El exhibicionismo arrasa entre las futuras novias

Proposiciones vía Flashmob o Lipddub inundan YouTube, los enlaces se retransmiten por Instagram y la nueva tendencia es regalar fotos en lencería de la primera noche oficial de casados.

Hasta el más escéptico y reacio a esto de los convencionalismos en torno al matrimonio debió echar alguna lagrimita cuando vio la pedida de mano que revolucionó Internet. Isaac Lamb, un chico de Portland (EEUU) decidió liarse la manta a la cabeza -y a 60 amigos y familiares- para organizar “la primera proposición de boda vía Lipdub del mundo”. La original puesta en escena inició una tendencia que ahora inunda horas de YouTube y que ha convertido al Marry you de Bruno Mars en el himno oficial de las pe...

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Hasta el más escéptico y reacio a esto de los convencionalismos en torno al matrimonio debió echar alguna lagrimita cuando vio la pedida de mano que revolucionó Internet. Isaac Lamb, un chico de Portland (EEUU) decidió liarse la manta a la cabeza -y a 60 amigos y familiares- para organizar “la primera proposición de boda vía Lipdub del mundo”. La original puesta en escena inició una tendencia que ahora inunda horas de YouTube y que ha convertido al Marry you de Bruno Mars en el himno oficial de las pedidas de mano. La moda del lipdub proposal parece haber tocado techo -las tendencias se agotan en la sociedad del trending topic-, pero el debate sobre el “exhibicionismo marital” ha revivido después de que el columnista tecnológico del New York Times, David Pogue, compartiese su proposición de matrimonio con su millón y medio de seguidores en Twitter. Pogue, divorciado y con hijos, decidió producir y editar un espectacular tráiler en HD de siete minutos en el que ficcionaba su relación con su chica. El columnista mostró el vídeo a su novia y familiares el pasado 15 de agosto en el cine del resort donde pasaban las vacaciones. Para no perder detalle, utilizó varías “cámaras espía” para grabar la reacción de su futura esposa porque, como era de esperar, entonó el “sí quiero” de rigor.

La performance de Pogue no tardó en levantar algunas críticas en la prensa estadounidense. Desde The Cut, la web de moda y tendencias del New York Magazine, la articulista Lisa Miller tomó este ejemplo para exigir que vuelva la intimidad en las proposiciones de matrimonio. “La boda es el evento público. Ante tus amigos y familiares declaras tu amor. Pero una proposición de matrimonio, como la noche de bodas, supuestamente debe ser privada. Debería ser sobre ‘nosotros’, sobre nuestra intimidad”, alegó en contra del auge del exhibicionismo marital. Miller asegura que este tipo de pedidas “con coreografías al más puro estilo de Las Vegas” se “burlan” de la novia, porque, “¿quién va a decir ‘no’ o ‘déjame pensarlo’, o incluso ‘vamos a conseguir una habitación’ en frente de una multitud?”.

Sandra Bullock le pidió matrimonio a Ryan Reynolds en mitad de una calle de Nueva York en la película ‘La Proposición’.

Cordon Press

Desde Bodaclick, el portal líder de bodas en España, lo tienen bastante claro y apuntan a que las redes sociales han llegado para quedarse y hacer público como nunca antes al mundo de las bodas. “Hoy día hay hashtags de enlaces por Twitter, páginas de fans de las pedidas en Facebook y las bodas se retransmiten por Instagram”, explican Cristina Villaroya y Elena Cabeza, Chief Digital Officer y directora de Social Media del grupo especializado en enlaces. Ambas destacan que si bien España “no es un país muy exhibicionista” de todo lo que no sea ceremonia y banquete, sí que se ha “modernizado” el aburrido vídeo de antaño, para transformarse en “auténticas películas” en alta definición, guionizadas y con tráiler. “Aquí las novias son más convencionales, todo depende de lo adaptadas o no que estén a las redes sociales”, destacan. Desde su web.tv, el equipo rastrea las múltiples tendencias nupciales que dominan el mercado: los hay que optan por los marryokes (Lipdubs del día boda en los que participa hasta el cura), o los que destrozan el vestido que antes se guardaba como oro en paño. Es el fenómeno Trash the dress, en el que los novios deciden llenarse de barro, agua o pintura, días después del enlace, en una sesión de fotos que inmortalizará cómo arruinan la ropa que lucieron durante la ceremonia.

En un mundo en el que los programas sobre la compra del vestido de novia o las propias pedidas tienen su hueco en los realities de televisión -recordemos si no a Kim Kardashian, Alaska y Mario Vaquerizo o el fenómeno social de Quién quiere casarse con mi hijo-, una nueva tendencia despega para sumarse al destierro de la intimidad en los enlaces. Michelle Jonné, una fotógrafa de New Jersey, también ha puesto su granito de arena en el debate sobre el auge del exhibicionismo entre cónyuges. Jonné ha captado la atención de multitud de medios americanos con sus fotos del morning after, sesiones en blanco y negro, hechas horas después de la noche de bodas y en las que los recién casados posan en actitud sexy y en lencería. Una sesión, que según explicó la propia autora, está basada en la campaña que los Beckham protagonizaron para Armani hace un par de años. ¿No era la noche de bodas un secreto entre los implicados? Por el éxito de su propuesta, parece ser que no.

“No creo que se deba hacer de todo, yo no estoy a favor de meter la cámara en la noche de bodas”, explica Raquel Puras, fotógrafa de Tres deseos y medio. Puras, que sí que ha realizado algún que otro Boudoir (una sesión de fotos de la novia en lencería) apuesta por transformar las fotografías en actitud “ultra estudiada y sexy, con demasiada pose”, por sesiones más informales. “Yo apostaría por menos lencería y más algodón, un poco más de diversión y realidad”, indica. La fotógrafa asegura que España no es un país en el que pueda triunfar esta fórmula, “somos más reservados”, espeta. Si no, que se lo pregunten al fotógrafo Alexander Castro, que en su día tuvo que abandonar el proyecto Night swimming, sesiones realizadas en hoteles en las que una pareja podía mostrar su compenetración más íntima ante la cámara. “Quería hacer algo diferente a lo que se veía en las fotos de boda, nada de poses, hacer algo real”, explica. Castro fotografiaba en analógico a la pareja en cuestión y les ofrecía la máxima privacidad del material. El proyecto no funcionó. “Solo pude hacer una sesión, cuando empezaron a llegarme pedidos de parejas en las que requerían que yo también participase me di cuenta de que no era el momento para lanzar este proyecto”, apunta. Ahora se dedica a retratar su diario familiar y personal. “En España o somos más reservados o más sucios. Si unos se pasan de puritanos, otros están demasiado locos”.

Kim Kardashian presumiendo de anillo de pedida.

Gtres

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