¿Qué tienen los vinilos que tanto nos apasionan?

En Estados Unidos las ventas crecieron un 52% en 2014. Hablamos con amantes de los discos y expertos de la industria sobre como se han convertido en un nuevo objeto de deseo.

Everett Collection

El regalo que Ester deseaba esta Navidad era un tocadiscos. No colecciona vinilos, ni se considera una erudita en el asunto, pero está loca por la música, hace su tesis doctoral sobre el fenómeno “indie” en España y dedica la mayor parte de su presupuesto a acudir a conciertos. “Escuchar música en vinilos es una manera más auténtica de disfrutarla, suena precioso cómo rasga el disco, al menos en mi plato que es, por lo menos, del siglo XVIII”, dice. “Me recuerda a cuando era pequeña y quería ser moderna, como mis hermanos mayores y sus amigos con sus pintas y siempre hablando de discos o int...

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El regalo que Ester deseaba esta Navidad era un tocadiscos. No colecciona vinilos, ni se considera una erudita en el asunto, pero está loca por la música, hace su tesis doctoral sobre el fenómeno “indie” en España y dedica la mayor parte de su presupuesto a acudir a conciertos. “Escuchar música en vinilos es una manera más auténtica de disfrutarla, suena precioso cómo rasga el disco, al menos en mi plato que es, por lo menos, del siglo XVIII”, dice. “Me recuerda a cuando era pequeña y quería ser moderna, como mis hermanos mayores y sus amigos con sus pintas y siempre hablando de discos o intercambiándolos. Además son preciosos, el plato decora mi habitación, esto quizá es una tontería pero también importa. Es escuchar música como antes. Tienes algo físico en tus manos y tiene algo de mágico poner un disco y cambiar la cara A por la cara B. Llevaba mucho tiempo detrás de uno y ahora que lo tengo me doy cuenta de que, quizá lo que más me gusta, es que me recuerda a mi casa cuando era pequeña”.

 Ester es socióloga, ronda los cuarenta y sus impresiones acerca de la música grabada en vinilo condensan buena parte de las razones por las que el sector vive un auge que comenzó hace cinco años y que parece imparable: moda, nostalgia, estilo de vida y reacción a lo práctico por lo encantador.

 La tendencia es tan favorable que tanto el mercado británico como el anglosajón llevan desde 2005, auditando las cifras de venta de vinilos con resultados muy positivos. En 2014, en Reino Unido se han vendido más de 1,3 millones y en EEUU los discos suponen un 3,6% del mercado y, solo en 2013 su venta ha aumentado un 52 %. Alrededor del vinilo han crecido iniciativas como el Record Store Day, un día que se celebra anualmente en todo el mundo, también en nuestro país, y que ha logrado lo que originalmente se propuso, aumentar dramáticamente la venta de vinilos en tiendas de discos independientes. Según The Vinily Factory, en la edición de 2014 que tuvo lugar el pasado 19 de abril, el aumento de vinilos en los establecimientos participantes fue de un asombroso promedio del 2.042% con respecto al sábado anterior a la celebración.

Tocadiscos de maleta de la marca Crosley.

Cortesía de Crosley

La moda del tocadiscos también está cuajado en España. Cientos de grupos venden vinilos en sus conciertos, algunos incluso lo eligen para lanzar sus novedades, las discográficas han comenzado a editarlos y la demanda es tan repentina que se han triplicado los tiempos de entrega de las productoras. Fuera de la industria, no hay más que acercarse a cualquier centro comercial para ver lo que hacía tiempo que no veíamos: estantes para discos muy bien surtidos y visibles en los centros comerciales.

 Sin embargo, según Promusicae, la organización de los productores de música en España, el mercado en nuestro país sigue siendo residual a pesar de la tendencia alcista. Todavía no se conocen los datos de 2014 y, aunque se espera que la campaña navideña dé buenos datos, lo cierto es que la evolución de la venta de discos nuevos en nuestro país es real pero poco reseñable desde el punto de vista económico. “Es verdad que desde hace unos años existe más demanda, pero no hay tantos lanzamientos en vinilo como pudiera parecer. Algún grupo lanza primero en vinilo y luego en otros soportes pero, de momento, es una cuestión más de promoción que de industria”, asegura para S Moda Ana Mateo, de Promusicae, cuyos datos, indican que el de los Lps en vinilo fue el segmento que más creció en las fechas de las que se tienen datos, los de 2013 comparados con los de 2012, con un crecimiento del 3,70%.

La visión de Promusicae puede explicarse debido a que, al menos en nuestro país, buena parte de los discos que se venden son de segunda mano. Cuando el avance de la tecnología prometió que serían desbancados por las cintas casete y luego por los cd muchos se negaron a creerlo y siguieron acumulando discos. Y ahora, coleccionistas como Jesús Delgado, que acumula más de 4.000 en sus estanterías, ven que el vinilo no solo le da alegría a sus oídos sino a su cartera. “En los 90 cuando se produjo el boom del CD los discos pegaron un gran bajón. Ocupaban espacio y la gente quería deshacerse de ellos. Todos decían que sonaba mucho mejor el CD. Pero no es cierto, y los que apreciamos la música de verdad, no solo hemos mantenido los nuestros, también hemos podido adquirir muchos más, quizá sea una especie de fetichismo pero es así. Yo, que me dedico a las antigüedades, ahora estoy abriendo mucho mercado gracias los vinilos”, cuenta.

Everett Collection

Según Jesús, existen dos tipos de compradores en el mercado de vinilo de segunda mano. Personas con cierto nivel adquisitivo que invierte en productos culturales y que están entre los 40 y los 50 años, “son los que compran discos más caros, clásicos de The Beatles o de los Rolling Stones y se gastan 40 euros o más en cada vinilo”.  Y jóvenes entre los 16 y los 20 años, que no pueden pagar esas cantidades pero que “se acercan al vinilo y compran copla, flamenco, clásica y todo tipo de música que no escucharían en otro soporte”, asegura Jesús.

El otro público interesado en los vinilos se encuentra en el  circuito de música independiente. Sin embargo, están de acuerdo con que el mercado real en España no es tan boyante como pudiera parecer. Desde la industria “indie” leen así el fenómeno: “Lo que ha ocurrido es que hasta hace unos años el vinilo había desaparecido, literalmente. Y cuando comenzó a fabricarse de nuevo, porque sí existía un reducido público de coleccionistas, pareció que iba a suponer algo importante, pero en realidad para nosotros no supone más que un 15 o un 20% de las ventas. El porcentaje es mayor en los conciertos porque a la gente el formato le encanta. Pero por una cuestión estética. Lo compran y seguramente no tienen ni un plato en casa y solo es un formato real, con mercado, entre coleccionistas. No sé si llegará a ser algo más que un artículo de lujo”, explica Juan Santaner, de la plataforma de autoedición I’m an Artist – Marxophone, que cuenta entre sus artistas con bandas como Nacho Vegas, León Benavente o Mucho, todas con ediciones de vinilo en el mercado.

La idea del vinilo como artículo de lujo y sonido de la nostalgia ayuda a reflejar los caprichosos ritmos de las modas. Quienes aseguraban que estilos como el “vintage” o el “retro” tenían los días contados se equivocaban: si, como le sucede a Ester, esos discos con surcos pueden ser la Magdalena de Proust para millones de personas, las modas que insisten en mirar atrás tendrán larga vida, como los vinilos.