¿Trabajar hasta las 16:30?, por Begoña Gómez

Madres y padres no podemos conciliar si nuestros hijos salen del colegio a las cuatro y nosotros lo hacemos del trabajo a las siete, por no decir a las nueve. Debemos apostar por horarios de trabajo intensivos y no extensivos, que convivan con los horarios escolares.

Isabel Acerete

Conciliar es la palabra más larga de nuestro idioma. Tiene solo tres sílabas pero millones de horas en su interior. Conciliar es un derecho que nos otorga a todos las mismas oportunidades de crecer profesionalmente y disfrutar de la familia. Pero casi siempre se asocia solo a las mujeres.

Mujeres, otra palabra muy larga. También tres sílabas, también millones de horas en su interior. Horas de trabajo intenso fuera y dentro de casa. Pero el trabajo y la familia nos afectan a todos. Por eso todos, hombres y mujeres, debemos comprometernos con la conciliac...

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Conciliar es la palabra más larga de nuestro idioma. Tiene solo tres sílabas pero millones de horas en su interior. Conciliar es un derecho que nos otorga a todos las mismas oportunidades de crecer profesionalmente y disfrutar de la familia. Pero casi siempre se asocia solo a las mujeres.

Mujeres, otra palabra muy larga. También tres sílabas, también millones de horas en su interior. Horas de trabajo intenso fuera y dentro de casa. Pero el trabajo y la familia nos afectan a todos. Por eso todos, hombres y mujeres, debemos comprometernos con la conciliación.

Una conciliación que empieza con nuestras parejas. Por tradición, por mensajes que aún hoy calan en nuestra sociedad, las mujeres asumimos a veces como algo propio y exclusivo labores como el cuidado de los hijos. Nos han inculcado un grado de responsabilidad al que no creo que debamos renunciar, pero sí compartir en términos de igualdad. Muchas ya lo hacemos.

Mención especial merecen las familias monoparentales, una opción que eligen muchas personas, con el mismo derecho a conciliar. La sociedad y las instituciones deben promover facilidades también para ellas.

Cuando salimos por la puerta de casa, la conciliación continúa en el trabajo. Cuando alguien de una empresa cliente me llama y me pide una reunión más tarde de las cinco y media, una de dos: o no tiene familia, o hay alguien en su casa, normalmente una mujer, que se ocupa de lo referido al hogar y los hijos. Del mismo modo, suelen ser mujeres las que más se preocupan por cuadrar su agenda laboral en función de las de sus hijos. A nadie escapa que falta cultura de conciliación.

Madres y padres no podemos conciliar si nuestros hijos salen del colegio a las cuatro y nosotros lo hacemos del trabajo a las siete, por no decir a las nueve. Debemos apostar por horarios de trabajo intensivos y no extensivos, que convivan con los horarios escolares. Algunos ya lo hacen. En 2015 varias compañías modificaron sus horarios, estableciendo las 16:30 como hora de salida de sus trabajadores. Si cunde el ejemplo, sobre todo en las grandes empresas, las pequeñas y medianas se irán sumando. Y estaremos más cerca de que la conciliación deje de ser un sueño para convertirse en una realidad.

Un sueño que todavía hoy algunos se preguntan si es poco rentable. Pero conciliar es bueno para todos, incluso para la empresa. Las personas felices mejoran sus resultados un 65%. Y entran así en un círculo virtuoso: a su rendimiento laboral le suman llegar a casa con energía, dormir sin estrés y dedicarse un poco de tiempo a sí mismos.

Conciliar es la palabra más larga de nuestro idioma. También una de las más bellas y justas.

* Begoña Gómez es socia-fundadora de la empresa Task Force y está casada con Pedro Sánchez, secretario general del PSOE.

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