Por qué ‘La maravillosa señora Maisel’ siempre viste de negro sobre el escenario
Su diseñadora, Donna Zakowska, revela las claves de su armario entre bastidores. La tercera temporada de la premiada serie se estrenó en Amazon Prime Video el 6 de diciembre.
Joyas, sujetadores, enaguas, guantes, tocados, gafas de sol… el opulento armario del que presume Miriam Maisel, la estrella de la serie La maravillosa señora Maisel (...
Joyas, sujetadores, enaguas, guantes, tocados, gafas de sol… el opulento armario del que presume Miriam Maisel, la estrella de la serie La maravillosa señora Maisel (Amazon Prime Video), va mucho más allá de los exuberantes abrigos y vestidos que hipnotizan a primera vista. El guardarropa de cada coreografiada temporada (la tercera se estrenará el 6 de diciembre) está formado por miles de piezas ideadas cuidadosamente por la diseñadora de vestuario Donna Zakowska.
Obra de la creadora Amy Sherman-Palladino (Las chicas Gilmore) y avalada por tres Globos de Oro y 16 premios Emmy, la ficción está ambientada a finales de los años cincuenta. Narra las optimistas hazañas de una perfecta ama de casa del Upper East Side neoyorquino (Rachel Brosnahan) que se convierte en cómica. «En el caso de los protagonistas, fabricamos todas sus prendas desde cero. Si hubiéramos trabajado con elementos de aquel periodo, que tienen más de 70 años, nunca hubiéramos podido conseguir un resultado tan vibrante. Es necesario para poder capturar el verdadero espíritu y para elaborar la imagen personal que tiene el show», explica desde Manhattan la especialista que acaba de ganar el Emmy a mejor vestuario de época por su trabajo en esta comedia. Una estética marcada por el carácter pictórico de cada fotograma. «Es curioso y hasta bromeamos sobre ello. Generalmente no nos coordinamos con diseño de producción, pero al llegar al rodaje solemos haber coincidido en los tonos de atuendos y escenario».
El color es un personaje. «Se sigue desarrollando en la nueva temporada como un elemento fundamental a la hora de contar la historia. La paleta marca las emociones de una escena y está influenciada más por el contenido que por la estética». El rosa de la cabeza a los pies que Miriam viste al principio, cuando la vida le sonríe, los colores apagados mientras encuentra su lugar, los dulces pasteles cuando todo mejora… Y el sempiterno vestido negro de sus actuaciones. «Fue cosa de Amy, influenciada por Joan Rivers. Diferente del colorido del resto de su armario: un traje de noche con un collar de perlas, elegante. Es cómica, pero no ridícula».
Zakowska, con formación en arte y danza, estudió en la escuela de bellas artes de París y en la universidad de interpretación de Yale antes de empezar su carrera junto a Woody Allen, como asistente. «De él aprendí a captar las diferencias entre lo que ve la cámara y lo que ve el ojo humano. Fue muy generoso y me dejó estar presente en los procesos de edición. Eso me sirvió para profundizar más en las tripas de una película».
Ahora dirige un departamento de 30 personas que viste a más de 7.000 extras cada temporada. Para ellos sí recurren a elementos de segunda mano que recuperan de anticuarios o tiendas de cualquier parte del mundo. «En televisión todo va mucho más rápido que en el cine y no sueles tener los guiones desde el principio». Zakowska improvisa recurriendo a referencias de aquella era de euforia posbélica. El tiempo de couturiers como Dior o Balenciaga. De la aguda fotografía de Norman Parkinson o Irving Penn. De Jackson Pollock, Mark Rothko o Willem de Kooning… «Yo nací en esos años y crecí en Brooklyn, al otro lado del río», dice la experta que investiga buceando en revistas coetáneas.
Su trabajo está marcado por la ubicación del argumento: faldas de vuelo y boinas en París o vestidos florales y shorts de colores para las vacaciones en Catskills. Hasta cada barrio de Nueva York se plasma en el guardarropa de Rachel Brosnahan, que oscila entre sus conjuntos impecables en la parte alta de la isla y los pantalones pesqueros con gabardina y bailarinas cuando se escapa al Downtown. «En los nuevos capítulos veremos Chinatown o Harlem, pero lo más importante será su gira por el país y su estancia en Miami, con un estilo más gráfico». Hay dos normas: ser coherente con el personaje y relevante y atractivo frente al público actual. «De manera inconsciente siempre introduzco un toque de moda. Es importante para que todo tenga vitalidad. El riesgo al hacer un vestuario de época es que quede obsoleto. Tiene que ser creíble y capturar esa energía, pero tiene que estar vivo».