¡Qué fantástica, fantástica esta fiesta!

Las claves para organizar el evento de la temporada en tu propio domicilio.

Has tenido una idea perfecta: organizar una fiesta en casa. Aprovecha antes de que los euros que atesoras no valgan ni una peseta y de que tus amigos tengan que emigrar a Abu Dhabi, Qatar o Bahrain –emiratos que más jugosas ofertas laborales están haciendo a los profesionales españoles-. La razón por la que organizas el sarao es lo de menos. Cualquier excusa es válida, incluida la de no tener motivo paranhacerla. Hasta quedarse en paro sin tener que madrugar en una temporada también sirve. ...

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Has tenido una idea perfecta: organizar una fiesta en casa. Aprovecha antes de que los euros que atesoras no valgan ni una peseta y de que tus amigos tengan que emigrar a Abu Dhabi, Qatar o Bahrain –emiratos que más jugosas ofertas laborales están haciendo a los profesionales españoles-. La razón por la que organizas el sarao es lo de menos. Cualquier excusa es válida, incluida la de no tener motivo paranhacerla. Hasta quedarse en paro sin tener que madrugar en una temporada también sirve. ¿Te ha dejado tu novio/a? Celébralo, el mundo está repleto de oportunidades.

Ésta es una guía probada punto por punto para que todos los invitados se vayan de tu casa cantando como Raffaella Carrá, “fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta. Esta fiesta dónde descubrí tu amor".

1. El leitmotiv

Plantear una temática común siempre contribuye a generar complicidad entre los invitados cuando pertenecen a distintos círculos de amigos. Sin obligaciones de disfraces de por medio, cosa que muchos rechazan por pereza, lo ideal es que solo tengan que mostrar un detalle. Por ejemplo, en la fiesta chupetón, el "Chupetón Party", que organicé hace poco, el único ‘sacrificio’ consistía en lucir la clásica marca púrpura en algún lugar de tu cuerpo. Los más fieles a la realidad, se hicieron ellos mismos ventosa o aprovecharon para pedir a alguien el favor. Usar una calcomanía o imitarlo a base de rotulador, se consideraba igual de válido, claro. Pero no des ideas, que cada uno se busque la vida.

2. Como en casa en ningún sitio

Las fiestas en casa no tienen competencia. Ya vivas en 30 metros cuadrados o en 200, ese clima de confianza no se logra en otro tipo de local. La fiesta dentro de la fiesta, que se organiza espontáneamente en la cocina o las charlas en el balcón en torno al cigarrillo, son tan insustituibles como los golpes provenientes del piso de abajo. En caso de que prefieras no exponerte a los estragos de una avalancha de amigos en el salón, la crisis ha cerrado miles de locales deseosos de un alquiler aunque sea por una noche. Si esto falla, con un poco de morro seguro que convences a ese amigo que tiene la casa perfecta para organizar tu fiesta. Unos globos y unas guirnaldas nunca sobran.

3. Un flyer vía mail

Es el sucedáneo adulto de las tarjetas de invitación de cumpleaños infantiles. Aunque si tienes ánimo, epatarás a todos tus amigos cuando al abrir el buzón de su casa, encuentran entre toneladas de publicidad, una de esas perlas. Existe multitud de programas para hacer flyers fácilmente en la red. Otra opción es hacerlo a mano, en plan artesanal, escanearlo y dejar que corra de servidor en servidor. El flyer avanza a los invitados que la fiesta no será una fiesta cualquiera.

4. Vecinos

Es esencial el ir mentalizando a los vecinos, a no ser que hayas organizado ya tantas fiestas que cuando llames al timbre, ellos vayan avisando a la policía. Los más atrevidos suelen invitarles para que luego no se quejen. Lo malo es que algunos aceptan y se integran tanto que no hay quien les eche. La promesa a los vecinos de acabar a una hora determinada, ayuda a desalojar el sarao cuando los invitados están pasados de vueltas. Aun así, siempre habrá quien te retire la palabra en el portal. Enhorabuena, eso es matar dos pájaros de un tiro. Tras una fiesta en mi casa, mi ex vecino Luis Antonio de Villena, dedicó su entonces columna en El Mundo, a despotricar de la reunión. Todo un honor. Mi amiga Henar, una profesional de esto, denunciaba la tarde previa a la fiesta a varios de sus vecinos por ruidos para que la policía no les hiciera caso cuando unas horas más tarde exigían el fin de la juerga.

5. Copas perfectamente calculadas

Si no eres como mi amigo Nacho, que guarda un excel con el consumo de copas de todas las fiestas que ha organizado desde el año 1993 en el que se ve la evolución en los gustos según cumples años, tranquilo. Existe una aplicación que te ayuda a comprar la bebida necesaria para tu fiesta sin quedarte corto ni pasarte. Como no podía ser de otra manera, el ‘Calcula copas’ es una idea de un español, Manuel Tomé, empeñado en mejorar la vida de sus coetáneos. Aunque existen unos cuantos más. Ten en cuenta que para acompañar el picoteo hay que proveerse de vino decente, tinto y blanco. Hay caldos estupendos a buen precio. La cerveza también es imprescindible. Déjate aconsejar en una bodega o compra online. Sin embargo, nadie como tú para saber si tus amigos son más de ron o de ginebra.

6. El picoteo básico

Piensa lo decepcionante que resulta llegar a una fiesta y que no haya más que dos cuencos de patatas fritas de bolsa y uno de aceitunas. Si tienes menos de 25 años, unas cuantas pizzas se convierten en el manjar más codiciado. Así que no te dediques a preparar tablas de quesos o de embutidos a no ser que tus invitados sean ya treintañeros o cuarentañeros. Entonces se agradece más la novedad, sin pasarse de originalidad porque se quedarán intactos esos rollitos de autor tan creativos. Los guacamoles y demás salsas para mojar, ahórratelas. La escena de los invitados hundiendo los dedos sin querer cada vez que mojan el nacho no es nada glamourosa. Ofrece bocados en porciones fáciles de llevarse a la boca y que no manchen los modelitos. Tengo otro colega, Fernando, famoso por las deliciosas croquetas de múltiples variedades con las que agasaja a los afortunados invitados a sus fiestas, tarea en la que emplea una semana hasta tenerlas listas.

7. Playlist

Si no eres tan apañao como mi dj favorito, Alejandro Arteche, y te da pereza pinchar, Spotify ofrece más de 8.000 listas para fiestas. Alguna encajará. Aunque lo divertido es crearla uno mismo o con la colaboración de los invitados. En la fiesta ‘45 revoluciones por minuto’, pedí a cada uno de los asistentes que enviara por mail su single preferido para confeccionar una lista que luego ordenó Mario Gil, ex La Mode, con grandes perlas y grandes sorpresas de antes de desaparecieran los discos pequeños.

8. Llega la policía

Suele suceder que en el momento álgido, aparecen los cuerpos de seguridad del Estado, la policía de toda la vida. Siempre hay gente intolerante y envidiosa que no consiente que los demás se diviertan. Antes de abrir la puerta, ensaya tu mejor cara de buena persona y dirígete a ellos con un ‘sí, señor agente’ prometiendo recogerte inmediatamente. Así logras que no te pongan la multa correspondiente, que suele ser alta. Tengo unos vecinos, estudiantes de arquitectura que, cuando llegan los agentes, paran la música que hasta ese momento se escuchaba en 10 km a la redonda, se callan y no abren la puerta por mucho que les increpe la autoridad desde el otro lado. Ellos siguen hasta el amanecer a tope, pero al día siguiente el resto de la vecindad se venga cada uno a su manera. Es otra opción, elige la que más te convenga.

9. Documento íntegro y pormenorizado en las redes sociales

Dejar rastro en Internet parece obligatorio aunque en realidad puedes pedir un poco de discreción y compartir el álbum sólo con tus amigos sin necesidad de que toda la humanidad compruebe lo cachondo que eres. Crear un evento en Facebook pre fiesta, twittear sin parar durante el sarao y subir las fotos que no te habrías hecho si no te hubieras tomado dos copas ya no tiene tanta gracia. Lo hace el mundo entero. Es una vulgaridad. Prueba a usar este argumento para frenar a los adictos a las redes. Y si no entran en razón, amenázales directamente con desempolvar públicamente lo peor de ellos mismos.

Si alguien lee esto y le apetece realizar una buena acción, que sepa que mi fiesta ideal aun no la he celebrado. Sueño con alquilar un parque de bolas toda una noche. Solo me frena la posibilidad de que
más de uno se quede atascado en uno de los laberintos y acaben viniendo los bomberos. Umm, ahora que lo pienso, los bomberos serían bienvenidos.
 

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