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La maldición de ‘The walking dead’: por qué todos sus actores abandonan la serie

The walking dead: Algo huele a podrido y no son los zombies precisamente. ¿Por qué seis actores se han bajado de este proyecto?

Hasta seis actores –incluyendo al protagonista, decisión insólita dado su liderazgo en las tramas– han dejado (o dejarán) la serie con prudentes argumentos que puede que no se ajusten del todo a la realidad. La novena temporada, con nueva showrunner, parece querer romper con todo para recuperar a la audiencia perdida.
CHANDLER RIGGS (CARL) ¿Los estudios? No. En la misma semana en la que se ha estrenado la segunda mitad de la novena temporada, el padre de Chandler Riggs no ha aguantado más y ha revelado que a su hijo le obligaron a dejar la serie, y que dicha decisión le dejó “devastado”. Recordemos que Carl Grimes, el hijo tuerto del líder de los supervivientes, era mordido por un Caminante en la octava temporada (febrero de 2018). El chaval, confirmaron, quería dejar la interpretación para centrarse en su carrera universitaria. En un comentario en Facebook –que luego borró– William Riggs ha desmontado esta versión. Ha afirmado que en abril Scott Gimble le aseguró su permanencia por tres años más –llegando al acuerdo de continuar en principio por dos entregas–, pero que en junio, tras rodar los cinco primeros episodios, el showrunner los había convocado a una “extraña” reunión en la que descubrieron por sorpresa que eliminaban al crío. En ningún caso, zanja el airado progenitor, la universidad era un problema pues su hijo llevaba ocho años compaginando el trabajo con los estudios. El debut inminente de Chandler Riggs en la nueva serie A Millon Little Things y el estreno de un par de películas vendrían a confirmar sus palabras, que lo que se dice dejar los platós no era su intención. La única justificación lógica podría estar en el salto en el tiempo de seis años de esta temporada: inviable para la transformación física del actor y coartada perfecta para dar mayor protagonismo a Judith Grimes, una réplica en miniatura, con sombrero incluido, del propio Carl.
ANDREW LINCOLN (RICK). ¿La familia? No. El verdadero mazazo estaba por llegar. Si la muerte de Carl provocó que los fans más acérrimos pidieran firmas para la dimisión del showrunner en Change.org, el anuncio poco después de la marcha de Andrew Lincoln significó el acabose. Los fans, desconcertados, habían llegado a apoyar entusiastas teorías para evitar la muerte de Carl (como que era inmune al mordisco zombie). Visto que de poco sirvió, ante el adiós del otrora sheriff todos se imaginaron la muerte más heroica posible. Sin embargo, Rick Grimes sufría un rocambolesco accidente por el que sus compañeros le daban por muerto (en realidad, desaparecía y era rescatado por un helicóptero). Tras casi una década en la serie, el británico argumentó que no podía permanecer más tiempo alejado de su familia. Pero lo cierto es que en la Comic Con de San Diego no se cortó en declarar que los fans eran la razón por la que seguía en la serie y que quería mirarles a los ojos con respeto. Esta ambigua afirmación (o no) ponía en duda, una vez más, los intereses reales de ambas partes. Así fue como se anunció que Andrew Lincoln seguiría implicado en la franquicia zombie, interpretando a Rick Grimes en tres películas independientes escritas por Scott Gimple. Esta resolución recuerda a la tomada por Lennie James. Su personaje, Morgan, fue el elegido para protagonizar el crossover con Fear The Walking Dead, el spin-off de la serie original. Tanto gustó (o él lo pidió, visto lo visto) que el actor se unió al reparto en su cuarta entrega y dejó The Walking Dead en la octava temporada (la misma que Chandler Riggs). Aunque Morgan fue vital en un inicio –explica a Rick cuando despierta del coma qué pasó en el apocalipsis zombie– su personaje no hizo más que dar bandazos con bruscos cambios fuera de toda lógica. El actor, que apareció en Blade Runner 2049, no se puede quejar: Fear The Walking Dead mantiene una audiencia fiel y resulta más atractiva y dinámica por el cambio de localizaciones.
LAUREN COHAN (MAGGIE) Y DANAI GURIRA (MICHONNE). ¿Aumento de sueldo? No. Que el ambiente del rodaje no debe de ser la juerga padre también lo confirma la anunciada huida de dos de las protagonistas femeninas más potentes: Maggie y Michonne. Ni los seguidores de Juego de tronos podrían estar preparados para semejante escabechina (es broma, claro; lo estarían). Aunque la marcha de Maggie aún no se ha producido, ha desaparecido de la serie sin mucha explicación, algo que también ha dejado perplejos a los fans. Pero Lauren Cohan no ha estado mordiéndose las uñas encerrada en casa. Todo lo contrario. Tras serle negado, según contó, un sueldo paritario, la actriz no ha tardado en encontrar una serie a su medida y, que además, protagoniza. En la presentación de Whiskey Cavalier, que se estrena el 28 de febrero en Movistar+, la actriz, que interpreta a una intrépida (y algo badass) agente de la CIA, ironizó con su espantada, comentando estar harta de no poderse lavar la cabeza ni cambiarse de ropa. ¿Una evasiva a la altura? Obviamente, no, pero dice mucho del choteo que se deben traer los actores que no están de acuerdo con los inaplazables cambios que se avecinan. Con la desaparición de Rick y Maggie se preveía un mayor protagonismo de Daryl (Norman Reedus) y Michonne, pero Danai Gurira ha sido la última en tirar la toalla. La actriz, que se ha colado en el universo Marvel gracias a Black Panther y Vengadores: Infinity War también pidió más pasta. Pero, ¿el dinero es suficiente? Michonne no ha avanzado prácticamente nada en casi siete años que lleva en la serie, algo frustrante para cualquier actor (tanto como los altibajos a lo Morgan). Una opción nada descabellada es que emulara a Rick, que para eso era su pareja y el padre de su hijo, y saliera en su busca, pudiendo participar también en las películas. Hasta la décima temporada no lo sabremos, pues Michonne aparecerá aún en algunos episodios.
TOM PAYNE (Jesús). ¿Sacrificio? Sí. Frente a las excusas (más dinero, la familia, los estudios) lo que sí está claro es que nadie parece estar a salvo ya en The Walking Dead: cualquiera puede morir, tenga o no justificación real. En una entrevista en The Hollywood Reporter, Tom Payne comentó que su paso por la serie había sido “una frustración constante”, ya que, aunque secundario, Jesús, a diferencia de la serie, sí es relevante en los cómics. Hace unos días el actor se retractó de este comentario, afirmando que se habían tergiversado sus palabras. Aunque tuvo una muerte memorable, al ser atacado por uno de los Susurradores, los nuevos villanos de este año, lo cierto es que su sacrificio confirma de nuevo que la última showrunner, Angela Kang, se empeña en introducir nuevos personajes y darle otro aire a las tramas. The Walking Dead arrastra cierta maldición con sus creadores. La segunda temporada en 2011 comenzó a marcar los encontronazos dentro del equipo. El artífice de la adaptación, Frank Darabont, fue despedido tras pedir un aumento del presupuesto. Glenn Mazzara le sustituyó, pero duró bien poco tras su enfrentamiento con Robert Kirkman, el creador del cómic. Si bien la quinta y séptima temporadas batieron récords de audiencia, lo cierto es que la desaparición de Carl y de Rick provocó un bajón brutal en los seguidores: la serie ha perdido a la mitad de sus espectadores en la novena entrega (que se emite ahora en FOX). No es extraño que Angela Kang apueste fuerte. Desde el cambio de la intro al nuevo propósito de los protagonistas: reconstruir el nuevo mundo, como un ave fénix que resurge de sus cenizas (al igual que la serie). La perspectiva femenina está más presente que nunca. A falta de Rick y Jesús, la que manda es Tara. Judith es capaz de devolver al redil al mismísimo Negan, la despreciable némesis de Rick. En Hilltop se preparan para enfrentarse a los Susurradores, humanos camuflados entre las hordas de Caminantes, que son liderados por una mujer, Alpha (Samantha Morton) y su hija, Lydia. En fin, parece que The Walking Dead se esté deshaciendo de sus icónicos protagonistas (cruza los dedos Daryl, Carol), tal vez no de la mejor de las maneras, con el único fin de atraer a un nuevo público que se enganche a partir del salto en el tiempo del que aún nos tienen que explicar muchas cosas.