En tiempos difíciles, vuelta al pasado: cómo el ‘tie dye’ se convirtió en la primera tendencia de la cuarentena
Las prendas desteñidas, asociadas al movimiento hippy de los 70 y que tanto éxito volvieron a tener en los 90 y 2000, vuelven en tiempos de crisis como símbolo de optimismo y esperanza. Las redes se llenan de ropa de colores (y de tutoriales para teñirla en casa).
«Si no puedes encontrar el arcoíris, ponte uno». Con esa frase la actriz Busy Philipps acompañaba en su cuenta de Instagram una imagen en la que viste de pies a cabeza un colorido estampado tie dye. Su mensaje resume probablemente ...
«Si no puedes encontrar el arcoíris, ponte uno». Con esa frase la actriz Busy Philipps acompañaba en su cuenta de Instagram una imagen en la que viste de pies a cabeza un colorido estampado tie dye. Su mensaje resume probablemente el resugir, en pleno confinamiento, de esta tendencia setentera que tan de moda volvió a estar en los noventa. La modelo Alessandra Ambrosio luce en Tik Tok sudaderas desteñidas a juego con su hija y multitud de influencers se están fotografiando con estridentes prendas tie dye e incluso compartiendo tutoriales para probar a hacerlo en casa. Si hay un pasatiempo que compita ahora mismo con las recetas de bizcochos ese es el de arrugar camisetas para después teñirlas. Al menos, hasta que la pintura para tejido esté tan agotada como la levadura.
Del mismo modo que el estampado resurgió el año pasado al calor del inconformismo político acaparando las colecciones de firmas como Stella McCartney, Proenza Schouler o R13 (Chris Leba, fundador de esta última, aseguró que «en la era Trump el tie-dye podía percibirse como una protesta pacífica y, al mismo tiempo, rebelde, contra los conservadores»), ahora regresa en tiempos de crisis e inestabilidad. Heredado del movimiento hippy, es un símbolo de esperanza y libertad que en nuestro tiempo mantiene intactos los valores que representaba. Eso sumado a su espíritu DIY (‘hazlo tú mismo’, por sus siglas en inglés) lo convierten en la primera tendencia de moda surgida en la cuarentena, donde sirve para apelar al optimismo al tiempo que cumple el propósito de invertir las largas horas de confinamiento en nuevas tareas, ya sea aprender francés o a teñir camisetas.
El furor por este tipo de prendas también se ha notado a nivel de búsquedas. En los últimos siete días la plataforma Lyst ha registrado un aumento del 42% en el interés por sudaderas y jerséis desteñidos y marcas como Free People incluso han creado una categoría específica dentro de su web dedicada en exclusiva al tie dye. Prada, Moncler, Dannijo, Converse, Versace o Pull & Bear son otras de las firmas, de todos los espectros y precios, que apuestan por el tie dye esta temporada. Sin olvidar Faithull the brand o & Other Stories y su predilección por los trajes de baño con este estampado. Sin duda el recuerdo a un tiempo pasado (y mejor) influyen en su conversión a prenda imprescindible del armario durante el confinamiento. Si parecía imposible que pudiera surgir una tendencia en estas condiciones, ha vuelto a ocurrir.
En España influencers como María Pombo, Dulceida, Mery Turiel o María Frubies han posando en sus cuentas luciendo camisetas, sudaderas y vestidos de este tipo (el chándal de la firma española Oh My Collection es uno de sus favoritos), y a nivel internacional son muchísimos los perfiles que registran publicaciones similares. De la actriz Ashley Tisdale a Emily Ratajkowski, que además de lucir recientemente un cropped top con este estampado, ya antes de la crisis también se dejó ver con un chándal tie dye, igual que hicieran Gigi Hadid o Lady Gaga.
Levantar el ánimo, celebrar la artesanía y la creatividad –en tiempos en los que se mira, más que nunca, a un futuro de moda sostenible–, son algunas razones más para justificar su éxito. Más aún teniendo en cuenta que no hay dos tie dye caseros iguales y que, por tanto, se considera una herramienta para reforzar la individualidad. El diseñador A Sai Ta, conocido por reinterpretar el imaginario asiático en Asai, la marca que ya se ha convertido en la sensación de Londres, lo idenfificaba antes de la pandemia como «reflejo de la libertad y la esperanza» asegurando que, el proceso de anudado con el que se tiñen las prendas, «provoca un acabado inesperado e incierto, como los tiempos actuales».
En el caso de las influencers, además, les permite captar la atención de sus seguidores ahora que el uso de Instagram ha aumentado un 23%, según datos de la agencia Human to Human, al tiempo que les sirve para lanzar un mensaje de optimismo (¿se acuerdan del arcoirís del principio?) convitiéndose en antídoto visual frente a la cantidad ingente de chándales y sudaderas grises que nos asolan estos días.