«Esto ha puesto mi sexualidad en su sitio»: hablan los que no tuvieron contacto físico durante el confinamiento
Con la ayuda de la opinión de dos sexólogos y el testimonio de varias personas construimos un análisis sobre cómo afectó el confinamiento a nuestras ganas de mantener relaciones sexuales.
El confinamiento ha supuesto dejar en pausa muchas cosas. Para muchas personas, también pausar su vida sexual. Bien porque no tenían pareja y ya no podía tener citas. Porque su pareja vivía en otro territorio o porque, aun conviviendo juntos, por el tipo de profesión o por la salud de uno de los dos, era mejor evitar riesgos innecesarios. Las vivencias del sexo en el confinamiento han sido tan diversas como las circunstancias de cada uno. Pero también ha habido sorpresas. Y es que, si el confinamiento ha sido una pesadilla para muchos, para otros ha sido un momento de reflexión y aprendizaje. ...
El confinamiento ha supuesto dejar en pausa muchas cosas. Para muchas personas, también pausar su vida sexual. Bien porque no tenían pareja y ya no podía tener citas. Porque su pareja vivía en otro territorio o porque, aun conviviendo juntos, por el tipo de profesión o por la salud de uno de los dos, era mejor evitar riesgos innecesarios. Las vivencias del sexo en el confinamiento han sido tan diversas como las circunstancias de cada uno. Pero también ha habido sorpresas. Y es que, si el confinamiento ha sido una pesadilla para muchos, para otros ha sido un momento de reflexión y aprendizaje. Sí, también en el sexo.
“En consulta me he encontrado un poco de todo”, confiesa la sexóloga Verónica Vivero. “Por un lado, personas que ante el miedo y la incertidumbre asociada a la situación social que vivimos han visto como su libido disminuía”. En estos casos, no tener oportunidad para tener sexo, ni oportunidad para discutir por no tenerlo, ha sido toda una liberación. “Otros, en cambio, ante la misma situación manifestaban un alto deseo, con una necesidad de contacto erótico aumentada”. Para ellos, la frustración de no poder salir de casa ha sido doblemente asfixiante.
Un reto para muchos
Una cosa es decidir no tener sexo, durante una temporada, por el motivo que sea. Otra es que nos veamos obligados a una abstinencia impuesta. Ya se sabe, no hay nada como prohibir para despertar el deseo.
En realidad, a lo largo de la vida existen muchos motivos para tener un parón sexual. Desde una enfermedad física o de salud mental, hasta llevar una relación a distancia o incluso, perder el deseo sexual tras una ruptura especialmente dolorosa. La cuestión es que, durante el confinamiento, no solo había que afrontar esa sequía sexual, sino que había que pasarlo encerrados en casa y con demasiado tiempo para pensar.
Verónica Vivero relata que, quizá por ello, en muchos casos, se ha dado un mayor aumento de la ansiedad y mayor irascibilidad asociada. “Sobre todo en personas que tenían tendencia a tener una vida sexualmente activa, con alternancia de parejas y que tras esta situación se han visto privadas de ello”. El problema de nuevo era doble. Dejar en pausa la sexualidad, pero también la vida social en torno a la misma. Lo más complicado de estos casos, según la experta, ha sido aprender a tolerar la frustración y a encajar la incertidumbre. “Un buen indicador de inteligencia erótica es saber adaptarse a los cambios asociados que las distintas etapas vitales llevan asociadas, así como aprender a gestionar la incertidumbre”, algo que ha sido necesario trabajar estos días y que puede tomarse como una importante lección aprendida.
Además, el también sexólogo Alberto Álamo añade que, en estas personas también se han tenido que trabajar “desequilibrios en la alimentación y en el sueño”. No hay que olvidar que las relaciones sexuales ayudan a conciliar mejor el sueño gracias a la segregación de melatonina. El aumento de ansiedad, en cambio, es un factor que nos influye a la hora de llevar una peor alimentación. Y a la vez, la falta de sueño lleva a una mayor ansiedad y a comer peor, como recordaba el experto en nutrición Robb Wolf, en su libro Comer sin ansiedad (Libros Cúpula). Un peligroso círculo vicioso, que también es importante saber manejar.
Pese a ello, hay casos en los que la frustración se ha convertido en una nueva oportunidad. Es el caso de Lucía, una chica de 24 años a la que el confinamiento le pilló justo al principio de una nueva relación, cuando el sexo tiene especial protagonismo. “Conocí a un chico unos meses antes de que comenzará el confinamiento. El hecho de estar separados me producía ansiedad, me daba miedo pensar que con la distancia él pudiera desilusionarse y que la chispa del inicio se perdiera”. Pero en vez de obsesionarse con lo negativo, supo cómo sacarle partido “He ido conociéndolo de una forma más lenta, hemos podido hablar de muchas cosas y también tuvimos nuestras relaciones en formato online, algo que no había probado”, relata satisfecha con el resultado final.
Sin duda, tenemos que aprender que, al igual que en otros muchos ámbitos de la vida, no siempre va a salir todo como nos gustaría. “Traducido al ámbito de la sexualidad, es importante aprender que no siempre vamos a poder llevar a cabo las actividades íntimas que nos gustaría, debido a muchas variables. Tal vez el mejor aprendizaje posible sería el de tratar de disfrutar de nuestra erótica lo máximo posible en cada momento, independientemente de las limitaciones que existan”, reflexiona Álamo.
Una oportunidad para redescubrirse para otros
Otro de los hitos sexuales de este confinamiento ha sido sin duda una revolución en el autoerotismo. Algo que parece que ha sido bastante positivo.
“Me han llegado los casos de varias mujeres que durante el confinamiento se han descubierto a sí mismas. Ante la imposibilidad de no tener relaciones eróticas con su pareja, han profundizado más en el placer obtenido a través de la masturbación, innovando, dándose más tiempo, con más calma y eliminando la presión social”, apunta el sexólogo.
Es el caso de María. Con 47 años no podía decir que disfrutase del sexo tanto como querría. Básicamente porque en pareja siempre hacía lo mismo y no siempre le satisfacía. Pero nunca se había plantado indagar por su cuenta. El hecho de no poder tener sexo juntos y tener que recurrir a la masturbación ha supuesto un antes y un después. “Pasé de tener cierto temor a que nuestra relación se deteriorase a disponer de todo el tiempo del mundo para conocerme. Es como si el confinamiento me hubiera servido para poner mi sexualidad en su sitio».
Según Alberto Álamo se suele hablar mucho de la presión social, pero poco de la presión que sentimos dentro de la pareja. Sobre todo, para compatibilizar la masturbación en una convivencia. “Se asume que la masturbación y las relaciones eróticas no son compatibles en el seno de una pareja, incluso que está mal visto que un miembro de la pareja se masturbe de forma individual, por parecer que está teniendo algún tipo de carencia”. Nada más lejos de la realidad.
Esta caja de pandora se ha abierto durante el confinamiento, cuando la masturbación ha dejado de ser una actividad a esconder, para convertirse en un recurso necesario y mucho más aceptado. “Esta situación ha supuesto para muchas personas una oportunidad para fomentar el autoerotismo y descubrir aspectos de ellos que tenían olvidados o desconocían”, incide Verónica Vivero.
Aunque no hace falta tener pareja para que la masturbación fuera una asignatura pendiente, que aprobar durante la cuarentena. “Siempre he sido muy cortada en el sexo. Algunas amigas me habían hablado de algún juguete y no me atrevía a probar”, cuenta Laura, de 33 años. “Para mí, el confinamiento ha supuesto un gran descubrimiento en mi propia sexualidad. He aprendido a conocerme y he descubierto los relatos eróticos, que no sabía que me encantaban”.
Para terminar, Verónica Vivero concluye que el eliminar “lo de siempre” de la ecuación, durante una temporada, ha sido positivo también para el placer de muchas parejas que estaban estancadas en la rutina.
“El reinventarse en la vertiente erótica, ha supuesto para muchas personas, tanto de forma individual como en pareja, un buen momento para fomentar el juego, el despliegue de las fantasías, la creación de un escenario, el mayor auto y conocimiento del otro, el uso de las relaciones en la distancia como el sexting y, por ende, una mayor conexión con el propio deseo o descubrirse en aspectos que uno mismo desconocía y, en consecuencia, un mayor crecimiento erótico”. Y es que como siempre se dice, hay quien se obsesiona con los obstáculos y quién busca oportunidades.