Otro San Valentín es posible
No todo tiene que ser cajas de bombones y lencería roja. Existe un mundo de regalos diferentes.
Esto del amor tiene un origen, científico además, y llega cuando una persona te activa de manera salvaje, que es como se deben poner en marcha, las endorfinas. Estos neurotransmisores atontan, transforman y cursilizan. También provocan una felicidad tremenda, logran que cambiemos la voz ante una llamada. Como parte positiva, que al pasar la noche en compañía y en vela, al día siguiente se luzca un aspecto requetefenomenal, como si te hubieras sumergido en un baño de ampollas de beauty flash.
Ahora que ataca San Valentín se intenta hacer un regalo que no sea ñoño, ni torpe...
Esto del amor tiene un origen, científico además, y llega cuando una persona te activa de manera salvaje, que es como se deben poner en marcha, las endorfinas. Estos neurotransmisores atontan, transforman y cursilizan. También provocan una felicidad tremenda, logran que cambiemos la voz ante una llamada. Como parte positiva, que al pasar la noche en compañía y en vela, al día siguiente se luzca un aspecto requetefenomenal, como si te hubieras sumergido en un baño de ampollas de beauty flash.
Ahora que ataca San Valentín se intenta hacer un regalo que no sea ñoño, ni torpe, ni vergonzoso en el recuerdo. Sí original y del que se pueda presumir con los demás. A fin de cuentas, el poder lucir con orgullo un objeto que representa nuestra felicidad, más y mejor que la ajena, es el verdadero éxito de un regalo.