¿Se pondría Kim Kardashian alguno de estos diseños? Balmain vuelve a la alta costura tras 16 años
Olivier Rousteing, director creativo de la firma, presenta su primera colección de alta moda. Las referencias al trabajo del maestro Pierre Balmain marcan una propuesta muy distante de los vestidos ajustados que han encandilado a numerosas celebrities.
Cuando Oscar de la Renta presentó la que, hasta la fecha, fue la última colección de alta costura de Balmain, las cosas eran bien distintas en la industria de la moda. Instagram, principal escaparate de las firmas hoy en día, ni siquiera existía y era casi impensable que bastara un teléfono móvil para seguir el show desde cualquier parte del mundo. Entre sus invitados al desfile tampoco hubo blogueras ni reinas del street style. En su lugar, Ivana Trump (exmujer del presidente de Estados Unidos), la actriz y escritora Lee Radziwill o la socialité Cornelia Guest se pusieron en...
Cuando Oscar de la Renta presentó la que, hasta la fecha, fue la última colección de alta costura de Balmain, las cosas eran bien distintas en la industria de la moda. Instagram, principal escaparate de las firmas hoy en día, ni siquiera existía y era casi impensable que bastara un teléfono móvil para seguir el show desde cualquier parte del mundo. Entre sus invitados al desfile tampoco hubo blogueras ni reinas del street style. En su lugar, Ivana Trump (exmujer del presidente de Estados Unidos), la actriz y escritora Lee Radziwill o la socialité Cornelia Guest se pusieron en pie para aplaudir al dominicano.
16 años después de aquello, Olivier Rousteing, al frente de la enseña francesa desde la repentina partida de Christope Decarnin en 2011, ha despertado la división de alta costura de la firma presentando una colección que podía seguirse a través de su nueva app y que reclutó a influencers como Chiara Ferragni o Camila Coelho en su front row. «Vivimos en un mundo en el que casi tenemos miedo de echar la vista atrás porque estamos muy estresados intentando saber qué será el futuro, qué es lo próximo. Yo estoy mirando al pasado para entender el presente y, en realidad, para soñar con un mejor futuro», declaraba Rousteing a la edición francesa de Vogue antes del desfile.
Mientras en 2002 De la Renta ponía punto y final a la grandilocuencia de la alta costura en Balmain con una colección inspirada en Rusia que mezclaba lo mejor de la moda estadounidense y el lujo europeo, Rousteing se ha inspirado en París en su primer ejercicio de alta moda. “Trata sobre la belleza de Francia. Vuelvo a los básicos de esta casa». El joven diseñador, responsable de revitalizar la marca, acercarla a un público joven y convertirla en objeto de deseo para celebrities como Beyoncé, Michelle Obama, Rihanna o las Kardashian (a las que él llama #BalmainArmy), ha revisionado el trabajo del maestro Pierre Balmain para presentar una colección muy distinta de lo que nos tiene acostumbrados. En lugar de sus famosos minivestidos brillantes y ajustados, la pasarela acogió un ejército de voluminosos diseños teñidos de tonos pastel y acabado futurista: el maquillaje y peinado de las modelos las hacía parecer una especie de alienígenas recién llegadas del futuro para, paradójicamente, recordarnos el pasado. Metros de tul, más de un millón de cristales Swarovski y descomunales lazos sustituyeron sensualidad por dramatismo.
El mediático diseñador (en Instagram aglutina más de 5,2 millones de acólitos) ha querido reflexionar sobre qué es la alta costura en 2019, según recoge la nota de prensa. «Es un descanso muy necesario del hype diario, de las tendencias y de las presiones comerciales», asegura. Y continúa: «Mientras el mundo de la moda seguía obsesionado con la ropa deportiva y el streetwear, mi breve escapada a la alta costura me permitió nadar momentáneamente contra la corriente, pensando solo en los sueños, la belleza y las aspiraciones».
A pesar de que medios como Business of Fashion señalan que «la propuesta carece de madurez y enfoque, pero Rousteing puede progresar. Claramente, la alta costura es tu terreno» o que «los vestidos de noche eran más adecuados para una fiesta de disfraces que para la mayoría de las alfombras rojas» (Fashionista), la colección reafirma la capacidad del diseñador para convertir Balmain en una de las firmas que marca el pulso del lujo actual (se espera que las ventas en 2019 alcancen los 240 millones de euros). Bajo su batuta, la maison ha modificado recientemente su logo por primera vez en 70 años apostando por el minimalismo y la tipografía sans serif, como mandan las tendencias de diseño (de hecho, la nueva ‘B’ no faltó en los complementos de la colección). También es el responsable de situarla en el mapa del consumidor de a pie firmando una cápsula con H&M que empapeló las grandes capitales con el nombre de la firma y logró agotarse al instante.
El desfile de alta costura sirve como preludio a la apertura de su nuevo buque insignia en París situado en la mítica rue Saint-Honoré y, aunque no significa la vuelta permanente de la línea de alta moda de Balmain (ha desfilado en calidad de firma invitada por la cámara sindical francesa), sí supone un escaparate para potenciar el resto de las líneas de la marca. Probablemente los jóvenes seguidores que siguen los pasos de Rousteing en redes sociales no estén interesados en ninguno de los diseños del desfile (ni se los puedan permitir), pero es posible que ahorren para pagar los 195 euros que cuesta una de sus camisetas con logo. Han cambiado muchas cosas en los 16 años que separan el desfile de Oscar de la Renta y el de Olivier Rousteing, pero el deseo de vender sigue siendo el mismo.