Eva Santolaria: «Con ‘Compañeros’ nos convertimos en un referente porque no éramos espectaculares físicamente»
Eva Santolaria nos habla sobre el legado de ‘Compañeros’ y cómo ella sobrevivió al ‘boom’ de su personaje, Valle. Ahora se reencuentra con Antonio Hortelano (Quimi) en ‘Citas Barcelona’.
Han pasado 25 años del estreno de la serie Compañeros, pero el nombre de Valle (sin necesidad de apellidos) sigue estando vinculado a los pasillos del colegio Azcona. Su audiencia, que en ocasiones superó los cinco millones de espectadores, no necesitaba cuerpos esculpidos ni orgías para que gran parte del país siguiera con devoción las vivencias de una pandilla cuyas aventuras, comparadas con las que actualmente plasman series como ...
Han pasado 25 años del estreno de la serie Compañeros, pero el nombre de Valle (sin necesidad de apellidos) sigue estando vinculado a los pasillos del colegio Azcona. Su audiencia, que en ocasiones superó los cinco millones de espectadores, no necesitaba cuerpos esculpidos ni orgías para que gran parte del país siguiera con devoción las vivencias de una pandilla cuyas aventuras, comparadas con las que actualmente plasman series como Élite, habrían hecho al mismísimo Pocoyó parecer un crápula. El intermitente amor entre Quimi y Valle generaba tal interés que dio lugar a un hecho sin precedentes en la ficción televisiva: Compañeros saltó al cine de la mano de No te fallaré. Han pasado dos décadas, pero la pareja sigue atrayendo el mismo interés, pues en el instante en el que Eva Santolaria publicó en sus redes una imagen junto a Antonio Hortelano, los ‘Me gusta’ se dispararon junto al deseo del regreso de la popular serie. En realidad se trataba de un fotograma del sexto capítulo de Citas Barcelona (Prime Video), en el que Claudia (Eva Santolaria) e Imanol (Antonio Hortelano) se reencuentran gracias a Tinder. La pareja se conoció en 1998, fecha en la que ¿casualmente? comenzó Compañeros, y aunque esta ficción no es un regreso de aquella serie, sí es una ocasión para volver a reunir a dos actores cuya química de pareja marcó a una generación. “La historia de amor que plasma este reencuentro televisivo es muy diferente a la que tuvimos en Compañeros”, explica Eva, que reconoce que volver a grabar con Antonio Hortelano ha sido una experiencia inigualable. “Nos vemos bastante a menudo, pero al ser un reencuentro laboral, ha sido completamente diferente. Él es quizás la persona con la que más horas de ficción he compartido, y ha sido como si no hubiera pasado el tiempo. Trabajar con él es como estar en casa”, asegura Santolaria.
La relación que tuvisteis en Compañeros y la que tenéis en Citas Barcelona es diferente. ¿En qué?
¡Quimi y Valle habrían estado discutiendo desde el minuto uno! La nueva serie cuenta la historia de dos personajes que han compartido su infancia. Si volviéramos a contar la de Quimi y Valle todo sería distinto, y quizá no la veríamos de una forma tan idealizada como la vemos en el caso de Citas Barcelona.
¿Veríamos hoy con buenos ojos el amor entre Quimi y Valle o lo tildaríamos de tóxico?
La verdad es que no he vuelto a ver la serie, pero no recuerdo que la relación entre ellos fuera tóxica. El amor no era entendido desde el enamoramiento, porque la amistad estaba por encima de todo, y de hecho creo que son esas historias las que duran. Eso sí, al ir creciendo, te das cuenta de que esa persona no es con quién tienes que compartir tu vida, como se vio en la película más tarde.
En esa época era habitual que los guiones tuvieran pinceladas machistas y que el amor tóxico inundara las tramas, pero la serie fue pionera en los temas que trataba, desde el bullying hasta el amor adolescente.
Creo que era una serie que reunía a la familia, por lo que permitía hablar sobre muchos temas sin generar además situaciones incómodas. Una de las bazas que tuvo Compañeros es que no representamos a gente inalcanzable, pues físicamente no éramos los más espectaculares. Lo que hizo que los personajes fueran especiales era la relación existente entre ellos, y el hecho de que los valores y la amistad fueran el núcleo fundamental. Nos convertimos en ejemplo para mucha gente porque no éramos inaccesibles.
Dice que no eran físicamente espectaculares, pero, ¿acaso no fue usted un sex symbol español?
Lo curioso es que meses antes, había hecho una serie catalana en la que interpretaba un personaje mucho más inocente y naíf, y nadie llevaba mi foto en la carpeta. En aquella época, rodaba Nissaga de poder por las mañanas y después, cogía el puente aéreo y rodaba en Madrid. Estuve tres meses así y me di cuenta de que la gente veía a Valle como a una tía guay, mientras que a la otra pobre… Al final, las características del personaje influyen muchísimo en cómo te ve la gente
Recientemente Kira Miró ha dicho que formaba parte de la carrera posar con poca ropa en revistas masculinas. ¿Usted tiene la misma impresión?
A mí nunca me han impuesto nada: he hecho lo que me ha dado la gana. Cuando no he querido hacer algo no lo he hecho, para lo bueno y para lo malo. No me he sentido obligada y me hago responsable de todas las decisiones que he tomado. Recuerdo que hice un reportaje para la revista Man porque me decían que estaba muy delgada, y quise alejarme de la imagen juvenil que tenía y mandar un mensaje con las fotos: “Delgada, sí, ¡pero mona!”.
¿Nota que los personajes femeninos han ganado profundidad en la ficción?
La industria ha ido caminando y los personajes femeninos han ido evolucionando. Ahora hay muchas producciones en las que las mujeres están en un primer término y no son ya “la mujer de”. Ese cambio es importante, pero me gustaría avanzar más y que los personajes femeninos, sobre todo de las más maduras, no tengan que estar justificándose constantemente por aparentar ser válidas en lo que hacen. No es suficiente ser buena en lo que haces: también tienes que aparentar. Este tipo de visión no la tenemos con los hombres, a quienes aunque tienen sus síndromes de Peter Pan durante mucho tiempo, no se les cuestiona su capacidad profesional. A nosotras se nos mira con una lupa diferente, por lo que hemos de comenzar a quitarnos esos complejos y esas máscaras y empezar a construir personajes de mujeres que no tengan que aparentar ser válidas. Mujeres que puedan reír, equivocarse y ser imperfectas. Hay que reivindicar la imperfección, que es dónde está la grandeza y la diversidad. Nos estamos obsesionando con encontrar una perfección que nos acaba frustrando.
A usted misma le ha costado mucho conseguir un reconocimiento como guionista. ¿Por qué?
Todavía me escondo un poco, porque me da pudor y por eso durante mucho tiempo ni pedía que me acreditasen donde participaba. Sin duda para mí fue una liberación a nivel personal ver que se reconocía un trabajo que llevo haciendo mucho tiempo, pero no porque se reconozca a nivel público, sino yo me lo reconocía a mí misma. Llevaba tiempo leyendo y haciendo versiones de guion para Pau [Freixas, su pareja], y cuando le hice un análisis de guion a Carlos Fernández, de Filmax, me dijo que ese trabajo merecía un sueldo. ¡Aluciné cuando me pagó! Al llegar a casa, se lo conté a Pau, que dijo que era completamente normal que me pagara y que de hecho, ese trabajo tenía que ser remunerado… “Pues me vas a pagar tú”, le dije. Fue el empujón que necesitaba.
¿Por qué da por hecho la gente que si no tienes gran exposición mediática, no haces nada?
Esta profesión es una montaña rusa. Hay veces que tienes mucho éxito y en las que todo el mundo habla de ti, por lo que tienes más trabajo y enlazas proyectos, pero también están esas fases en las que estás abajo de la montaña y el teléfono no suena. Todos en esta profesión hemos tenido esos bajones. Tras estar casi 10 años saliendo todas las semanas en televisión de forma ininterrumpida, me fui de gira teatral, hice una serie que no tuvo éxito, fui madre, pasé tiempo sin representante… Dejé de estar en los medios, algo que personalmente me vino bien, pero no somos conscientes de que cuando desapareces, el olvido es superrápido. No lo viví mal porque en ese momento no era consciente de que ya no estaba en la cabeza de la gente.
¿Cree que es bueno que los niños y adolescentes crezcan con series en las que las orgías y los tríos parecen un personaje más?
Me apetece más que mis hijos vean Sex Education. Está muy bien hacer series en las que se muestra la sexualidad y la diversidad sexual, porque es vital que lo vean desde una edad temprana para no tener confusiones y educarse con una buena ficción. También para que el sexo no sea un tabú en casa y sean quienes quieran sin sentir que están condicionados a tener que definirse. Sin embargo, hay series que hacen que entre en conflicto conmigo misma, porque ya no sé si están mostrando una forma concreta de vivir la sexualidad sanamente.
En los Premios Feroz hablaste del fracaso, y aunque sabemos que tu discurso era guionizado, tus palabras son idóneas para preguntarte qué es para ti fracasar.
Si creemos que el éxito es que todo se convierta en un boom, estamos abocados a la frustración. Para mí el triunfo radica en trabajar y contar historias. De haber habido redes sociales, un éxito del nivel del de la serie Compañeros se habría traducido en contratos, publicidad, entrevistas… Nosotros salíamos en la Súper Pop y poco más.
*Estilismo: Paula Delgado. Maquillaje y peluquería: Rubén Mármol (Kasteel Management) para L’Oreal Pro. Asistente de fotografía: Daniel Molina. Atrezo: Mesa Mettsass, diseñada por Ettore Sottsass para BD Barcelona.