Las mujeres y el voto «hormonal»

La CNN provoca indignación con un artículo que sugería que el ciclo menstrual afecta el juicio de las mujeres a la hora de votar

Getty

"Aunque las campañas electorales se esfuerzan por conquistar el voto femenino, hay un elemento que puede elevar las posibilidades de los dos candidatos presidenciales y que está totalmente fuera de su control: los ciclos de ovulación de las mujeres". 

¿Perdón? El párrafo anterior es un extracto de un artículo que publicó la CNN en su web la semana pasada y que se hacía eco de un estudio de la psicóloga social Kristina Durante, de la Unviersidad de San Antonio, Texas. ...

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"Aunque las campañas electorales se esfuerzan por conquistar el voto femenino, hay un elemento que puede elevar las posibilidades de los dos candidatos presidenciales y que está totalmente fuera de su control: los ciclos de ovulación de las mujeres". 

¿Perdón? El párrafo anterior es un extracto de un artículo que publicó la CNN en su web la semana pasada y que se hacía eco de un estudio de la psicóloga social Kristina Durante, de la Unviersidad de San Antonio, Texas. El artículo y el estudio concluyen que las hormonas afectan al voto de la mujer dependiendo si está soltera o en una relación estable. Durante sostiene que, en la época fértil del mes, cuando los niveles de estrógeno están más altos, las solteras estaban más inclinadas a votar por Obama y las casadas por Romney, con un margen de diferencia de al menos un 20%.  "Cuando las mujeres están ovulando, se sienten más sexy y por lo tanto más proclives a actitudes liberales en cuanto al aborto y el matrimonio homosexual. Las mujeres casadas tienen las mismas hormonas disparadas, pero tienden a adoptar actitudes opuestas", declaró Durante, que es también autora de un estudio sobre la tendencia de las mujeres a "escoger parejas equivocadas guiadas por sus hormonas" y otro que concluía que las mujeres que tienen a pocas parejas potenciales a su alrededor ganan más en su trabajo

Aunque la CNN se encargaba de apuntar que "muchos expertos en Ciencias Políticas que han leído el estudio se muestan escépticos con los resultados", el artículo no tardó en provocar una tormenta viral. Los medios online estadounidenses empezaron a enlazar el artículo y comentarlo en varias piezas que iban de la indignación al ridículo. "El voto femenino es difícil de predecir debido a la regla", tituló el New York Magazine. "La CNN cree que las mujeres chaladas no pueden evitar votar con la vagina en lugar de con el cerebro", apuntó Jezebel. 

La cadena no tardó en retirar el post (escrito por una mujer, por cierto, Elizabeth Landau) y disculparse: "Tras revisar el texto se ha establecido que algunos elementos del texto no alcanzaban el estándar de la CNN", colgaron en la web. El director de Relaciones Públicas de la cadena añadió en un email: "El post en cuestión no pasó por los canales habituales y no lo editó ningún miembro senior de la redacción". 

Si el artículo escoció tanto seguramente se debe al tratamiento que los llamados "women issues" están teniendo en la campaña presidencial estadounidense. Lo más sonado han sido los estentóreos episodios protagonizados por los congresistas republicanos Todd Akin, que dijo que es imposible que una mujer se quede embarazada en una "violación legítima",  y Richard Mourdock, quien cree que sí que existen esos embarazos y además son "un regalo de Dios". Pero más allá de esos personajes ( cuya posición es relativamente habitual dentro de su partido) está la propia tipificiación de votantes que hacen los expertos en aritmética electoral. ¿De qué hablamos cuando hablamos de "voto femenino"?, ¿Qué tiene que ver el voto de Tina Fey (la semana pasada, la cómica dio un indignado discurso sobre el tema) con el de la congresista Michelle Bachmann, más allá de que, como diría Kristina Durante, ambas viven dominadas por sus estrógenos? 

Es común entre los spin doctors identificar núcleos de población a los que los políticos deben conquistar. El triunfo de Tony Blair, por ejemplo, se atribuyó a los "Mondeo Men", los hombres que tendían a conducir un Ford Mondeo y tener aspiraciones de clase media y que se apartaban de lo que hasta entonces era el votante laborista tradicional. Pero, como señala un artículo en Slate, cuando se acuña uno de esos nichos electorales en relación a las mujeres nunca se las define por lo que cobran, por lo que piensan o por lo que consumen sino, una vez más, por lo que  hacen con sus órganos reproductivos. Si tienen o no tienen hijos y cuando y cómo lo hacen. A la ya clásica "Soccer Mom", la mamá suburbana que lleva y trae a sus niños de entreno y tiene preocupaciones de clase media, se le ha unido en este ciclo electoral la "Waitress Mom", la madre que recibe bajos ingresos y vive sobre todo en el Medio Oeste. También está la "Security Mom" a la que le preocupa el terrorismo. Es decir, no se definen por ser votantes, ni mujeres, sino "mamás". Una vez más, se presume que todas su preocupaciones políticas se ubican en su útero.