Stella Donnelly: «No me hundiré solo porque un idiota me desprecie en Twitter»

La revolución pop feminista llega de Australia, mezcla melodías ensoñadoras con activismo político y social y no teme a los trolls. Charlamos con ella antes de tocar en el Vida Festival el próximo sábado.

Stella Donnelly, la revelación feminista del pop.Poone Ghana

En Watching Telly canta sobre haber abortado a los 21 (Los signos dicen que me equivoco/ que no soy digna/ de tomar las propias decisiones sobre mi cuerpo). En Boys will be boys denuncia la cultura de la violación y cómo se culpabiliza a las víctimas (Por qué iba sola/ Por qué una falda tan corta/ Ellos dicen que los chicos son así/ sordos a la palabra ‘no‘). En Beware of the dogs carga contra los nacionalistas australianos. Así es Stella Donnelly (Perth, 1992), la artista que con Beware of the dogs (Secret Canadian, 2019) afianza su carrer...

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En Watching Telly canta sobre haber abortado a los 21 (Los signos dicen que me equivoco/ que no soy digna/ de tomar las propias decisiones sobre mi cuerpo). En Boys will be boys denuncia la cultura de la violación y cómo se culpabiliza a las víctimas (Por qué iba sola/ Por qué una falda tan corta/ Ellos dicen que los chicos son así/ sordos a la palabra ‘no‘). En Beware of the dogs carga contra los nacionalistas australianos. Así es Stella Donnelly (Perth, 1992), la artista que con Beware of the dogs (Secret Canadian, 2019) afianza su carrera tras erigirse en la revelación del pop feminista llegada de Australia tras su EP Thrush Metal en 2017. Donnelly mezcla melodías ensoñadoras con frases sobre el machismo estructural, sentirse enamorada o la morriña de estar lejos de casa. La comparan con ser la nueva Courtney Barnett y ella confirma «sentirse enormemente halagada y nada molesta» por ello.

Aprovechando su visita para actuar en el Vida Festival en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) el próximo sábado 6 de julio, charlamos por teléfono con esta joven risueña y despierta que pasa sus ratos libres disfrutando los totems de ocio de toda millennial en 2019: engancharse locamente a Fleabag, leer a Sally Rooney y subir muchos Stories y directos a su cuenta de Instagram. Algo que está haciendo desde otro teléfono, en Manchester, cuando contactamos con ella.

De trabajar en un bar de Australia a pasarte varios años de gira por el mundo, ¿cómo ha cambiado tu vida estos últimos tres años? 

Lo ha hecho de forma dramática, vivía bastante aislada de todo. Trabajaba en un bar y me interesaba por lo que hacían otras bandas, me pasé así como 8 años y entonces subí mi EP y todo fue loquísimo desde entonces. Fíjate, ahora estoy hablando contigo desde Reino Unido y mañana me voy a Copenhague. Ha sido increíble pero no creo que yo, a nivel personal, haya cambiado mucho. Tengo 27 años y he sido muy afortunada de haber podido vivir esto y de no haber publicado mis temas con 17 o 18 años, de haberlo hecho cuando ya he cometido bastantes errores vitales, ¿entiendes, no? (ríe a carcajadas).

Tus letras reflejan, además de tu mundo personal y emociones, la situación social y conflictos que nos rodean. Cantas sobre la cultura de la violación, sobre la identidad cultural frente al auge de la ultraderecha o sobre el aborto. ¿Es necesario posicionarse políticamente a nivel artístico? 

Es algo natural en mí, siempre me he preocupado por estos temas porque me afectan, obviamente. Antes lo hacía a pequeña escala, más en mi comunidad. Mis padre es profesor en una escuela y mi madre es enfermera. Son trabajos que requieren mucha implicación social y que han sufrido mucho por el sistema. Ellos me han transmitido esa responsabilidad de tener que alzar la voz contra las injusticias. Digamos que esa actitud siempre ha formado parte de mí. No me di cuenta de que lo podría hacer en mi música, ¡hasta que lo hice! También escribía sobre levantarse, enamorarse y esas cosas, ya sabes, cosas que tampoco son menores, pero me di cuenta de que también podía poner todos esos pensamientos en mis temas. Fue un momento crucial. Hacerlo formaba parte de la persona que soy y me di cuenta de que no debía disculparme por ello.

¿Tienes la sensación de que es algo generacional, de que los jóvenes de hoy en día están mucho más implicados políticamente?

Sí, lo creo. Somos los que nos hemos dado cuenta de que las decisiones que han tomado las anteriores están afectando a los niños que llegan. Puede que la nuestra se salve, pero sabemos lo que va a pasar. Si quisiera tener hijos, por ejemplo, quiero vivir en una sociedad donde pueda respirar aire limpio, que mis hijas vuelvan del colegio seguras y sin miedo y quiero que mi hijo no tenga que sentirse hipermasculino para sentirse validado. Quiero un mundo mejor para mis hijos. Creo que Internet y las redes sociales nos han permitido tener una voz, aunque todavía hay muchísima gente que no está indignada con estas políticas, ¡supongo que tendremos que esperar a que todos los viejos se mueran! (Ríe a carcajadas). Ahora en serio, es nuestra oportunidad de crear algo que nos pertenezca.

Escribiste Boys will be boys con anécdotas personales y de tus amigas. La compusiste antes pero, ¿cómo valoras el impacto que ha tenido en la cultura pop y que llegara a decirse que fue uno de los ‘himnos generacionales del #MeTOO’?

Todo esto fue hace cuatro años, estaba en casa, escribiendo aquella canción, y en aquella época no tenía a mucha gente interesada en mi música. Cuando la escribí sabía que tenía que tocarla esa misma noche. Me imaginé tocándola delante de 20 personas, que era lo que solía pasar. Sabía que iba a afectar a la gente porque, cuando la escribí, me afectó. Sabía que habría gente que no estaría de acuerdo conmigo. Estaba preparada para esa oposición, pero no para lo difícil que fue ver que hubo muchísima gente que no la entendió. Fue muy duro, cuando escribí esa canción la escribí tanto para hombres como para mujeres. Escribí esa canción porque creo que ‘Boys will be boys’ (cosas de chicos), una frase que se dice muchísimo en Australia cuando un hombre hace algo malo para justificarlo, es realmente perjudicial.

Cuatro años después, ¿crees que ha cambiado algo en la cultura de la violación?

Creo que sí, y espero que lo siga haciendo. A día de hoy sigo recibiendo correos electrónicos, cartas y mensajes de padres. Hombres de mediana edad que me dicen: ‘Gracias por escribir aquella canción, no sabía cómo explicarle a mi hijo cómo ser un buen hombre y ahora he tenido herramientas para hacerlo’. O los que te dan las gracias porque han podido abrirse con sus hijas para hablar de este tema. Este tipo de interacciones me da esperanza porque me he encontrado con muchísimos hombres mayores buenos que también han querido formar parte de esta conversación y cambiar las cosas. Ojalá sirva para algo.

En una entrevista con Laura Snapes comentaste que el impacto de la canción fue tan grande que cuando te pusiste a escribir para tu último álbum tenías miedo de que la gente creyese que estabas «capitalizando» estas tragedias o que podrías llegar a cambiar tu forma de componer para protegerte de los trolls (y de ti misma). ¿Por qué? ¿Te afecta mucho lo que se diga de ti en redes o Internet?

(Calla durante unos segundos). Depende del día. Ahora mismo estoy charlando contigo y, como estoy hablando con otra mujer, me siento fuerte y con la capacidad de poder decir sin miedo aquello en lo que creo. Después llegan ese tipo de días, jornadas que han sido muy largas y en las que te metes en Twitter y ves que alguien ha colgado un artículo sobre ti y lees los comentarios… ya sabes. Ese momento es difícil, porque es cuando ves a hombres tratando de intimidarte. Realmente me afecta. Son días en los que solo quiero acurrucarme en mi cama y comer chocolate. Pero de eso se trata el hecho de ser humanos y pasar por esto, ¿no? Todo el mundo vive alguna situación similar en su trabajo o en su vida. Y luego también está el factor de tener que darse cuenta de que soy una mujer blanca, viviendo en Australia, una tierra colonizada por el hombre blanco, soy muy afortunada y privilegiada. Todo lo que me pase no tiene nada que ver con lo que están pasando muchas mujeres y hombres en el mundo en este momento. Hay gente que se está muriendo, hay mucho drama real ahí fuera, así que más me vale seguir adelante. No me voy a hundir solo porque un idiota me desprecia en un comentario de Twitter.

Watching Telly trata sobre tu aborto a los 21 años, ¿por qué la escribiste?

Lo hice después de tocar en Dublín el día que se aprobó el referendum del aborto. Vivir aquel día tan especial, poder tocar aquella noche con todo aquel ambiente… Me recordó mucho a la experiencia que había vivido a los 21 años y todo por lo que había tenido que pasar. Aunque aquella mágica noche en Irlanda no fue la motivación total, sí que me empujó a hacerlo. Gracias a dios que ganó el ‘Sí’, ¿sabes? Si no estaríamos más que jodidas. Fue increíble pero a la vez es triste. Ver que todavía se tenga que pasar por esto, que se tenga que votar sobre esto. El cuerpo femenino no debería estar sujeto al voto de los hombres. Deberíamos tener esos derechos adquiridos.

La crítica se debate entre saber si Old Man está dedicada a Woody Allen o a Louis CK, ¿nos podrías dar más información sobre este dilema?

(Ríe) ¡El Hombre Viejo son todos! Está basado en varios personajes que me he cruzado en mi vida y no solo se refiere a una persona en concreto. Que haya tanta gente con tantas teorías sobre a quién se refiere es bastante significativo. La canción no va sobre hombres mayores de por sí, sino sobre esos hombres que acumulan poder y abusan de él. Es casi como una celebración de que ese antiguo poder ya no se comparta de esa manera y que, al fin, se esté transformando.

¿Te has encontrado con muchos de estos perfiles todos estos años de gira?

Sí, pero con más hombres viejos buenos que malos. Lo cierto es que sufrido más sexismo y misoginia antes de empezar esta nueva vida de giras por el mundo.  Teniendo en cuenta la música que toco en mis conciertos, ¡creo los hombres viejos tratan de alejarse de mí todo lo que pueden! (ríe).

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