El encanto del chic relajado
Sofisticación, pero con un filtro bohemio y con toques de humor, así es la firma de moda Swildens, y también las leyes que gobiernan la casa de su diseñadora.
Salma Hayek se le acercó y le preguntó: «¿No nos hemos visto antes?». «No lo creo», contestó sorprendida. «¡Oh, ya sé, esta mañana me quedé mirando el escaparate de tu tienda!». Esta anécdota todavía le divierte a Juliette Swildens. Nos la cuenta en el salón de su casa, un antiguo almacén de Bonpoint (la marca de moda infantil que fundó su madre, Dominique Swildens) en Saint Germain des Prés. En 2006 decidió lanzar una firma con su apellido y hoy ya posee cinco tiendas y seguidoras como Gwyneth Paltrow o Carla Bruni. «Desde que tengo memoria, recuerdo ser la modelo de pruebas de Bonpoint y p...
Salma Hayek se le acercó y le preguntó: «¿No nos hemos visto antes?». «No lo creo», contestó sorprendida. «¡Oh, ya sé, esta mañana me quedé mirando el escaparate de tu tienda!». Esta anécdota todavía le divierte a Juliette Swildens. Nos la cuenta en el salón de su casa, un antiguo almacén de Bonpoint (la marca de moda infantil que fundó su madre, Dominique Swildens) en Saint Germain des Prés. En 2006 decidió lanzar una firma con su apellido y hoy ya posee cinco tiendas y seguidoras como Gwyneth Paltrow o Carla Bruni. «Desde que tengo memoria, recuerdo ser la modelo de pruebas de Bonpoint y participar en sus desfiles. Esa fue mi escuela y mis maestras fueron mi madre y su socia, mi tía Marie-France Cohen. Con ellas aprendí todo sobre patrones y tejidos», recuerda.
Cada tarde, de vuelta a casa desde su estudio, atraviesa el Sena y recorre sus locales favoritos, como el templo de las tendencias Merci, propiedad de su tía, o «Chic Pizza, donde sirven la mejor pizza de la ciudad y que es de mi primo». Cuando entra va directa al salón, donde mira cómo anochece desde la claraboya. «Mi padre, Ben Swildens, es escultor y arquitecto y convirtió el local en un loft. Él ideó el techo acristalado porque no teníamos luz natural».
Más tarde compraron el apartamento vecino con grandes ventanales. «Mi marido es un apasionado de la decoración, cada viaje que hemos hecho está reflejado en un rincón, y también hay una pieza de cada ser querido». Como la fotografía de un bosque invernal del recibidor que hizo el actor Vincent Pérez; los retratos al óleo de Juliette y su marido caracterizados como aristócratas del siglo XVII –«¡que pintó mi madre!», afirma orgullosa–; o su gran tesoro: la torre Eiffel de la biblioteca. «Estoy enamorada de ese monumento y cada vez que paso le hago una foto. Así que cuando mi marido encontró esta maqueta original, de antes de que se construyera, y me la regaló por mi cumpleaños, me hizo tan feliz que rompí a llorar»; aunque cuando ahora dirige su mirada hacia ella, sonría ampliamente.
«Hasta que llegue el frío, este es mi rincón favorito, entre mis libros y junto a mi propia torre Eiffel», dice Juliette.
Gonzalo Machado
«La guitarra es de mi hija Louis. Tiene una voz increíble y también toca y compone», dice con orgullo.
Gonzalo Machado
La claraboya es idea de su padre, el artista y arquitecto Ben Swildens, quien también firma las tres esculturas del aparador.
Gonzalo Machado
«Mi madre trajo la chimenea de Inglaterra; parece de madera pero es de hierro», comenta. El castillo de naipes es obra de su padre.
Gonzalo Machado
El mobiliario art déco del dormitorio lo compró en el mercado de las pulgas de París.
Gonzalo Machado
«La fotografía la hizo Vincent Pérez para la película Peau d’ange, que dirigió en 2002».
Gonzalo Machado