María de la Orden: «Cuando tienes un proyecto no hay que tener miedo. Emprendiendo se aprende muchísimo, hay que lanzarse»

Con tan solo 25 años María de la Orden traslada la esencia de sus viajes a cada una de sus colecciones. Sus diseños, fieles a la artesanía y la producción local, recorren el globo.

María de la Orden SS20.

Viajar se ha convertido en un estilo de vida: tenemos sed por visitar países, sumergirnos en su cultura y abandonar nuestra rutina: parar y coger aire. Pero para la diseñadora María de la Orden, un viaje con sus padres consolidó el punto de partida de su marca personal.

María desembarcó en París hace ocho años para estudiar derecho y economía en la prestigiosa Universidad de la Sorbona. Desde sus primeros pasos en la ciudad de la luz, decidió adentrarse de lleno en la moda, realizando prácticas en diferentes marcas y despachos de prensa. Fue un año más tarde en un viaje a Perú rodeada d...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Viajar se ha convertido en un estilo de vida: tenemos sed por visitar países, sumergirnos en su cultura y abandonar nuestra rutina: parar y coger aire. Pero para la diseñadora María de la Orden, un viaje con sus padres consolidó el punto de partida de su marca personal.

María desembarcó en París hace ocho años para estudiar derecho y economía en la prestigiosa Universidad de la Sorbona. Desde sus primeros pasos en la ciudad de la luz, decidió adentrarse de lleno en la moda, realizando prácticas en diferentes marcas y despachos de prensa. Fue un año más tarde en un viaje a Perú rodeada de su familia donde experimentó un flechazo a primera vista. La joven (por entonces de tan solo 18 años) se enamoró del país: el alma de su gente, su cultura y la artesanía. “Me llevé varias telas étnicas y hechas a mano a España, y empecé a fabricar chaquetas que vendía a amigos, amigos de a amigos… de una manera un poco familiar”, recuerda de la Orden al otro lado del teléfono desde Paris, donde reside (aunque reconoce estar siempre en movimiento).

“En un primer momento fue como un hobby. Decidí mover la marca vía Instagram y empezó a crecer de manera muy natural. Instagram ha sido fundamental”, recuerda. La marca, que en 2013 arrancaba pasito a pasito, coincidió con el boom de la red social. María por entonces compaginaba los primeros años de despegue con su trabajo en Who Next, feria responsable de visualizar las marcas que presentan sus colecciones a las tiendas. Finalmente, en 2018 y como consecuencia del grosso de las compras, se vio obligada a concentrar su atención en el proyecto que llevaba seis años gestándose. “Hace dos años abandoné Who Next y decidí dedicarme 100% a mi marca. Estuve un año sola y ahora tengo una nueva socia francesa, Laura”. María nos explica que junto a Laura de La Reveliere forman el tándem perfecto y sus papeles se complementan. “Laura tiene un background totalmente diferente al mío. Ella es business, logística, administración y marketing. Yo soy la parte de diseño, comunicación. Trabajamos muy bien”. La marca, denominada Mauloa, a lo largo de los primeros años, cambió su nombre el año pasado a María de la Orden. “Mauloa en Francia no se entendía del todo bien por la pronunciación, finalmente lo cambiamos a María de la Orden. Laura fue la que me convenció”, nos cuenta.

Desde sus inicios se posicionó a favor de la producción local, la fidelidad a la artesanía y el respeto por el proceso de fabricación. Entre sus creaciones nos topamos con accesorios manufacturados por artesanos locales de Guatemala, México y Perú; así como prendas confeccionadas dentro de las fronteras de nuestro país. “En España trabajamos con diferentes talleres. El principal se encuentra en Toledo, pero también con otros en Galicia. Nos gusta cuidar este tipo de producción local, tenemos una relación muy cercana con los talleres con los que trabajamos”, resume.

 Su proyecto se fraguó en un viaje y tanto la esencia de la firma como su estilo de vida se confirma en cada una de sus colecciones. “Los diseños de cada temporada se inspiran en un viaje que de cierta manera me ha marcado. América del Sur, los pueblos blancos del Sur de España como Vejer o Tarifa; o Córcega en Francia…”, relata la joven diseñadora. En su próxima colección otoño-invierno 20/21, germinada durante el confinamiento como consecuencia del Covid-19, nos trasladará a un escenario familiar que dista mucho de cualquiera de sus experiencias alrededor del globo. “Diseñé la colección Otoño/Invierno 20/21 durante el confinamiento, que tuve la suerte de pasar en el campo, en el norte de Francia. La observación de la evolución de ese ecosistema natural a lo largo de tres meses ha sido mi fuente de estímulo y energía: el bosque, las flores, las cosechas, el huerto, la vida animal, el clima, la tierra… la transformación gradual de sus colores se ve reflejada en la mayoría de productos. En la armonía de la colección persigo distinguir – y ojalá lo haya conseguido- entre lo natural y lo artificial”.

Defensora de lo artesano, la trazabilidad de los productos y la cuidada relación con los talleres que caracteriza a la firma, no es de extrañar que, aunque de la Orden rehuya de las etiquetas, los materiales protagonistas de sus diseños y el cuidado proceso de fabricación aboguen por un modelo sostenible. “No nos etiquetamos como una marca sostenible, pero hacemos todo lo posible para acercarnos a serlo. Intentamos utilizar materiales naturales, que sean 100% algodones, lanas, lino… y no utilizar ninguna viscosa ni poliéster”, reconoce la diseñadora. Pero si hablamos de su inclinación natural por la sostenibilidad, la mayor evidencia la encontramos en su apuesta por prendas alejadas de la moda volátil, fieles a la atemporalidad e ideadas para perdurar al vaivén de las tendencias. “Nos concentramos en los cortes de las prendas, la calidad de los tejidos, los detalles… nos intentamos alejar de lo que es moda y tendencia. Nuestro objetivo es producir prendas que perduren”, nos cuenta. Entre las adeptas a sus piezas encontramos desde Eugenia Silva a la aristócrata americana Indré Rockefelle, pero para de la Orden sus diseños se dirigen a todas aquellas “mujeres independientes que no tengan miedo de innovar, y que se preocupen por el origen de las prendas”.

 A lo largo de las últimas décadas la sociedad nos ha educado a consumir sin miras ni reparo. Hemos visualizado como normal la moda rápida o fast fashion, los precios excesivamente ajustados y la producción masiva. Ni siquiera nos planteábamos si era lo correcto o incorrecto, si era lícito o no. Pero María nos explica que, tras estos meses de confinamiento, su consiguiente parón obligatorio y la impuesta autorreflexión; podríamos encontrarnos en un punto de inflexión. “Hemos tenido más tiempo y nos hemos preguntado qué es realmente lo que necesitamos, o cómo están hechas las cosas que compramos. Durante estos meses hemos reflexionado sobre cómo consumimos (que generalmente es en exceso y de forma innecesaria)”, señala. El planeta pedía auxilio, pero ha sido en los últimos años cuando las grandes marcas (ejemplo para el resto) han tomado la iniciativa aplicando políticas sostenibles en su plan de acción. “Toda la industria ya estaba cambiando, pero tras la crisis del covid-19 el cambio va a ser aún mayor. Hay una tendencia a reducir la fabricación masiva, a limitar el uso de productos perjudiciales con el medio ambiente… El cliente se está dando cuenta de que no necesita consumir tanto”, concluye.

 Y la pregunta de todo emprendedor: ¿cuál es el secreto del éxito? Si viajamos hasta sus inicios María recuerda cómo su temprana edad fue determinante a la hora de lanzar la marca. “En el momento de lanzarme con María de la Orden no me lo pensé dos veces, quizá porque era muy joven y no tenía ningún miedo. Cuando tienes un proyecto tienes que lanzarte, no pasa nada si te equivocas. Lo más importante es no tener miedo. Se aprende muchísimo emprendiendo”, concluye.

Archivado En