Entrevista al condón: “Soy el verdadero artífice de la revolución sexual”

Esta pequeña funda de látex ha salvado miles de vidas, ha sido perseguida por la iglesia y ha permitido al mundo hacer realidad sus fantasías sexuales sin efectos secundarios.

Laura Pacheco

El condón llega a la entrevista con uno de sus looks más clásicos y tradicionales. Una podría esperar que, en ese afán por erradicar su fama de aséptico, adoptase una de sus vestimentas más estrafalarias, coloridas y hasta comestibles, pero, ciertamente, el preservativo no necesita marketing, es uno de los productos que mejor se reinventa a sí mismo. Cada día surge una nueva versión en el mercado, un nuevo anuncio, que pone de manifiesto su gran sentido del humor y su capacidad de reírse de sí mismo. Tiene siglos de existencia pero parece estar en plena forma. Sin duda, es la mejor prueba de...

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El condón llega a la entrevista con uno de sus looks más clásicos y tradicionales. Una podría esperar que, en ese afán por erradicar su fama de aséptico, adoptase una de sus vestimentas más estrafalarias, coloridas y hasta comestibles, pero, ciertamente, el preservativo no necesita marketing, es uno de los productos que mejor se reinventa a sí mismo. Cada día surge una nueva versión en el mercado, un nuevo anuncio, que pone de manifiesto su gran sentido del humor y su capacidad de reírse de sí mismo. Tiene siglos de existencia pero parece estar en plena forma. Sin duda, es la mejor prueba del poder rejuvenecedor y antioxidante de una sexualidad activa. Y cuando se trata de sexo, él siempre está en medio.

Me asombra su dominio del marketing. En principio es usted el aguafiestas, la policía del sexo, la ordenanza gubernamental que, en medio de la fiesta, nos dice que la música no puede seguir porque es hora de cerrar el local. Pero al mismo tiempo, a su imagen le rodea un aire de juventud, de trasgresión, de exprimir cada hora de la vida. ¿Cómo conjuga ideas tan contrarias?

La vida es contradictoria y el sexo aún más. Y le diré otra cosa, todo el mundo atribuye el inicio de la revolución sexual a la comercialización de la píldora anticonceptiva, pero eso es tener muy poca perspectiva histórica. Los anticonceptivos orales evitan que las mujeres se queden embarazadas, pero no impiden la trasmisión de enfermedades venéreas. Durante muchos siglos el problema del sexo no era tener descendencia, sino pillar una sífilis e irse al otro barrio. Yo maté dos pájaros de un tiro. Casanova, que no era un loco que jugaba a la ruleta rusa, ya me utilizaba en el siglo XIX y se refería a mí como redingote anglaise (capa inglesa de montar a caballo). Cuando se me descubrió y se democratizó mi uso –antes solo estaba al alcance de la aristocracia–, se dejó una puerta abierta a la lujuria, sin el temido castigo a los pecados de la carne. Yo he promovido el sexo ocasional, algo que la Iglesia católica nunca ha visto con muy buenos ojos, por eso nunca me han aceptado, aunque este último Papa parece más abierto y ya ha apuntado que “para ser buenos católicos no hay que ser como conejos”.

Me ha contestado a la segunda parte de la pregunta pero, ¿qué hay de la primera?, ¿no es cierto que reduce la sensibilidad y que con usted hay una relación amor-odio: te necesito pero no te aguanto?

Veo que viene en plan Ana Pastor. Algún inconveniente tenía que tener, si no sería perfecto, el paraíso en la Tierra. Esa reducción de la sensibilidad de la que usted habla era muy grande al principio de mi existencia, cuando los preservativos estaban hechos con tripas de animales, pero ahora el látex es cada vez más fino y además hay modalidades especialmente diseñadas para proporcionar el máximo de sensibilidad con toda la protección. Es el pequeño precio que hay que pagar por poder poner en marcha cualquier fantasía sexual que uno tenga con cero consecuencias. Yo diría que no es un precio muy caro.

Un buen argumento. Lo tendré en cuenta la próxima vez que trate de convencer a un hombre de que sin preservativo no hay trato. ¿Por qué el género masculino le tiene especial inquina?

Hombre ellos lo que quieren es ‘mojar el churro’ y recurren a todo tipo de tretas para evitarme, puesto que no son los que traen los hijos al mundo. El truco más utilizado de todos es que no sienten nada, que conmigo no es tan romántico. Algunos incluso argumentan que no pueden llegar al orgasmo. Yo tengo siempre la culpa de todo. Los grandes problemas sexuales se descargan sobre una finísima capa de látex. Un estudio llevado a cabo por The National Survey of Sexual Health and Behavoir (NSSHB) y dirigido por expertos del Kinsey Institute, de la Universidad de Indiana, demostró que las mujeres heterosexuales tienen las mismas posibilidades de tener orgasmos con sus parejas, tanto si usan preservativos como si no. En el caso de los hombres usar una talla de condón que no es la adecuada puede hacer que les moleste más de lo normal. En este caso, contrariamente al de la ropa, el género masculino tiende a pensar que su talla es más grande de la que le corresponde. ¿Están pensando en sus penes o en sus egos?, me pregunto.

Es que el tallaje es algo complicado pero importante, porque un tamaño que no es el adecuado puede traer problemas. ¿Deberíamos empezar a preguntar a nuestra cita cuál es su talla de condón, como quien se interesa en qué tipo de comida le gusta para elegir restaurante?

Todo el mundo conoce su número de zapato o talla de pantalones, pero muy pocos acertarían con su talla correcta de preservativo. Hay unas reglas diseñadas para medir el largo del pene y el grosor, y así poder determinar mejor la talla más adecuada. Volviendo al tema del marketing, si lo que se quiere es vender condones, yo nunca calificaría a los tamaños de pequeño, mediano y grande sino, más bien como grande, súper y monstruosa. Ningún hombre compraría la talla pequeña ni bajo tortura. El problema de usar un condón demasiado grande es que éste puede deslizarse o salirse durante la penetración y los que quedan excesivamente apretados pueden romperse con más facilidad. Además, un preservativo que no está bien ajustado reduce el placer de la pareja, según contaba un artículo de 20 Minutos a propósito de otro estudio del Instituto Kinsey para la Investigación Sexual, de Género y Reproductiva, en el que seleccionaron a 436 hombres, de entre 18 y 67 años, para que respondieran a un cuestionario sobre el uso del profiláctico en sus relaciones sexuales con mujeres. Según los datos de la encuesta, la dificultad para alcanzar el orgasmo, en aquellos que no usaron preservativos adecuados, se multiplicaba por dos, y el índice de quienes padecían irritaciones en el pene era cinco veces mayor en quienes no utilizaron condones de su talla. El ajuste inadecuado interfería también a la hora de conseguir o mantener la erección, producía roturas con una frecuencia 2,5 veces mayor a cuando se empleaba un preservativo correcto y hacía que la pareja tuviera el doble de posibilidades de decidir retirar el preservativo antes de terminar la relación sexual.

¿Debemos entonces echarle siempre la culpa a una talla inadecuada cuando se produce una inesperada y alarmante rotura?

No siempre, puede haber otras causas. La primera de todas es de perogruyo, pero es un error muy común: consiste, simple y llanamente, en comprobar la fecha de caducidad. Los hombres más optimistas me meten en sus billeteras, esperando que la vida real imite a las cintas porno y que, por ejemplo, la señora de la limpieza, que en este caso es una modelo de Victoria’s Secret, se abra de piernas un viernes a las 20:00 horas, cuando ya no queda nadie en la oficina y uno tiene que quedarse preparando la reunión del lunes. Pero eso nunca pasa y seis años más tarde me sacan para un apretón en un bar de una discoteca a las 6 de la mañana, con alguien que dista mucho de poder presentarse al casting de este marca de lencería. Pero yo tengo una vida media de cinco años –dos si contengo espermicida– y si estoy en una cartera, en contacto con el sudor y el calor corporal, me deterioro antes. Otro clásico es jugar a los masajes que acaban con final feliz. Pero el aceite de masaje y yo nos llevamos muy mal, por eso los lubricantes que se usan conmigo deben tener una base de agua. El sol y la humedad tampoco me van muy bien. Y luego no faltan los paranoicos, a los que les da por usar dos condones al mismo tiempo para aumentar la seguridad. Grave error.

Reconozca que cuando se está en plena faena y usted hace su aparición las cosas se enfrían un poco.

Sí, ya sé que tengo esa fama de tocapelotas, pero si uno es mínimamente creativo, puede salir airoso de la situación. A no ser que se viva en Dinamarca, donde la palabra danesa para condón es svangerskabforebyggendemiddel –¡vaya con el nombrecito que me han elegido!–. Entiendo que ante la perspectiva de preguntar a la pareja si ha traído o no un svangerskabforebyggendemiddel, uno prefiera quedarse en casa los sábados por la noche viendo la tele y comiendo algo de más fácil pronunciación. ¿Se imagina a los adolescentes yendo a la farmacia a comprar una caja de condones, llenos de timidez, queriendo acabar cuanto antes y diciendo la palabreja al dependiente, que está medio sordo y pide que se le repita una y otra vez? Espero que dispongan de suficientes máquinas expendedoras. Por cierto nosotros fuimos unos de los primeros productos en venderse de esta forma, concretamente desde 1928. Pero volviendo a la pregunta, hay maneras muy eróticas de colocarme. Por ejemplo, la mujer puede hacerlo con la boca, teniendo cuidado de no lastimarme con los dientes.

¿Alguna sugerencia sexy para cuando son ellos los que se lo ponen?

Bueno, yo diría que ese es su trabajo ¿no? No pretenderá que se lo haga y le escriba también sus artículos. Por cierto, siempre he sentido curiosidad en saber si todos esos consejos que usted brinda los experimenta primero en carne propia o más bien está haciendo literatura de ficción.

Cabe también una tercera posibilidad, que me autocensure. Pero usted es el entrevistado, la estrella, no yo. ¿Qué opina de su rival de género, el condón femenino?

Hasta ahora no ha tenido muy buena acogida, en parte porque es más complicado de poner, produce un ruido no muy agradable y porque mucha gente que lo ha probado dice que es como hacer el amor metiendo el pene en una bolsa de plástico. Pero tenemos muchas esperanzas puestas en un nuevo condón femenino llamado VA wow, que incorpora un sistema de vibración y promete llevar a las mujeres al orgasmo. Según un estudio que ha realizado IXu LLC, la empresa de preservativos con base en Michigan que lo ha desarrollado, el 70% de las mujeres que lo probaron afirmaron haber experimentado un orgasmo al usarlo la primera vez. El 80% lo logró en la segunda prueba y, en el tercer intento, el 100% de las mujeres llegó al clímax. Actualmente VA wow está esperando la aprobación para su distribución en EEUU y se planea que llegue a Europa en los próximos 18 meses. Buenas noticias para nuestra fracción femenina, que así podrá romper su particular techo de cristal, bueno, en este caso, de látex.

¿Qué me dice de la nueva generación de profilácticos. El condón invisible, en el que se está trabajando?

Investigadores de la Universidad de Wollongong, en Australia, están desarrollando una nueva generación de preservativos sin látex, utilizando hidrogeles para su fabricación. Se busca un nuevo material que proteja, como siempre del embarazo y enfermedades venéreas, pero que aumente y preserve las sensaciones de placer. Dicen que será invisible, que su sensibilidad será similar a la piel humana y que se auto lubricará. ¿Se imagina?

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