otros emprendedores es, según dice, tener un plan de negocio realista. “Hay gente con proyectos preciosos que desaparecen porque dan para vivir de ello. Por eso es importante ser realista con la situación a la que te enfrentas en términos económicos, de organización… todo. En este tiempo he cometido muchos errores, pero sea cual sea el futuro de la marca no daría un paso atrás porque me ha enseñado muchísimo”.