Las flores reivindican su (merecido) sitio
Huertos urbanos, joyería vegetal o floristas patrios marcando tendencia, ¿vivimos una nueva era artística en torno al ‘flower power’?
Mancharse las manos de tierra, intercambiar esquejes o distinguir entre cucurbitáceas o tropeoláceas no era algo que sonase demasiado sexy en España hace apenas unos años. Sin embargo, la paulatina consolidación de la cultura medioambiental está generando innovaciones en el sector jardinero y floral que quizá no destaquen por su absoluta novedad –griegos y romanos ya cocinaban con flores y abarcar el significado de un jardín inglés es casi un tratado de política europea-–, pero sí por convertir flores, plantas y cultivos en marcas de estilo de vida. Huertos urbanos, recetas con flores, joye...
Mancharse las manos de tierra, intercambiar esquejes o distinguir entre cucurbitáceas o tropeoláceas no era algo que sonase demasiado sexy en España hace apenas unos años. Sin embargo, la paulatina consolidación de la cultura medioambiental está generando innovaciones en el sector jardinero y floral que quizá no destaquen por su absoluta novedad –griegos y romanos ya cocinaban con flores y abarcar el significado de un jardín inglés es casi un tratado de política europea-–, pero sí por convertir flores, plantas y cultivos en marcas de estilo de vida. Huertos urbanos, recetas con flores, joyería vegetal o floristas patrios marcando tendencia, ¿tiene el 'flower power' un nuevo significado?
El auge de la floristería de vanguardia
Probablemente la respuesta es que, al menos en España, todavía no. Sin embargo, “algo se está moviendo en el sector y hay cambios impulsados sobre todo por el crecimiento de las wedding planner, la cultura handmade, las redes sociales como Instagram y cierto boom del mundo de la estética en general y también de lo culinario”. Es la opinión de Joan Xapellí Bornay, creador de Bornay, el estudio floral catalán cuyo universo onírico y radicalmente particular está conquistando a clientes como Google, que los ha elegido para decorar sus eventos corporativos. Propuestas alegóricas, con ramos inspirados en Juana de Arco o Edgar Allan Poe y el uso de plantas crasas de poca tradición en nuestro país, son algunos de sus aciertos. Y aunque pueden presumir de contar con seguidores desde Chile a Malasia, sigue echando de menos el reconocimiento que los floristas tienen en otros países en los que “prácticamente son estrellas de rock” y sugiere que el sector no se desarrollará por completo hasta que en España “no haya un director de arte en los hoteles más importantes y no se dé a las creaciones efímeras el mismo valor que a un sillón”.
Cuando Xapellí Bornay se refiere a fenómenos como el food styling, la profesionalización del sector de los eventos, la vuelta a la artesanía y las omnipresentes redes sociales está condensando los puntos cardinales del mapa vegetal actual: cocina, ornamentación, jardinería ecológica urbana y talleres con los que compartir conocimiento con otras personas.
Una de las propuestas del estudio Bornay
Cortesía de Bornay: flowersbybornay.tumblr.com
Flores para 'foodies'
Las culturas antiguas, los nobles de la Edad Media o los refinados franceses del siglo XIX ya incluían pétalos y otras partes de las flores en sus recetarios. Pero nada como las millones de páginas web, que muestran pasteles asombrosos adornados con flores comestibles o suculentas ensaladas sin más nutrientes que los que aportan los pétalos y semillas que uno solo imagina en un ramo, para activar la moda de las recetas de flores. Lo saben bien los responsables del espacio Federica & Co y de Savia Bruta, que comparten talleres de centros de mesa y cocina con flores. Lindsey Myhren, de Savia Bruta, subraya la importancia de recuperar y actualizar estas tradiciones como elemento clave de su éxito “las flores no han dejado de estar presentes en la mesa como adorno pero cada vez lo están más también como ingrediente”. Y no son condimentos caros ni difíciles de encontrar. Teclear “flores comestibles” en cualquier buscador nos da la medida de lo sencillo que puede ser comprarlas. Las hay frescas, procesadas, convertidas en bombones naturales o perfectas para elaborar cócteles como parte masticable del combinado
Así es el estudio Flowers by Bornay
Facebook Flowers by Bornay/ Brian Pineda
Rebrota tu balcón
Recientemente, este visibilizado gusto por lo vegetal se ha extendido a todo un barrio madrileño, Malasaña, que ha sido el escenario en el que, bajo la etiqueta 'Rebrota Malasaña', las promotoras de la empresa de jardinería ecológica Rojomenta han incentivado el conocimiento de la vegetación urbana a través de talleres, concursos de jardines y huertos en balcones. La iniciativa ha prendido con entusiasmo y una de sus creadoras, Nuria Sáenz-López, asegura que “está de moda volver a establecer un vínculo con las flores, la jardinería y la huerta y no se trata de una moda pasajera. Nosotras diseñamos huertos para un perfil muy amplio de personas, desde señoras aficionadas a la botánica, jubilados que quieren su huerto en la ciudad o veinteañeros que comparten piso y desean conocer los procesos de cuidado de las plantas más que ahorrarse los tomates”. Es moderno cultivar un vegetal sea flor, planta o la combinación en miniatura de los mismo. Así lo indica la amplia demanda a sus talleres de Kokedamas, plantas sin maceta que no son sino bolas de musgo de tradición japonesa que se están convirtiendo en el regalo entre los amantes de las plantas y que Rojomenta diseña personalizándolos según el carácter y estilo de vida del destinatario.
Arjún, uno de los ganadores al mejor balcon, terraza o ventana de la iniciativa Rebrota Malasaña
Cortesía de Rebrota Malasaña
Joyería y moda floral
Precisamente el estilo de vida eco-friendly es la clave de la deriva que, según los expertos, tendrá el sector jardinero y floral en nuestro país. La cultura sostenible, la vuelta a la naturaleza y la sensibilidad medioambiental han propiciado que el sector se revitalice investigando nuevas aplicaciones e hibridando disciplinas. En la Escola d’Art Floral de Catalunya, los alumnos aprenden a combinar técnicas de joyería con materiales vegetales para elaborar anillos, collares y brazaletes que tienen más de un uso y que son la secuela de los tocados, diademas y coronas de flores que ya no nos sorprende ver en la pasarela ni en la calle. Su directora, Roser Bofill señala que “las flores y plantas, como cualquier material, tienen su propia expresión y en las escuelas enseñamos a recogerlo y renovarlo”. Y apunta que en lo referente a moda floral lo próximo que veremos serán novias que sustituyen el ramo por un bolso de flores frescas o estolas completamente naturales para protegernos de la brisa.
Quizá falten algunos años para generar la suficiente tradición como para que el encargado de las flores de un hotel sea tan célebre como ocurre en Francia con Jeff Leatham, estilista floral del Four Seasons. Quizá comprar un ramo cada vez que el antiguo esté mustio no sea, todavía, un gesto cotidiano y quizá estemos lejos de acostumbrarnos las tortillas de, por ejemplo, Pensamientos. Pero sin duda, también en el país en que hace demasiado sol para que tengan larga vida, algo se mueve entre las flores.
En la Escola d’Art Floral de Catalunya, los alumnos aprenden a combinar técnicas de joyería con materiales vegetales.
Cortesía de l’Escola d’Art Floral de Catalunya