La alucinante casa del travesti más querido del Reino Unido
Se inaugura a las afueras de Londres un excéntrico edificio diseñado por el artista Grayson Perry. Es un templo dedicado a las mujeres anónimas que se puede alquilar como lugar de vacaciones.
Los amantes de los viajes de aventura ya no tienen que pasar sus vacaciones tirándose en paracaídas o conviviendo con su familia política al completo. Desde hace unos días pueden ir a Essex, Inglaterra y alojarse en un templo dedicado a las mujeres ideado por un alfarero travesti. Una idea en el papel descabellada pero que convertirá un insulso rincón de la periferia de Londres en un lugar de peregrinaje artístico. Y si no, tiempo al tiempo.
Alain de Botton es un filósofo que está empeñado en que la arquitectura contemporánea se aprecie desde dentro. A través de su proyecto ...
Los amantes de los viajes de aventura ya no tienen que pasar sus vacaciones tirándose en paracaídas o conviviendo con su familia política al completo. Desde hace unos días pueden ir a Essex, Inglaterra y alojarse en un templo dedicado a las mujeres ideado por un alfarero travesti. Una idea en el papel descabellada pero que convertirá un insulso rincón de la periferia de Londres en un lugar de peregrinaje artístico. Y si no, tiempo al tiempo.
Alain de Botton es un filósofo que está empeñado en que la arquitectura contemporánea se aprecie desde dentro. A través de su proyecto Living Architecture de Botton invita a una serie de arquitectos a construir casas por el territorio británico que posteriormente se alquilan como lugar de vacaciones. La iniciativa hasta ahora ha colocado a un barco en una azotea a orillas del Támesis, a un granero suspendido en el borde de un barranco o a una vivienda entre dunas. Pero es su ultimo proyecto, titulado A House for Essex, es sin duda el que se lleva la palma. Una construcción que parece sacada de una versión psicotrópica de Hansel y Gretel ideada por el inefable Grayson Parry: artista, alfarero, travesti y una figura indispensable del panorama cultural británico.
Cortesía de Living Architecture
Perry ha querido construir un templo dedicado a las mujeres de su tierra natal, Essex. Este condado de al norte de Londres es blanco de mofa del resto del país, que lo ve como la capital del autobronceador, los tacones imposibles, y en general la vulgaridad que se pasea por los concursos de telerrealidad. Perry reta a los estereotipos dedicando su edificio a Julie, un personaje ficticio, que nació en 1953, vivió de cerca la época hippy, se casó dos veces y murió atropellada por un repartidor de comida rápida. Perry quiere homenajear a cierta generación de mujeres anónimas y “corrientes” pese a que la casa sea todo menos común.
En un principio los lugareños se opusieron al estrambótico proyecto, pero terminaron persuadidos por la naturalidad y la locuacidad de Perry, y hoy se muestran orgullosos de su nuevo monumento. Con un tejado dorado, azulejos de terracota de colores y puertas encarnadas, el artista ha hecho destacar la casa como un “Taj Majal” en el sosegado paisaje que le rodea. En el interior se exhiben las esculturas, tapices y mosaicos que narran la vida de su heroína y que sumergen en el loco universo del ceramista. El alojamiento está disponible a partir de junio. Los precios aún no se han fijado pero en Living Architcture se comprometen a mantenerlos asequibles. Los interesados deben entrar en un sorteo que decidirá quién puede alquilar la casa cada mes.
Cortesía de Living Architecture
Perry representa todas las contradicciones de la sociedad británica, su mezcla de sentido práctico y su culto a la figura del excéntrico. Él se autodefine como un artista conceptual que trabaja como artesano, porque se dedica a algo tan poco convencional en los círculos del arte contemporáneo como es la cerámica. Si eso no fuera poco, a menudo aparece vestido como su alter ego Claire. El artista, que está casado con una psicoterapeuta con la que tiene una hija, acude a actos públicos ataviado con una serie de modelos que van de lo infantiloide a lo clasicorro. Para recoger el prestigioso premio Turner se puso un vestido de vuelo, zapatos de rojos de pulsera y lazos en el pelo, y recibió su condecoración real en el palacio de Bickingham arreglado, según sus propias palabras, como una madrina de boda italiana. Al príncipe Carlos se le escapó la risa en tan solemne ocasión.
Los británicos han caído rendidos ante Perry, su extravagancia con raíces en la cotidianeidad y su acercamiento nada pretencioso a la cultura. Un artista que parecía destinado al underground sorprendentemente se ha hecho un hueco como comentarista social. Su documental televisivo sobre el sistema de clases británico desmenuza en tres episodios lo que suele costar años y años en entender. En uno de los capítulos Perry se presenta hecho un pincel en una fiesta de la aristocracia y pregunta al dueño de la mansión si va vestido como una persona de clase alta. ”Vas muy elegante”, le contesta el aristócrata. Y en ese momento se entiende que las divisiones sociales en Reino Unido tienen la movilidad de un búnker, y que un simple traje bien cortado no te garantiza el acceso a las altas esferas.
Otro de sus proyectos ha sido una serie de lecciones sobre arte contemporáneo que se recogen en el libro Playing to the Gallery. En él asegura que sabe si una obra le gusta si la pondría en su casa, recurso ridiculizado en el mundo del arte pero que a él le permite fiarse de su instinto y no teorizar en exceso. Finalmente ha terminado construyendo una casa que resulta ser una obra de arte.
Cortesía de Living Architecture
Cortesía de Living Architecture
Cortesía de Living Architecture
Cortesía de Living Architecture
Cortesía de Living Architecture
Cortesía de Living Architecture
Charles Holland y Grayson Perry.
Cortesía de Linving Architecture