La vuelta al mundo en cinco bagels
No son rosquillas, no son Donuts®, no son un panecillo sin más… Son un emblema del entrepán anglosajón abierto a infinitas posibilidades gastronómicas. Tantas como un pasaporte con kilometraje ilimitado. Como esta ruta alrededor del mundo, de receta en receta, con Bimbo Bagels.
La mayoría los conocimos en una escapada a Inglaterra o durante unas vacaciones al otro lado del charco. Y el flechazo fue instantáneo. Quienes tienen por costumbre inmortalizar gráficamente cada exotismo con el que se topan en sus viajes por el mundo no dudaban en reservar más de una instantánea a este emblema del comfort food británico y americano. Siempre sorprendentes, siempre diferentes, los Bimbo Bagels son la versión anglosajona de nuestro bocata patrio. Igual de versátiles, todoterreno y apañados. Perfectos para llevar. El infalible comodín que no desentona en el desayuno, en ...
La mayoría los conocimos en una escapada a Inglaterra o durante unas vacaciones al otro lado del charco. Y el flechazo fue instantáneo. Quienes tienen por costumbre inmortalizar gráficamente cada exotismo con el que se topan en sus viajes por el mundo no dudaban en reservar más de una instantánea a este emblema del comfort food británico y americano. Siempre sorprendentes, siempre diferentes, los Bimbo Bagels son la versión anglosajona de nuestro bocata patrio. Igual de versátiles, todoterreno y apañados. Perfectos para llevar. El infalible comodín que no desentona en el desayuno, en el almuerzo de un día ajetreado o para solucionar la cena en tres, dos, uno. Una suerte de bollo cosmopolita con forma de rosquilla, de miga densa pero esponjosa y corteza crujiente. Un pan de sabor neutro y un aroma adictivo –normalmente especiado– que viene vacío pero que está lleno de posibilidades.
La receta se creó en la ciudad de Cracovia y muy pronto se popularizó entre toda la comunidad judía. Elaborados con una masa a base de harina de trigo, agua, leche, mantequilla y huevo –a la que se le pueden añadir semillas, sésamo, canela, cebolla, ajo, queso, pasas…– el bagel tiene una cocción en dos pasos: primero se hierve en agua y a continuación se hornea. El agujero central no es más que una argucia de los primeros vendedores ambulantes polacos para poder transportarlos mejor, insertados en una vara, aunque hoy es la gran seña de identidad del bagel –como quien tiene pecas, un lunar o un remolino en el cabello–. Desde Polonia, la nostalgia gastronómica de quienes se vieron obligados a exiliarse durante la II Guerra Mundial ayudó a que los bagels conquistaran el mundo. Llegaron a ciudades como Boston, Nueva York, Londres o Montreal para quedarse. Resultan irresistibles a primera hora de la mañana, tras el escaparate de los delis judíos de las ciudades más bulliciosas del mundo, en ese plácido momento en que la atmósfera es silencio y frío y aroma a café. Y en estos tiempos en los que la afición por explorar las cocinas del mundo sin salir de casa se ha convertido en uno de los hobbies favoritos de toda una generación, Bimbo Bagels nunca fallan: un golpe de tostadora y dosis ilimitadas de imaginación son las coordenadas de un viaje gastronómico por el mundo que acaba en España, cerrando el círculo. ¿Dónde te apetece almorzar hoy?
Estados Unidos: desayuno continental
Si tus mañanas son tan idílicas que puedes permitirte el lujoso ritual de desayunar como en un hotel, enhorabuena. Si no es así, bienvenida al club. Pero no dejes que las prisas y el reloj conviertan la primera comida del día en un mero trámite. El bagel permite concentrar toda la escenografía de un desayuno continental completo en un solo vuelco: el huevo, el beicon, las tostadas crujientes… Elige un bagel con semillas y tuéstalo abierto en la tostadora. Rellénalo con dos lonchas de beicon a la plancha y huevo revuelto y espolvoréalo con perejil y cebollino. Cuando aún esté caliente, unta la tapa superior de tus Bimbo Bagels con mantequilla para aportar un toque jugoso y ciérralo. Acompáñalo con un café con leche y un zumo de naranja recién exprimido. Disfrutarás del placer de un desayuno continental en cada bocado.
Escandinavia: salmón marinado, crema de queso y rúcola
Por su equilibrio de nutrientes, esta receta es un saludable almuerzo de mediodía en aquellas jornadas en las que –¡ay, la vida moderna!– se nos hace imposible comer a mesa puesta. Tanto si te pilla entre dos calls como de camino a apagar el enésimo fuego del día, la receta nórdica es perfecta porque incluye proteínas, grasas saludables y carbohidratos. Y absolutamente nómada: puedes prepararla por la mañana y disfrutarla tres o cuatro horas más tarde, ya que se mantiene jugosa, no reblandece el pan y es perfecta para degustar en frío. Es muy sencilla: tuesta uno de tus Bimbo Bagels en tostadora y unta la rebanada inferior con una capa generosa de crema de queso tipo Philadelphia. Extiende tres o cuatro lonchas finas de salmón ahumado y cúbrelas con unas hojas de rúcola que aporten frescor, contrapunto herbáceo y un sutil toque crunchy. Cierra el bagel y envuélvelo en papel de aluminio: se mantendrá firme y crujiente hasta la hora de comer.
Grecia: babaganoush, migas de feta y un toque dulce
El ramalazo mediterráneo le sienta muy bien a un pan de trigo tan aromático como el de los Bimbo Bagels. Si además elegimos la versión con semillas, mejor. Un relleno saludable y untuoso a base de verduras al horno, ajo y especias nos traslada a Grecia desde el primer bocado. La base de este relleno es la crema de berenjenas asadas o babaganoush. Para prepararla, basta con triturar la pulpa de dos berenjenas asadas en el vaso de la batidora y aderezarla con medio diente de ajo, media cucharada de comino molido, pimienta negra recién molida, una cucharada de yogur griego, otra de aceite de oliva virgen extra, sal y el zumo de medio limón. Extiende una capa generosa de esta crema sobre la rebanada inferior del bagel previamente tostada. Desmenuza con los dedos un par de dados de queso feta y añade las migas sobre la crema de berenjenas. Incorpora unas rodajas de aceitunas negras laminadas y un tomatito seco rehidratado en aceite, picado finamente. Para darle un toque crujiente, añade unas finas rodajas de pepino. Si lo que prefieres es un contrapunto dulce –sí, el bagel es perfecto para armonías dulces–, atrévete con unas gotas de miel o de confitura de higos.
México: guacamole con pico de gallo y extra de picante
Con la comida mexicana nos encanta ir a tortas. Mejor dicho, a tortillas. Pero dejándonos llevar por ese modus operandi llamado fusión que tantas alegrías nos ha deparado con combinaciones que parecían imposibles, nos atrevemos a decir que la versión mexicanizada del bagel tiene su punto. El éxito radica en el juego que da el picante: los matices del chile y el tabasco se amplifican hasta el infinito gracias al sabor neutro y suave de los bagels, convirtiéndolos en la base de un digno sucedáneo-fusión del clásico taco vegetariano. En vez de cerrar el bagel, aquí es mejor degustarlo abierto, con el relleno extendido sobre ambas rebanadas. Lo primero es preparar un pico de gallo. Trocea en dados pequeños dos tomates, media cebolla morada y medio pimiento rojo y mézclalos en un bol. Añade doce hojas de cilantro fresco picadas y aliña con sal, el zumo de una lima y tres gotas de tabasco. Remueve para que las hortalizas se impregnen bien del mejunje cítrico y listo. Para montar el bagel aka taco, espachurra medio aguacate maduro con un tenedor y extiéndelo sobre ambas rebanadas del bagel tostadas previamente. Coloca por encima dos cucharaditas de pico de gallo y corona con un manojo de cilantro picado. Si quieres un extra de buena vibra, añade unas rodajas muy finas de jalapeño o chile. El límite del picante lo decides tú.
España: jamón curado con tomate y aove
La fórmula aparentemente sencilla del bocata de jamón con tomate tiene truco. Sobre todo por el pan. Con un buen jamón, un tomate de verdad (que sepa a tomate-tomate) y un hilo de aceite de oliva virgen extra, el éxito está garantizado… aunque solo al 50%. La otra mitad depende de un detalle tan elemental como decisivo: el pan. Cómo es y cómo se comporta ese ingrediente entre el que metes la proteína y la hortaliza es crucial. Si es del día antes, mal: puede estar reseco y se quebrará al primer bocado. Si tiene mucha miga o es tipo hogaza la ecuación puede no funcionar por falta de consistencia. Si es de molde o tipo broche ni hablemos: se desmenuza inevitablemente, arruinando el experimento. El éxito pasa por un pan fresco con un buen equilibrio entre miga y corteza –chapata, un mollete tostado, pan de cristal…–. O un bagel. Sí: dos primeras figuras gastronómicas tan ajenas entre sí como el bagel y el jamón curado hacen muy buenas migas. Los Bimbo Bagels tienen firmeza suficiente para aguantar la resistencia del jamón, y a la vez tienen una miga densa y húmeda que aporta un punto jugoso. Si, previo paso por tostadora, untamos ambas rebanadas del bagel con pulpa de tomate fresco, el conjunto ganará en matices de textura y sabor. Existe la opción de añadir un fino hilo de aove sobre el tomate antes de extender las lonchas de jamón. No es imprescindible, pero más de aquí, imposible.