En casa de Charo Ruiz, la gran dama de la moda ibicenca que viste a la reina Letizia

La empresaria y diseñadora ha erigido un emporio en torno a prendas para vestir el tiempo libre. Una estética que bebe de la tradición local, pero que encuentra audiencia en el consumidor global, como casi todo lo que ofrece la isla pitiusa.

Charo Ruiz con un vestido de tirantes y bordados de su firma homónima.ANTÁRTICA

Charo Ruiz (Marchena, Sevilla, 74 años) pisó Ibiza por primera vez acompañando a la dueña de una de las firmas para las que trabajaba como modelo. Entonces no podía ni imaginar que allí acabaría estableciendo su hogar y que más de medio siglo después su nombre —convertido en marca— estaría ligado a la isla. Corría la década de los sesenta y el escenario era muy distinto; para empezar, a las mujeres que se dedicaban a su profesión se las llamaba maniquíes: “En aquella época no podías caminar como se ve ahora en las pasarelas, ¡ni loca!, tenías que esconder el culo”, evoca entre risas. Tras saca...

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Charo Ruiz (Marchena, Sevilla, 74 años) pisó Ibiza por primera vez acompañando a la dueña de una de las firmas para las que trabajaba como modelo. Entonces no podía ni imaginar que allí acabaría estableciendo su hogar y que más de medio siglo después su nombre —convertido en marca— estaría ligado a la isla. Corría la década de los sesenta y el escenario era muy distinto; para empezar, a las mujeres que se dedicaban a su profesión se las llamaba maniquíes: “En aquella época no podías caminar como se ve ahora en las pasarelas, ¡ni loca!, tenías que esconder el culo”, evoca entre risas. Tras sacarse su diploma en Barcelona, dio la vuelta al mundo posando con las colecciones de Pertegaz, Elio Berhanyer o Paco Rabanne. “Fuimos a Beirut, México, Nueva York… Yo era superjovencita y disfrutaba muchísimo. Todo era un lujo, recuerdo que nos encantaba que en el avión nos recibieran con una copa de champán”.

A la isla pitiusa volvió años después, junto al que se convertiría en su marido: “La isla sigue siendo maravillosa y divertida, pero en los setenta todo estaba empezando, por todas partes llegaba gente joven y guapa. Solo había un hotel y una posada, un par de restaurantes buenos y algunas casas de comidas, así que nosotros decidimos montar un chiringuito en la playa”. Pero a Ruiz, que había crecido jugando con las telas del taller de su abuela, le llamaba la ropa: “Lo de los zumos y los sándwiches no rendía mucho y yo veía que íbamos a acabar el verano a dos velas. En aquel momento se llevaban bastante los pantalones indio, anudados con cuerda, y empezamos a fabricarlos en Barcelona. Los vendíamos con unas camisetas que compraba en Mataró, a las que hacíamos unos tonos de colores increíbles y poníamos las letras de ‘Ibiza’ en grande. Ese primer año colgábamos los conjuntos delante del bar, vendíamos cuatro o cinco cada día y nos dimos cuenta de que podía ser interesante”. El verano siguiente, ya armados con una pequeña producción, establecieron un puesto en el mercadillo hippy de Es Canar. “Lo que más ilusión me hacía era recoger, montar en el coche y contar todo lo que habíamos vendido”.

El jardín de la casa de Charo Ruiz, en Ibiza.ANTÁRTICA

Charo Ruiz, la marca, hoy crea prendas de algodón tan ligeras y fáciles como plagadas de detalles. Moda ibicenca para vestir el tiempo libre que sigue la misma estela que las propuestas de otras como Zimmermann desde Sídney, Johanna Ortiz desde Cali o Ulla Johnson desde Nueva York: tentar al comprador más heterogéneo, de cualquier rincón del globo, con un pedazo del estío local. El sector es rentable y Ruiz se ha convertido en pocos años en la firma española de moda más vendida en el gigante digital del lujo Net-A-Porter. Personalidades tan dispares como la actriz de Euphoria Sydney Sweeney, la supermodelo Elle Macpherson o la reina Letizia han lucido sus diseños.

El crecimiento ha sido orgánico, pero el salto internacional llegó hace 10 años y de la manera más inesperada, relata la emprendedora: “He trabajado muchísimos años sola, pero pasé un cáncer en 2010 y tuve que dejar un poco la empresa. Mis hijos Pablo y Paloma se hicieron cargo y cuando volví un año después decidí que quería formar un equipo”. Pablo se encarga de la contabilidad y Paloma está en ventas. Ellos también han mamado, literalmente, el negocio: “Cuando iba a mis primeras ferias ya había nacido mi hija y mi madre me la traía al stand para que yo le diera el pecho. Eso fue cuando empezamos a vender para la península”. Hoy todo el panorama ha cambiado, para empezar la enseña obvia las ferias y centra esfuerzos en vender a través de showrooms internacionales. “Yo llegué a estar en 300 boutiques en España, pero de todas esas igual quedan cuatro, las demás tuvieron que cerrar en algún momento”. Ruiz cuenta con tres tiendas propias (en Ibiza y Madrid) y el altavoz de la tecnología a través de la venta digital. La firma, que se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, prepara ahora la sucesión: “Ya tengo ganas de ir dejando cosas, pero de momento estoy aquí y lo llevamos muy bien”.

La creativa Charo Ruiz (dcha.) junto a su hija Paloma y su nieta Allegra.ANTÁRTICA
El comedor.ANTÁRTICA
Detalles de su casa ibicenca.ANTÁRTICA
La actriz Rossy de Palma con un conjunto de la marca. INSTAGRAM @ROSSYDPALMA

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