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Volver a lo esencial: las creadoras españolas que están reinventando la cerámica

Esta técnica ancestral se actualiza de la mano de figuras que revisitan la tradición y crean piezas de cerámica contemporáneas.

Arqueología de la forma. Silvia Valentín estudió Bellas Artes y se especializó en restauración. "Me emociona una cerámica prehistórica, las formas antiguas, el brutalismo...", enumera. Lucie Rie y J. L. Artigas son sus referentes, y el trabajo manual su forma de expresión: "La experiencia de trabajar con arcilla usando mis manos para modelar es única, permite explorar el potencial escultórico del objeto. Es una actividad muy adictiva, casi un estado de meditación". Óxidos, esmaltes y texturas la ayudan a hacer contemporáneo algo ancestral. "Utilizo formas y técnicas antediluvianas y el acabado es mi toque personal. Recuerda el paso del tiempo, el deterioro de una pieza arqueológica, pero sorprendentemente el resultado es más atemporal".
Nuevos métodos. La diseñadora industrial valenciana afincada en Barcelona Rosa Rubio combina moldeado 3D y artesanía en sus piezas. "Diseñadores y artesanos no están reñidos, tienen que evolucionar conjuntamente para abrir nuevas vías de trabajo y producción", asegura. Eligió el nombre de Los Objetos Decorativos como una reivindicación: "Mi mirada hacia los objetos con los que convivimos está sugestionada por mis gustos estéticos y mi fijación por crear vínculos entre individuos y escenarios en la decoración". Ahora experimenta con el vidrio, con el que puede "aportar más capas y texturas". A la izquierda, algunas de sus creaciones, y a la derecha Rosa Rubio con una de sus piezas.
Centro de gravedad. Después de trabajar siete años en Nueva York y Barcelona, la ingeniera de caminos Paula Ojea se instaló en Vigo para volcarse en la cerámica con su firma, Ojea Studio. "Mi formación afecta a mi manera de organizarme, pero también a la forma de concebir los diseños y producirlos (...) Tengo en consideración conceptos como el peso propio de cada parte, el equilibrio o el centro de gravedad", señala la gallega. Su obra bebe de su entorno y de sus viajes y experiencias, resume un sentir: "Se está generando un espacio interesante donde los límites entre diseño, arte y artesanía son difusos. Experimentamos un repunte de la valoración de oficios tradicionales como contrapunto a la sociedad digital actual".
El lenguaje de las manos. Antes de hacer cerámica, Verónica Moar trabajó como filóloga e intérprete de lengua de signos. Cree que todo ha sido una evolución natural: "Me gusta transmitir ideas y he acabado haciéndolo con la cerámica, no hay nada más expresivo que utilizar las manos para contar algo". Dice que sus obras son sencillas, que se les nota su tierra, A Coruña, que son atlánticas. "Tienen mucho que ver con mi entorno, pasándolo por el filtro de quitar lo superfluo", explica. El suyo, defiende, es un oficio que invita a la reflexión: "No se puede hacer con prisas, tiene procesos, el secado, dos días de cocción... Me interesa transmitir eso en mis piezas".Lucía García Rey
Un elogio del momento presente. "Con todo lo que estamos viviendo creo que es el momento perfecto para parar y retomar disciplinas que hacen que vivas el presente, como la cerámica o la pintura", sostiene Cristina Fernández, cuya firma Cóco Fernández surgió en 2016. Para ella, "cuando trabajas en una pieza, estás solo disfrutando de ese preciso instante, ni en el pasado, ni en el futuro". El color es la base de su proceso creativo –"Tengo una gran obsesión por el azul, el verde y el terracota, comienzo con el color y luego llega la forma"– y la conversación entre disciplinas una constante: "Estudié diseño de moda y desarrollo las dos facetas, es la combinación perfecta". A la derecha, Cristina Fernández en pleno proceso de creación de una de sus piezas.

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