Reediciones, sudaderas proaborto y ‘chucherías’ asequibles: así es la nueva firma de Marc Jacobs
Han pasado cuatro años desde el cierre de Marc by Marc Jacobs y el diseñador neoyorquino vuelve a probar suerte con una línea más fácil de llevar (y de pagar) que sus creaciones de pasarela.
«Estoy más preocupado por Marc Jacobs que por el presidente de Estados Unidos». Cuando un capo de la industria de la moda como es Bernard Arnault (CEO del conglomerado de lujo LVMH) pronuncia estas palabras sobre tu marca, es como para echarse a temblar. Las dijo a principios de 2017, dos años después del cierre definitivo de Marc by Marc Jacobs, hija pequeña del diseñador, y poco antes de que claudicara la tienda insignia que la marca tenía en la neoyorquina Bleecker Street. Aún faltaban por echar el candado unas cuantas boutiques europeas y todavía no habían acontecido decisiones tan errátic...
«Estoy más preocupado por Marc Jacobs que por el presidente de Estados Unidos». Cuando un capo de la industria de la moda como es Bernard Arnault (CEO del conglomerado de lujo LVMH) pronuncia estas palabras sobre tu marca, es como para echarse a temblar. Las dijo a principios de 2017, dos años después del cierre definitivo de Marc by Marc Jacobs, hija pequeña del diseñador, y poco antes de que claudicara la tienda insignia que la marca tenía en la neoyorquina Bleecker Street. Aún faltaban por echar el candado unas cuantas boutiques europeas y todavía no habían acontecido decisiones tan erráticas como el fichaje y posterior despido tras solo dos meses de trabajo después de John Targon, diseñador de la firma Baja East, que había sido contratado con el propósito –finalmente tan fugaz como fallido– de revivir la añorada Marc by Marc Jacobs.
Pero Marc Jacobs no es de los que se asustan con facilidad. El diseñador ha demostado que sabe capear el temporal o que al menos está dispuesto a intentarlo. En febrero de 2018 cerró la semana de la moda de Nueva York con la colección más aplaudida de la edición y, desde entonces, se ha ganado las alabanzas de la crítica con cada nueva propuesta. Creador de cabecera para celebrities como Lady Gaga, Elle Fanning, Tracee Ellis Ross o Zendaya, también supo mantenerse en las principales alfombras rojas y capitalizar el furor por la nostalgia que invade la moda actual lanzando ‘Redux Grunge 1993/2018’, una reedición de la revolucionaria propuesta que presentó en los 90 cuando trabajaba en Perry Ellis. Ahora vuelve a los titulares con el lanzamiento de una nueva línea: The Marc Jacobs. Bautizada igual que la cuenta de Instagram del creador (que, por cierto, recluta más de un millón de seguidores y es una de las más refrescantes y divertidas del panorama fashion), la última ocurrencia del neoyorquino mantiene varias de las cosas que mejor sabe hacer:
1. Orquestar las mejores colaboraciones
Jacobs se consagró como uno de los reyes de las colecciones conjuntas en su etapa como director creativo con Louis Vuitton (el artista Stephen Sprouse o Takashi Murakami firmaron algunas de las más recordadas) y ahora repite estrategia aunando fuerzas con Sofia Coppola, el ilustrador Milton Glaser y hasta New York Magazine o Snoopy. En un momento en el que las colecciones cápsula y las colaboraciones entre firmas causan verdadera locura (si Supreme está involucrada más todavía), la estrategia del diseñador parece bastante acertada.
2. Engancharnos a sus ‘chucherías’
Calcetines, fundas para el móvil, llaveros, colgantes o pañuelos. The Marc Jacobs recupera el olfato de Jacobs para crear lo que en moda se llaman ‘chucherías’, es decir, accesorios llamativos y relativamente baratos que suelen estar situados cerca de la caja y que los clientes aspiracionales, que no pueden permitirse la ropa o prendas de determinada firma, compran como premio de consolación y llave al universo de la enseña. En su mítica línea anterior, los bolígrafos con forma de pintalabios, los corazones con espejo interior o las pegatinas se convirtieron en seña de identidad y best seller, motivando colas interminables a las puertas de sus tiendas. Ahora regresa con lo que ha denominado ‘Trade-Marc’ y que incluye pequeños caprichos a partir de 40 euros.
3. Resucitar auténticos iconos
Gran parte de la colección se basa en revisitaciones de las prendas más icónicas de sus tres décadas en la moda. El jersey con el emoji de la cara sonriente que presentó en el 85 junto a Sketchbook, un vestido tipo años 40 rescatado del archivo de la firma o los chándales que sacó en 2017 son algunas de las prendas que conforman el catálogo. La oferta no tiene nada que ver, según ha explicado, con lo que está haciendo en la pasarela y para él la colección tiene más que ver con prendas concretas que con looks completos. De ahí que las haya bautizado con un artículo delante: «la blusa romántica», «el jersey grunge» o «la camiseta disco». «Cuando mi equipo y yo nos reunimos por primera vez para comenzar este proyecto, comenzamos a ver piezas a las que siempre volvemos y las apuntamos en una pizarra precedidas por ‘the«, ha explicado a la edición estadounidense de Vogue.
4. Comprometerse con problemas sociales
Su primer lanzamiento con causa es una sudadera rosa estampada con una imagen de Miley Cyrus en toples en la que puede leerse «Don’t fuck with my freedom» (algo así como «no juegues con mi libertad»). Una clara declaración en contra de la reciente prohibición del aborto en nueve estados de EEUU cuyos beneficios –cuesta 175 dólares, unos 155 euros) se donarán a Happy Hippie Foundation (asociación de la cantante) y a Planned Parenthood (algo así como la planificación familiar americana). Todo apunta a que no será la última acción solidaria y feminista respaldada desde su nueva marca.
5. Elevar todo lo que hace a epítome de lo cool
La primera campaña de The Marc Jacobs está disparada por Hugo Scott y diseñada por la estilista Lotta Volkova, responsable de los looks de Vetements y Balenciaga. Dejando a un lado las similitudes estéticas (en las imágenes es imposible no percatarse de las medias de colores con sandalia, las camisas masculinas a modo de vestido o los contrastes estilísticos, señas de identidad de Volkova), el diseñador asegura que no pretende idear la próxima prenda ‘it’ como podrían ser las Triple S de Gvasalia en Balenciaga. Aún es pronto, eso sí, para descartar la creación de iconos dado el éxito que tuvo hace unos años su bolso Stam. Pero desde luego el propósito de The Marc Jacobs es bien distinto: ropa bonita y bien hecha que lo acerque un poco más a las nuevas generaciones y le devuelva el sueño a Bernard Arnault.