“El activismo más potente que puede existir hoy es el feminismo”
Javiera Mena autoedita sus discos, defiende el feminismo y reivindica que la estética no es superficial. Para la chilena, la música debe reflejar un discurso.
Ritmo y música la persiguen desde niña. «Siempre me han interesado más allá de lo normal: con 11 años me compraba discos e iba a conciertos. Era muy melómana», recuerda Javiera Mena (Santiago de Chile, 1983). En su casa sonaban Raphael, Camilo Sesto, Rocío Dúrcal o Jeanette. Admite que han dejado huella en su trabajo, aunque lo de Mena sea la elec-trónica. «Escucho música, la desarmo, y hago con ella lo que me gusta. Tengo influencias hasta del reguetón, pero no es tan evidente porque están muy desarmadas y vueltas a trazar», explica. Luego aborda la importancia de su independencia: «Mis tres ...
Ritmo y música la persiguen desde niña. «Siempre me han interesado más allá de lo normal: con 11 años me compraba discos e iba a conciertos. Era muy melómana», recuerda Javiera Mena (Santiago de Chile, 1983). En su casa sonaban Raphael, Camilo Sesto, Rocío Dúrcal o Jeanette. Admite que han dejado huella en su trabajo, aunque lo de Mena sea la elec-trónica. «Escucho música, la desarmo, y hago con ella lo que me gusta. Tengo influencias hasta del reguetón, pero no es tan evidente porque están muy desarmadas y vueltas a trazar», explica. Luego aborda la importancia de su independencia: «Mis tres discos son autoeditados, el último, Otra era, gracias al crowdfunding. Apuesto por la consciencia de seguir un camino independiente y llevarlo de una manera cada vez más profesional». Ha pasado este verano en España, de festival en festival: actuó en el Low (Benidorm), el Sonorama (Aranda de Duero) y el Girlie Circuit (Barcelona). Allí presentó su nueva puesta en escena, con mucho de performance, danza y solo chicas en el escenario. Para ella, toda una declaración de principios.
¿Es necesario el empoderamiento femenino por el que ahora abogan muchas artistas, con Beyoncé a la cabeza?
Sí, totalmente. Antes mi política era simplemente ser yo y mostrar mis ideas con mis actos. Pero cada vez me informo más, leo sobre las injusticias que ha sufrido la mujer y creo que es necesario ponerle una dosis de exacerbación a quiénes somos. Que lo digamos, y no solo con nuestros actos, sino con nuestras palabras y nuestra música. A la mujer no se la ha valorado como creativa. Es importante generar un debate. Por eso mi política es trabajar con chicas: bailarinas, mánager…
¿Es necesario el activismo?
Ser activista dentro de la industria de la música es muy complicado. Sobre todo para mí: soy latina y resulta más difícil tener una voz. Pero creo que el activismo más potente que puede existir hoy en día es el feminismo, tanto para los hombres como para las mujeres.
Esa industria y la forma de consumir música están cambiando.
Antes los álbumes eran la única forma de escuchar música y ahora el disco se ha convertido en un souvenir. Yo me crié con los discos, pero ahora me estoy planteando sacar canciones sueltas, porque creo que así me lo está pidiendo el entorno. Es lo que voy a empezar a hacer a final de año, sacar temas y generar el concepto en la medida en la que evolucionen esos singles.
Cada vez le da más importancia al espectáculo que rodea la música.
Como hago electrónica, prácticamente no hay grupo. Me marcaron Daft Punk, Pet Shop Boys y Kraftwerk, bandas que más allá de la música ofrecen un espectáculo. Probé coreógrafos hasta que encontré a Tuixén Benet en Barcelona, y juntas montamos este show, en el que las coreografías son primordiales y le dan vida al espectáculo junto a los visuales de artistas como Telefunken. En mis videoclips he colaborado con Canadá, Luis Cerveró o Yago Partal. Me gusta trabajar con ellos porque soy su fan, me tira trabajar con artistas españoles.
La ropa resulta crucial en su puesta en escena, y en este campo también ha colaborado con diseñadores españoles.
Sí, con Carlos Díez, Roberto Piqueras, Krizia Robustella… Para mí es muy importante lo estético, no es para nada superficial. Va de la mano de la música, y tiene mucho de política. Me gusta llevar prendas que no sean exageradamente lo que se cree femenino, jugar con la ropa y el género, que lo pueda llevar tanto un chico como una chica.
Muchos la consideran una abanderada gay, ¿se ve así?
En el primer momento que me preguntaron si tenía novio en una entrevista dije que no, que tenía novia, y ahí comenzó un largo camino de un activismo no abanderizado, porque para mí lo vivido es muy normal. Mi política es demostrar quién soy sin una queja, decir que he sido muy feliz siendo lesbiana. Creo que hay que ir por el lado positivo de todo lo que me ha entregado el amor, más allá de quién sea.