¿Por qué siempre se me mueren las plantas?

¿Demasiada agua? ¿Poca luz? ¿O solo falta de constancia? Investigamos el fenómeno de los que son incapaces de mantener un cactus vivo.

IStock

Cuando volvemos de nuestras vacaciones solemos encontrar que en casa, no todo está exactamente como lo habíamos dejado. Sobre todo si tenemos plantas y no le hemos dejado la llave al vecino. Pero por norma general, no hace falta ausentarnos unos días, para que alguna de nuestras plantas se muera sin que sepamos qué hemos hecho mal. ¿Demasiada agua? ¿Poca luz? ¿O solo falta de constancia?

Y es que veces el problema no está en la planta, sino en nosotros. Así, el psicólogo Pedro Adrados insiste en que cuidar una planta exige ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Cuando volvemos de nuestras vacaciones solemos encontrar que en casa, no todo está exactamente como lo habíamos dejado. Sobre todo si tenemos plantas y no le hemos dejado la llave al vecino. Pero por norma general, no hace falta ausentarnos unos días, para que alguna de nuestras plantas se muera sin que sepamos qué hemos hecho mal. ¿Demasiada agua? ¿Poca luz? ¿O solo falta de constancia?

Y es que veces el problema no está en la planta, sino en nosotros. Así, el psicólogo Pedro Adrados insiste en que cuidar una planta exige una responsabilidad, de la que no siempre estamos concienciados. Por ello, muchas veces el problema está en nuestro propio desconocimiento, “en si no nos hemos informado de lo que necesita esa planta en concreto o no tenemos la experiencia necesaria”; en la falta de motivaciones iniciales “sobre todo si éstas son poco estables o caprichosas”, o en “la falta de responsabilidad y cuidados”. No hay que olvidar que, desde el punto de vista del psicólogo, “la responsabilidad del cuidado de un ser vivo debe inculcarse de forma gradual y progresiva, en función de su complejidad”. Por eso muchas veces tener una planta puede ser un primer paso, antes de plantearnos, por ejemplo, tener una mascota.

Lo que aporta el cuidado de una planta

Tener una planta, de hecho, es una buena forma de volvernos más constantes y disciplinados, además de ponernos el reto de afrontar nuevas responsabilidades, que no tengan que ver con nosotros mismos, sino con los demás. Desde este punto de vista, Adrados aporta que “el cuidado de una planta te permite acumular experiencias no solo comportamentales, sino emocionales”. Un ejemplo es que “te permite desarrollar una mayor sensibilidad medioambiental y competencias como la capacidad organizativa y hábitos diarios de cuidado y protección, autoeficacia y autoconfianza, autoreflexión y relajación, además del desarrollo de expectativas a medio y largo plazo, tolerancia a la frustración, etc.”

Es por ello que otra de las cosas que tenemos que plantearnos es si esa planta la tenemos porque realmente tenemos una motivación y un compromiso, o si se trata de un capricho pasajero, sobre el cual acabaremos por perder las ganas. Un ejemplo puede ser el plantar un huerto en nuestra casa, solo por moda, o por un verdadero interés en el mismo. “Es muy importante, por ello, tomar conciencia de que una cosa es querer hacer algo y otra es que realmente lo podamos llevar a cabo, limitados por los condicionamientos de nuestra vida diaria y nuestra forma de ser”, puntualiza Adrados. El experto insiste en que “solo de esta manera se podrá obtener el necesario balance positivo entre los esfuerzos que conlleva el cuidado de un ser vivo y lo que éste nos pueda reportar, para que dicha decisión se mantenga en el tiempo”.

Consejos para que no se nos mueran las plantas

Si ya estamos motivados y lo tenemos claro, solo nos falta saber qué planta elegir para cada entorno y qué cuidados serán los que evitarán que nos seque. Para ello, Oriol Batlle, presidente de la Asociación Española de Centros de Jardinería da los siguientes consejos:

1. Equilibrar el riego: No te mira con cara de pena, ni ladra cuando tiene hambre, y al final nos olvidamos de ellas, sobre todo de las que están en el interior de la casa. Por eso, a veces, si nos hemos olvidado de regarlas en tiempo, cometemos el error de regarlas por varios días de golpe. “Esto es un error porque hay plantas de interior que necesitan poca agua, por lo que lo recomendable es regar bien y dejar secar el sustrato (el abono o los elementos donde están las raíces) y no regar otra vez hasta que se haya secado bastante”. Por otra parte, también es común regarlas poco y enfermar la planta, “que nos avisará perdiendo sus hojas”. A veces las plantas también nos hablan, aunque sea a su manera, y no está de más escucharlas.

2. Falta de luz: Sobre todo para las plantas que están en el interior casa, será importante pensar bien dónde vamos a colocarlas, para asegurarnos de que le llegue la luz de alguna ventana. “Habrá que buscar zonas con luz natural, teniendo en cuenta qué habitaciones dejamos a oscuras cuando nos vamos de casa”.

3. El tipo de agua: No solo depende de la cantidad de agua, sino también del tipo de agua con la que reguemos. Hay zonas geográficas en las que el agua del grifo tiene exceso de cal o de magnesio, por lo que en esos casos “se recomienda regarlas con agua destilada o mineral”, o al menos con el agua que filtramos también para nosotros mismos. Igualmente, también habrá que tener en cuenta algunos cuidados especiales como “limpiar las costras de cal que salen en la parte superior de la maceta cada varios meses” o, en plantas de interior, “pulverizar las hojas, también con agua destilada, para elevar el grado de humedad, ya que en las casas cerradas el nivel de humedad suele ser bajo”.

4. Un poco de mimo: El dicho popular dice que las plantas están más bonitas si las hablas habitualmente. ¿Tiene algo de cierto? “Existen algunos estudios al respecto, que apuntan a que sí puede ser bueno para la planta, bien sea hablarlas, leerles algo o incluso ponerles música”. Pero sobre todo lo que necesita una planta es atención, fijarnos en cómo está y acoplar nuestros cuidados según las necesidades que vayamos observando.

5. Elegir un buen sustrato: Muchas veces pensamos que al plantarla, cualquier abono nos vale, y nos olvidamos de que “las raíces son la base de las plantas y éstas se desarrollan en el sustrato”, que será clave en su salud. Por eso es importante no solo abonar regularmente, sino elegir un buen tipo de abono. “Hay de muchos tipos, líquidos, granulados, foliares o de larga duración, pero lo importante es que el que se use, se use bien y regularmente”. Igualmente habrá que estar pendiente de cambiar la maceta cuando ésta se quede pequeña y de recoger las hojas secas que se queden en la misma, además de podarlas regularmente, “ya que esto incita a brotar a la planta”.

6. Una planta para cada persona: Al igual que antes de comprar un perro pensamos en si esa raza puede adaptarse con nuestro estilo de vida, con las plantas pasa algo parecido. Por ejemplo, si somos olvidadizos, “hay plantas como las sansevierias, las zamioculcas, las dracaenas o, como no, los cactus, que viven con poca agua y por lo tanto nos dejan más margen de error”, ya que básicamente hay que regarlas bien una vez y no volver a hacerlo hasta que se haya secado totalmente el sustrato. Igualmente, si en nuestra casa hay poca luz “deberemos descartar las de flor y comprar una planta verde”. Asimismo, deberemos tener en cuenta la zona en la que vivimos. “Si nos gusta una planta, que hemos visto en otra casa o en un jardín, hemos de tener en cuenta que esa planta esté o no en nuestra zona climática”. Por ejemplo, “si vamos de vacaciones a Canarias y vemos plantas tropicales en jardines, tendremos que pensar que casi seguro que no soportarán el frío de Segovia”.

Archivado En