Los 20 años de lucha del primer gondolero trans de Venecia, el favorito de las estrellas

Alex Hai se ganó su derecho a surcar los canales después de diez años de batalla legal. “Recibía 100 insultos al día”, nos confiesa la celebridad más desconocida del festival cinematográfico.

Alex Hai lleva más de veinte años surcando los canales de Venecia.Cortesía de Alex Hai

Dice que no hay mejor vista de Venecia que la que divisa de pie, dirigiendo una góndola. Hipnotizado por aquella sensación decidió convertirse en gondolero en junio de 1996 y ni siquiera una tradición milenaria ha conseguido hacerle bajar de Pegaso, su embarcación. Alex Hai, el primer gondolero transgénero de la ciudad, es la otra gran estrella del festival de cine. El que cada año lleva a las caras más conocidas que visitan al prestigioso certamen quizá inspire a alguna de ellas para adaptar en la gran pantalla sus últimas dos décadas de lucha. Ganarse el derecho a divisar de...

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Dice que no hay mejor vista de Venecia que la que divisa de pie, dirigiendo una góndola. Hipnotizado por aquella sensación decidió convertirse en gondolero en junio de 1996 y ni siquiera una tradición milenaria ha conseguido hacerle bajar de Pegaso, su embarcación. Alex Hai, el primer gondolero transgénero de la ciudad, es la otra gran estrella del festival de cine. El que cada año lleva a las caras más conocidas que visitan al prestigioso certamen quizá inspire a alguna de ellas para adaptar en la gran pantalla sus últimas dos décadas de lucha. Ganarse el derecho a divisar de pie el Gran Canal bien merece la pena.

Hai saltó a la fama internacional a finales de los años noventa como la primera mujer gondolera de Venecia. Lo hizo muy a su pesar, ya que siempre se identificó como un hombre. Un periódico local publicó la historia sin su consentimiento y pasó, de la noche a la mañana, a ser erigido como el icono contra el machismo histórico del sector, integrado durante cerca de un milenio de manera exclusiva por varones. La controversia surgida a raíz del artículo le puso en la diana de compañeros, del sindicato y del propio gobierno municipal. Entes “corruptos”, según Hai, que durante una década intentaron sacarle del agua a cualquier precio. En declaraciones recogidas por The Chicago Tribune, el presidente del gremio, Roberto Luppi, fue explícito sobre la posición de la organización: “Una mujer no debería ser gondolera (…) En mi opinión, debería quedarse en casa y cuidar de su familia”.

A pesar de su vasta experiencia, Hai suspendió hasta en ocho ocasiones el examen para convertirse en uno de los gondoleros públicos de la ciudad y su trabajo por cuenta ajena fue boicoteado de forma sistemática. No sería hasta 2007 cuando, después de años de pleitos, un alto tribunal de Roma emitió una sentencia defendiendo su derecho a trabajar en los canales. “No fue ninguna fiesta”, explica al ser preguntado por S Moda acerca de los recuerdos de aquel día. “Aunque me sorprendió vencer al Ayuntamiento y a la asociación de gondoleros, tenía que intentar recuperar todo el dinero perdido durante una década”. No lo ha conseguido y parece difícil que algún día lo haga, pero a quién le importa, añade, cuando lo que de verdad buscaba, la justicia, ya es suya.

Hai es uno de los gondoleros más demandados durante el festival de cine.Cortesía de Alex Hai

Hai ofrece hoy tours por la ciudad de entre 50 y 90 minutos, ataviado con una reproducción exacta, hecha por la casa Balenciaga, del traje tradicional de los gondoleros que en el siglo XVIII trabajaban para la familia del Conde Marcelo. Se presenta como ciudadano del universo y elude decir su edad, cuestionando la relevancia de la respuesta al presumir del aspecto de “un joven de 18 años” gracias a la testosterona que toma. Prefiere hablar, y lo hace con el amor y la gratitud de quien se refiere a un ser muy querido, de Pegaso, su góndola y una de las más célebres de las que surcan los canales de Venecia. Los turistas la obsequian con dinero y joyas y Hai sostiene que la embarcación tiene más fans que él mismo. Durante los últimos veinte años han navegado juntos, atravesando etapas de “magia y crueldad”, pero este invierno será la hora de la despedida. Hai busca un espacio de exposición para esta obra de arte, una vez que la góndola adolece de vejez para la navegación y un reciente acto vandálico le restó dos años de vida útil. “Nunca he tenido mejor compañía. La sensación dirigiéndola es de pura poesía”, explica su patrón.

Algunos días Hai llegó a enumerar hasta un centenar de insultos proferidos por parte de sus compañeros. Los sufría a pesar a trabajar solo media jornada, cuando el sol empezaba a caer y sus colegas ya habían llenado sus arcas, para evitar posibles envidias y conflictos. La batalla legal dilató su proceso de transición. En 2017 hizo pública su identidad de género, convirtiéndose también en la primera persona trans en navegar en góndola en Venecia. Aunque asegura que ahora por fin lo ven como el hombre que siempre había sido, el acoso que sufrió llegó a sobrepasar límites insospechados. “El día que la prensa dio la noticia alguien tiró a la góndola excrementos de perro. Después mis compañeros gondoleros me vieron desnudo en el gimnasio y se calmaron”, explica con ironía.

Según medios como The Hollywood Reporter, Hai es también uno de los gondoleros predilectos de las estrellas que visitan el festival de cine de Venecia. Este antiguo aspirante a director habla con orgullo de los 76 años de vida del certamen y de cómo fueron los propios hermanos Lumière quienes se subieron a una góndola para inmortalizar el Gran Canal veneciano. La primera estrella en ver la ciudad desde Pegaso fue Juliette Binoche, pese a que se excusa en la obligada discreción de su trabajo para evitar nombrar a las celebridades a las que ha enseñado la ciudad. Sí nos concede, quizá movido por la nacionalidad de esta publicación, una anécdota que dice ser incapaz de olvidar y que le enseñó que jamás hay que subestimar a la persona que se cruza en tu camino.

“Un día, en una pequeña calle cerca del canal, me topé con una señora que se acercó a mí para pedirme subir a la góndola, pero yo estaba ocupado con otros clientes. Cuando regresé todavía seguía ahí y volvió a decírmelo pero, de nuevo, tuve que rechazarla”. Hai quedó tan prendado de la educación de aquella anciana que llamó a un conde amigo suyo, desde cuya vivienda podía divisarse el lugar en el que se encontraba la mujer, para preguntarle si la conocía. Además de una ristra de reseñas sobre su supina ignorancia, el conde le confirmó que la turista no era otra que Fabiola de Mora y Aragón, la reina de Bélgica durante más de tres décadas nacida en Madrid. Avergonzado, Hai llamó al hotel para el que trabajaba y canceló todos las citas concertadas durante el resto del día, alegando que estaba enfermo. “Cuando llegué hasta la reina todavía esperaba paciente y me dijo: ‘Por favor, es mi cumpleaños y necesito un respiro de toda la gente que me está organizando una fiesta. Lo único que quiero es experimentar Venecia al estilo tradicional”. A la tercera fue la vencida y ambos surcaron juntos los canales.

Entre sus deseos de futuro, Alex confiesa que le gustaría que algún día sean las hermanas Wachowski (directoras trans de la saga Matrix) las que se suban al Pegaso… o a la góndola destinada a coger el relevo de la mítica embarcación. Si no es posible, se conforma con la que define como la “campeona de los pesos pesados del feminismo”, la ganadora del Oscar Viola Davis. ¿El motivo? “Se merece hacer un tour con un macho como yo”.

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