“Hay una gran diferencia entre una mujer en mallas rodeada de hombres y catorce mujeres en licra increíblemente poderosas trabajando unidas”
Hablamos con Liz Flahive, cocreadora de la serie, para entender qué se esconde tras el nuevo éxito veraniego de Netflix.
Llevan leotardos, mallas y cardados, dan saltos (y se caen) en medio del ring y, se asume, están ahí para atraer a un público mayoritariamente masculino al que le encanta ver “peleas de gatas”. Se asume. Sin embargo, las mujeres de Glow tienen otros planes: “Hay una gran diferencia entre una mujer en mallas rodeada de un montón de hombres y catorce mujeres en licra increíblemente poderosas trabajando unidas”. Quien habla es Liz Flahive, cocreadora de la nueva apuesta de Netflix para el verano 2017, Glow (Gorgeous Ladies of Wrestling), junto con Carly Mensch. ...
Llevan leotardos, mallas y cardados, dan saltos (y se caen) en medio del ring y, se asume, están ahí para atraer a un público mayoritariamente masculino al que le encanta ver “peleas de gatas”. Se asume. Sin embargo, las mujeres de Glow tienen otros planes: “Hay una gran diferencia entre una mujer en mallas rodeada de un montón de hombres y catorce mujeres en licra increíblemente poderosas trabajando unidas”. Quien habla es Liz Flahive, cocreadora de la nueva apuesta de Netflix para el verano 2017, Glow (Gorgeous Ladies of Wrestling), junto con Carly Mensch. Ambas tienen entre sus créditos pasados trabajos en Weeds, Homeland, Nurse Jackie y Orange Is the New Black, un curriculum que dejaría a cualquiera patitieso: series que giran alrededor de uno, o muchos, personajes femeninos llenos de matices y realidad. Y se presentaron en Netflix con una buena idea y, sobre todo, con una madrina productora: Jenji Kohan.
El argumento de Glow se inspira en el programa televisivo de los años ochenta de lucha libre femenina: “Nunca habíamos visto el show original”, confiesa Flahive, “pero vimos un documental en el que salían todas estas mujeres hablando sobre él y eso llamó nuestra atención. No teníamos ni idea del tema, más allá de saber que era un fenómeno cultural, hasta que empezamos a investigar, a ver un montón de episodios y alucinamos con su mezcla de humor, sketch, videoclip… Las dos venimos del teatro y la idea de tener una serie que pudiese operar en dos mundos que se mezclasen, la historia real de estas luchadoras y el espacio teatral del ring, hizo que nuestra cabeza empezase a darle vueltas”.
Así, catorce mujeres de diferentes edades, razas e intereses se acaban juntando en un gimnasio cochambroso en el angelino Valle de San Fernando para darle forma a una serie de televisión que ninguna de ellas, ni siquiera el director del proyecto, sabe cómo saldrá. Todo visto a través de los ojos de una actriz de método, interpretada por Alison Brie, que busca su hueco en el Hollywood de los años 80, cuando la industria sólo tenía espacio para un número estrictamente limitado de papeles femeninos con profundidad.
La amistad entre mujeres es el tema central alrededor del cual pivota la trama. La amistad (rota) entre las dos protagonistas, Ruth y Debbie (interpretada por Betty Gilpin), que se convierte en la intriga sentimental de la temporada (¿acabarán juntas o no?) y también la unión entre las catorce integrantes de Glow, una unión que respeta, abraza y acoge a cada una de las diferentes personalidades del show: “En un momento dado Alison dijo que era genial que su personaje no tuviese un interés romántico durante la primera temporada de la serie, en el sentido de que su objetivo es volver a ser amiga de su amiga. Lo encontraba liberador, y me encantó”, cuenta Flahive. “Esa siempre fue nuestra intención: contraponer un mundo exagerado y con la dimensión física que implica, frente a un tono más emocional. Si sólo hubiese sido un show de lucha libre, siendo las peleas el centro de la historia, no creo que lo hubiésemos escrito. Pero estábamos muy interesadas en hablar de un grupo de inadaptados que se juntan; las películas de deportes de equipo, como ellas dan el golpe, siempre fueron una inspiración”.
Ninguno de sus personajes, en el hoy poblado mundo televisivo de los antihéroes, es “malo”. Y sus historias demuestran que la gente buena también genera historias y dramas: “Simplemente estábamos intentando escribir sobre mujeres que estuviesen peleando, fracasando, definiendo qué significaba el éxito para ellas. Queríamos observar a alguien que cometía un gran error y ver cómo podía subsanarlo. Eso era importante para nosotras.”
Para contar esta historia de amor entre amigas, era imprescindible que entre las dos protagonistas hubiese química. “Fue una búsqueda exhaustiva”, explica Flahive. “Queríamos un reparto diferente, especial. Al principio no estábamos convencidas de que Alison (Brie) fuese correcta para el papel. Pero vino y nos encantó. Es extraordinariamente buena. Y es cierto, aún no le han dado el espacio para demostrar que puede hacerlo todo. Físicamente es una luchadora asombrosa, tiene un don inmenso para la comedia y hace un trabajo genial en las escenas dramáticas. Puede ser un personaje que comete un error inmenso y, aun así, el espectador está totalmente involucrado en su historia, en ella. Con Betty (Gilpin) habíamos trabajado en teatro y en Nurse Jackie, y sabíamos que tenía que formar parte de esto, porque sabíamos todo lo que podía hacer y que no le habían dado la oportunidad de hacerlo aún. Cuando tienes actrices tan listas y con tanto talento, simplemente agarran a esos personajes por la garganta, como hicieron desde el primer capítulo, y nunca los sueltan. Su química juntas es increíble, y eso era importante, ya que su amistad es la columna vertebral de toda la temporada”.
Glow es al verano de 2017 lo que Stranger Things fue al del 2016: la nueva apuesta estival de Netflix por mundos nacidos en los 80, referentes nostálgicos para espectadores del videoclub digital de hoy en día. Pero no sólo de nostalgia vive su trama, sino también de perspectiva social. En un entorno que parece creado para satisfacción masculina, un grupo de mujeres encuentra su identidad, su fuerza y el poder que tiene formar parte de un grupo. Y lo hace con un argumento cuidado pero ligero, profundo pero nada denso.
Ver Glow de un tirón o administrarla prudentemente es decisión del espectador. Flahive sólo quiere que quien la vea sea tan feliz haciéndolo como ellas creándola: “Creo que es uno de esos shows de los que la gente puede sacar muchas cosas –aunque depende de lo mucho que entren en él– así que espero se sorprendan con él, con lo que les hace sentir y pensar. Espero que la gente se sume al viaje”.