Llevarse el ordenador a la playa y otros errores que no permiten descansar de verdad en vacaciones
El teletrabajo y el uso masivo del móvil han contribuido a borrar los límites entre lo laboral y lo personal. Una experta explica cómo romper esta tendencia para reconectar con nosotros mismos.
Estás en la playa, tienes el móvil en la mano y entras un momento a mirar el email de trabajo. Crees que es una decisión inocua y que te llevará a penas un minuto, pero en realidad este gesto esconde mucho más: la imposibilidad de desconectar completamente del trabajo. Una realidad cada vez más habitual y que se traduce en que un 30% de los trabajadores es incapaz de evitar el contacto con su empresa durante las vacaciones, según un...
Estás en la playa, tienes el móvil en la mano y entras un momento a mirar el email de trabajo. Crees que es una decisión inocua y que te llevará a penas un minuto, pero en realidad este gesto esconde mucho más: la imposibilidad de desconectar completamente del trabajo. Una realidad cada vez más habitual y que se traduce en que un 30% de los trabajadores es incapaz de evitar el contacto con su empresa durante las vacaciones, según un estudio de la compañía Randstad elaborado en 2019.
A la hora de buscar culpables hay un elemento que siempre se repite en las quinielas: el smartphone y el uso desproporcionado que hacemos de él. “Este dispositivo, aparentemente inofensivo, hace que se borren o desdibujen las fronteras entre la vida laboral y nuestras horas de descanso y esparcimiento. Esto nos hace estar always on. Los dispositivos se cuelan en nuestras vidas casi sin ser conscientes de ello y, en especial el móvil, es como el agua: se filtra y va comiendo terreno o áreas de nuestras vidas”, explica a S Moda Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología.
Para revertir esta situación la psicóloga recuerda que lo principal es tener claro lo que está ocurriendo: “Hay que ser consciente de que esos aparentemente inofensivos gestos o hábitos terminan por configurar un patrón de conducta poco saludable”. Por ello, hemos de ser discipliandos y “poner coto, limites, fronteras, barreras… No contestar. Poner el móvil en modo avión, quitar notificaciones, poner respuestas automáticas y, si nada de esto es suficiente, dejar el móvil en un cajón”.
Llevarse el ordenador a la casa de la playa no siempre es buena idea
La digitalización ha cambiado, para bien y para mal, la relación entre nuestra vida personal y profesional. Con motivo de la pandemia del coronavirus, muchas personas se han convertido en nómadas digitales y han aprovechado la flexibilización de las empresas para trabajar desde la playa u otras localizaciones lejos de las grandes ciudades. Una realidad, a priori idílica, que también entraña riesgos porque hace que nos relajemos, que no demos tanta importancia al tiempo que dedicamos al trabajo, y tengamos una falsa percepción de descanso.
Según apunta Paoli, una situación de teletrabajo prolongado puede producir unos efectos psicológicos (agotamiento mental, sensación de aislamiento, fragilidad emocional, etc.) a los que hay que prestar atención y tratar de combatir. Así que si estás trabajando desde la playa y ha llegado el momento de disfrutar de las vacaciones, hay que tratar de entregarse a ellas en cuerpo y alma.
Estar hiperconectado “es un hábito que se puede y debe corregir” recuerda la psicóloga. “Usamos la red para todo y en todo momento, lo que nos puede hacer caer en un abuso de la misma. Es como que nuestros hábitos de hiperconectividad nos arrastran, se convierten en pequeños automatismos”. De esta forma, al igual que ocurre cuando queremos instaurar en nuestra vida un nuevo hábito, debemos aprender y esforzarnos para conseguir darle la vuelta: “Es fundamental entrenarnos en tener la fuerza de voluntad necesaria para renunciar al placer inmediato, al chute de dopamina, para alcanzar el bien lejano o bien final. Una salud digital puede crearse y mantenerse mediante la inclusión de hábitos de autocuidado como son la alimentación equilibrada, el ejercicio, la gestión del estrés, el cuidado de nuestro descanso y por supuesto, la gestión saludable y consciente de nuestros dispositivos”, explica Paoli.
Cuando son las empresas las que no favorecen la desconexión
Otro de los motivos, según datos de Randstad, que hacen inviable la desconexión es que sea la propia empresa la que contacte al trabajador en sus días libres. Una comunicación que se produce principalmente por Whatsapp (59,6%), seguido de llamadas telefónicas (51,3%) y el correo electrónico (36,1%).
Cuando esto ocurre habitualmente el empleado puede optar por dejar cerradas la sesiones de email, desintalar las aplicaciones de organización del trabajo como Slack o Zoom, y silenciar los grupos de WhatsApp de empresa. Pero sería solo una solución temporal. Lo ideal, según Paoli, es que las empresas tomen conciencia de la necesidad de respetar el descanso y actuar en consencuencia. Para ello pueden “añadir en el convenio de la empresa y en los contratos los puntos referidos al derecho a la desconexión digital y cómo llevarla a cabo. Y lo que es más importante relacionar el derecho a la desconexión digital y garantizarlo como un derecho a la conciliación de la vida profesional y la personal. Sobre todo, teniendo en cuenta la importancia del mismo y su impacto en la salud física y mental de los trabajadores/as”, explica la psicóloga.
Los períodos de descanso deben servir para hacernos sentir bien y fortalecernos. Descansar, reflexionar y desconectar es justo y necesario porque, como recuerda Paoli “está comprobado científicamente que no hacer nada es muy saludable. Diez minutos al día de inactividad son muy positivos”.
Algo que todos podemos conseguir poniendo en práctica, en mayor o menor medida, pequeños gestos cotidianos que contribuyan a recuperar el control sobre nuestra vida. “La autorregulación y el autocontrol se entrenan. Y significan la victoria sobre uno mismo además de libertad y autonomía emocional”, explica. Para empezar, Paoli apunta algunas ideas que pasan por anticiparse e informar a todo el mundo del tiempo que estarás de vacaciones; programar respuestas automáticas; bajar el ritmo de actividad y relajar lo horarios; y, sobre todo, entregarse a actividades sencillas que nos hagan disfrutar y pasar tiempo con familiares o amigos con los que nos sentimos bien.