¿Podemos hablar de maternidades? Los podcasts que nos hablan de permisos igualitarios y todo lo demás
Dos ‘podcasts’ tan encontrados como las posiciones de una de las polémicas más encendidas de este inicio de año: permisos iguales e intransferibles, sí o no.
Este año, nacer viene con premio para uno de los progenitores. La pieza clásica en todos los medios de las primeras criaturas nacidas en nuestro país traía novedad histórica: las parejas, madres no gestantes o padres de esos niños disfrutarán por primera vez de permisos por nacimiento de dieciséis semanas (frente a las seis anteriores) de duración y remunerados al 100% (hasta aquí todo chachi), permisos además (y aquí empiezan las curvas, amigas) intransferibles e iguales a los de las madres y personas gestantes. ...
Este año, nacer viene con premio para uno de los progenitores. La pieza clásica en todos los medios de las primeras criaturas nacidas en nuestro país traía novedad histórica: las parejas, madres no gestantes o padres de esos niños disfrutarán por primera vez de permisos por nacimiento de dieciséis semanas (frente a las seis anteriores) de duración y remunerados al 100% (hasta aquí todo chachi), permisos además (y aquí empiezan las curvas, amigas) intransferibles e iguales a los de las madres y personas gestantes. España, teniendo uno de los permisos más reducidos hasta ahora para las madres de la UE, se pone así de golpe a la cabeza de esa misma Europa en permisos igualitarios. Eso que algún sociólogo llama “avances a la española”: saltos de pértiga sociales que pegamos por la vía jurídica (véase Ley de Divorcio en la Transición o Ley de Matrimonio Igualitario a principios de este siglo) o por la vía cultural (de la tendencia de familias numerosas a las familias monomarentales con un solo hijo en apenas treinta años). Así somos, sin medias tintas, pero polemistas.
Porque en este caso, esta política pública viene acompañada de un profundo debate no resuelto, cuando no de un disenso social y que configura casi dos nuevos bandos dentro del feminismo. ¿No es ilusorio pensar que este marco legislativo logrará por sí mismo cerrar la brecha de género en los cuidados y la división sexual del trabajo en las parejas heterosexuales? Pero, entonces, ¿si no se fuerza el cambio social con la ley la inercia cultural no nos vencerá como hasta ahora? Un momento, ¿no hubiera sido mejor ampliar el permiso de la madre a los seis meses para cumplir la recomendación de la OMS para promover la lactancia? Y, ¿por qué ha ‘ganado’ esta facción del feminismo frente a otra que lleva demandando eso mismo (la ampliación de unos permisos para la madre inamovibles desde 1989) años? ¿Y por qué intransferibles? ¿No es mejor que cada familia se organice como pueda el tiempo otorgado? ¿Qué pasa con las familias monomarentales? ¿No tendrían derecho a las 32 semanas que sumarían dos progenitores? ¿Y en las maternidades lesbianas, se cumplirán los mismos derechos? ¿Por qué todos los avances que consigamos en este sentido tienen que ir unidos a los derechos que otorga el trabajo asalariado? ¿Qué pasa con las crianzas de la cantidad de mujeres que trabajan en B o que no trabajan? Lo dicho, terreno rugoso, lleno de grietas y posicionamientos. Las filas feministas están divididas, los chats y las redes de crianza arden con preguntas, respuestas, sentires e ideas encontradas. Os proponemos dos podcast para entrarle al tema desde ambos lados.
“Cuando tienes hijos, uno de los dos va a ver jodida su carrera. De manera estructural, se ha decidido que seamos nosotras, pero la realidad es que hay una de las dos personas cuya carrera se va a ir a tomar por culo. Porque criar a un niño es muy difícil y lleva mucho tiempo”. Henar Álvarez, cómica y guionista, parte del trío de Buenismo bien, lo tiene así de claro. En su caso, es su pareja quien ha dado ese paso hacia atrás, quien se ha convertido en su Wetaca particular. Así lo cuenta en Ser madre, el capítulo 2 de la segunda temporada de Estirando el chicle (Podium Podcast), podcast conversacional (y descacharrante) creado y conducido por Carolina Iglesias (@percebesygrelos) y Victoria Martín (@livingpostureo). Te podrán gustar más o menos las ‘opiniones vertidas’ pero el desparpajo y la frivolidad que derrochan se hacen hoy más necesarios que nunca para abordar determinadas cuestiones que nos traen de cabeza, nos laceran, nos oprimen más que los corsés de Los Bridgerton. En este caso, ¿qué hacemos con la maternidad y el empleo?
A cuenta de la publicación de La mala leche (¡pronto habrá serie!), novela gráfica de Henar Álvarez y Ana Müshell, Henar se despacha como acostumbra, es decir, quedándose a gustísimo, sobre parto, puerperio, leche materna, cambios corporales y cómo organizarse para seguir existiendo en lo público después de parir. Y ella, en este flame en torno a la posibles ampliaciones de la reciente ampliación, ha sido una de las más fervientes defensoras de que, de haberlas, deben seguir siendo iguales. Considerando que el cuidado no es un derecho sino una obligación cuando eres progenitor, apostilla fuerte en la banda de la intransferibilidad, convirtiéndose así en una de las voces más populares y vehementes de la posición defendida por la plataforma PPiiNa, en fin, la que se ha llevado el gato al agua legislativamente, vamos.
En la otra banda, que no queremos incidir en los bandos, qué más nos gustaría que encontrarnos en el disenso, uno de los episodios del podcast, el #860, con más comunidad y trayectoria dentro del variado mundo de la crianza en redes, Buenos días, Madresfera, desgrana las propuestas políticas de PETRA Maternidades Feministas. Una de las integrantes de la plataforma, Julia Cañero, detalla cómo entienden ellas el sintagma maternidades feministas. Su desacuerdo con la apuesta institucional por los permisos iguales e intransferibles que recoge la nueva ley es clara. Según ellas, esta solo beneficia a los varones con empleos estables y da la espalda a los procesos fisiológicos de las madres y a las maternidades en situaciones más vulnerables, como las migrantes, las precarias o las sin empleo, y, sobre todo al derecho a cuidar como disponga de cada familia.
Julia, feminista desde antes de parir (es muy común y comprensible que la maternidad movilice políticamente a las mujeres), creía que a ella esto de la crianza tampoco le iba a afectar su carrera profesional. Pero al atravesar la experiencia, “pasas de ser alguien a ser completamente invisible. Y ves cómo no se reconoce el cuidado como un trabajo, cuando hoy por hoy maternar es el trabajo que más tiempo me ocupa”. PETRA denuncia también la visión adultocéntrica de nuestra sociedad, incluye en el debate los derechos de la infancia y reivindica el tiempo para poder dedicarse a la crianza temprana con garantías. “Hoy por hoy, la garantía de derechos laborales no está asegurada, y la única medida que se plantea para la corresponsabilidad es la externalización”. Como asegura la conductora del podcast, Mónica de la Fuente, “este tema, maternidad y trabajo, es un campo minado”. Julia se pregunta si para aprobar esta ley se ha preguntado a todas las madres. ¿Se han recogido todos los grises?
El encono del debate actual muestra que no. Hay muchas voces discordantes. Porque la experiencia de cada maternidad, de cada familia, nos sitúa en lugares muy concretos, desde donde sintonizamos con necesidades, demandas y contradicciones distintas. Y, desde ahí, a veces nos cuesta sintonizar con las de otras, a veces hasta escucharnos. La pregunta crucial ahora sería preguntarnos hacia dónde seguir luchando, dónde y cómo encontrarnos en el disenso, cómo ampliar los derechos sociales para la maternidad, las familias, garantizar una crianza que no dependa de los ritmos cada vez más enloquecidos de nuestros trabajos. Vamos a escucharnos.