Batalla por la presencialidad: hasta qué punto trabajar en la oficina potencia la creatividad
Muchas empresas piden a sus empleados volver al trabajo presencial porque, argumentan, favorece la cohesión e innovación entre los equipos, pero ¿qué hay de cierto en ello?
Este año, con la llegada de septiembre, muchos trabajadores que seguían trabajando en remoto tras la pandemia se han enfrentado a la vuelta total o parcial a la oficina. Con un 70% de la población vacunada y la reducción de las restricciones en la mayor parte de comunidades autónomas, las empresas parecen querer volver también a la vida pre covid. Una de los argumentos más repetidos para explicar la necesidad de volver al trabajo presencial es que el trabajar c...
Este año, con la llegada de septiembre, muchos trabajadores que seguían trabajando en remoto tras la pandemia se han enfrentado a la vuelta total o parcial a la oficina. Con un 70% de la población vacunada y la reducción de las restricciones en la mayor parte de comunidades autónomas, las empresas parecen querer volver también a la vida pre covid. Una de los argumentos más repetidos para explicar la necesidad de volver al trabajo presencial es que el trabajar cara a cara con el resto de compañeros fomenta la creatividad y los equipos fluyen mejor. Pero ¿es esto realmente así o no es más que una falsa creencia heredada de las dinámicas laborales del pasado?
“Desde mi punto de vista, el trabajar en persona con el equipo fomenta la creatividad al 100%. La serendipia no existe en las pantallas”, explica Claudia Safont, CEO en España de la agencia The Disruption® Company (TBWA). “Si bien es cierto que la metodología de trabajo ha cambiado, la presencialidad genera cierta magia en el proceso de creación de ideas que no se genera en el modo virtual”, señala Safont. Con sede en Madrid y oficina en Barcelona, son pioneros en aplicar el pensamiento disruptivo a la consultoría creativa. Safont recuerda que uno de los principales retos de su compañía durante la pandemia “ha sido buscar la forma de generar en remoto la energía que requieren los procesos de innovación. Tuvimos que rediseñar la forma de aplicar nuestra metodología en el ámbito virtual para generar el mismo nivel de energía que se genera en las sesiones de trabajo presencial. Honestamente la energía que se genera no es la misma”.
Luis, creativo en una empresa de Publicidad, también incide en la necesidad de potenciar la interacción con otros como una forma más de inspiración. En su caso, señala especialmente la importancia de la teoría del caos para obtener buenos resultados durante el proceso: “A mí las mejores ideas se me ocurren después de haber estado muchas horas racionalizando un asunto. Después, cuando me relajo, se produce una especie de orden tras todo ese tiempo que he empleado en pensar y, de repente, aparece un pequeño hilo del que tirar y sobre el que seguir trabajando”. Para Luis, estar en contacto con otros compañeros de forma regular es también vital para fomentar una competitividad saludable: “Cuando tienes a alguien al lado que hace algo que te gusta, te pica el gusanillo para querer superarlo. Y eso, desde mi experiencia, es algo positivo de acudir presencialmente a la oficina, el estar viendo trabajar a los demás y conocer sus ideas. Tener a tu lado al mejor te hace ser mejor”, explica a S Moda.
Diversos estudios, sin embargo, desmienten esta idea de que el teletrabajo dificulta la innovación. Un ejemplo es el trabajo desarrollado por la Escuela de Negocios IESE tras analizar la experiencia de más de 3.000 trabajadores de distintas nacionalidades. Tal y como explicaba una de sus autoras, la profesora Mireia Las Heras, al analizar las conclusiones obtenidas “ni el trabajo remoto impide la creatividad ni la oficina en sí misma la fomenta”. Se trataría, más bien, de un cúmulo de circunstancias en las que entran en juego otros factores como la personalidad de cada trabajador, su edad o las circunstancias personales. Así, el estudio muestra que el teletrabajo “facilita” que empleados con hijos, padres, o personas dependientes a su cargo, se integren en el mercado laboral. “Actualmente —señalan— hay muchas personas cualificadas para puestos de trabajo que se enfrentan a la dificultad de ejercerlos por no contar con la flexibilidad necesaria para atender sus responsabilidades como cuidadores”.
Para otros, esa idea de un trabajo presencial como panacea para mejorar la confluencia de ideas lo que muestra es una situación de privilegio y un desconocimiento de cómo funciona realmente el día a día de una oficina. Ed Zitron, escritor y CEO de la empresa de Relaciones Públicas EZPR, analizaba este asunto en una de sus newsletters e indicaba que las oficinas son, a menudo, un lugar de constantes distracciones, lo que no beneficia la concentración: “Toda la teoría del “encuentro espontáneo” proviene de un lugar de privilegio —de aquellos que no trabajan en el producto tan a menudo como deberían— que creen que el hecho de que las personas escuchen tus conversaciones e interrumpan, es algo que produce resultados positivos en comparación con las distracciones”. Zitron recuerda, sobre su última experiencia trabajando en una oficina, que las interrupciones “eran realmente frustrantes” y añade: “No puedo pensar en una sola situación en la que algún aspecto de mi trabajo mejorase porque otra persona escuchase mi llamada telefónica o mi conversación”.
De hecho, es habitual, en los lugares de trabajo, encontrarse a numerosas personas parapetadas bajo sus auriculares para poder concentrarse y evitar el ruido que les rodea o buscando salas de reuniones vacías en las que poder mantener conversaciones con calma. Los estudios llevados a cabo al respecto indican que los espacios abiertos —concebidos en su momento para mejorar la interrelación entre los equipos— no favorecen en nada la productividad. Es más, esta se reduce y el nivel de estrés de los empleados, aumenta.
Herramientas colaborativas: claves para compartir ideas e inspiración en remoto
La pandemia también nos ha dejado ejemplos de empresas creativas que han renunciado al alquiler de una oficina para ahorrar costes y han apostado por un modelo de teletrabajo cien por cien. En estos casos, las herramientas tecnológicas resultan fundamentales para discutir posiciones, compartir hallazgos y avanzar en los proyectos.
Jorge De la Fuente trabaja en una consultora creativa muy orientada al sector digital en la que ya antes de la pandemia se favorecía el trabajo remoto algunos días a la semana. Ahora, todos sus empleados están ubicados en casa y, como explica, las ideas entre ellos fluyen “perfectamente” gracias a la tecnología: “Los programas que utilizamos son programas colaborativos. Una vez que te registras en la herramienta vas viendo y siguiendo el trabajo que está haciendo la otra persona en cada momento”, indica. “Para estar en pleno contacto con mi compañero más directo iniciamos una videollamada al inicio de la jornada y trabajamos todo el día en conjunto. Si le tengo que mostrar algo en un momento puntual, comparto la pantalla del ordenador y viceversa”.
De la Fuente recuerda que este tipo de herramientas le han facilitado enormemente su dinámica de trabajo y duda que el trabajo presencial pudiera mejorarlo. Más bien al contrario: “Yo creo que soy mucho más productivo en casa que en la oficina porque en la oficina tengo muchas más distracciones. Es cierto que pierdes ese rato de socializar con los compañeros e irte, por ejemplo, a desayunar. Pero se gana en productividad porque te sientas a trabajar a las ocho de la mañana y no te levantas hasta la hora de comer. Y lo mismo por la tarde hasta finalizar la jornada”. El único obstáculo que se ha encontrado en este tiempo es la relación con clientes que no tienen instaurada una cultura de trabajo en remoto. “En nuestro caso, este aspecto se ha resuelto acudiendo de forma presencial a sus instalaciones para celebrar reuniones e ir presentándoles el trabajo realizado o tratar todas las cuestiones que sean necesarias”.
Las dinámicas de trabajo han cambiado tanto en el último año que hay quién se pregunta ahora si volver a lo mismo de siempre tiene algún sentido. Una cuestión que genera aún más debate en sectores en los que no existe ninguna razón de peso para retornar al modelo presencial. Así las cosas, no es extraño encontrar debates enconados que no solo enfrentan a directivos con empleados, sino también a trabajadores que defienden un modelo híbrido con otros que prefieren desplazarse hasta la sede de la empresa.
Para evitar conflictos, desde la Fundación Alares, donde cuentan con un servicio de asesoramiento a empresas, su directora Mar Aguilera aconseja a los responsables de las compañías “escuchar y atender a las necesidades de los equipos de forma individualizada y personalizada. Además, señala, “es recomendable premiar con incentivos a aquellas personas que se adapten al nuevo modelo acordado (presencial, a distancia o mixto). Y una forma que logra buenos resultados es el salario emocional, es decir, ofrecer una serie de beneficios en salud, bienestar y conciliación con planes de servicios específicos para ayudar a las personas trabajadoras a equilibrar su vida laboral y personal”.