El caso Meredith de ‘Anatomía de Grey’: vuelve la serie más querida con la protagonista más odiada
Disney Plus estrena en España la temporada 17 de una serie que ha hecho de detestar a su protagonista un género en sí mismo. ¿Por qué cae mal Meredith?
«Estoy viendo la serie de nuevo y cada vez que sale Meredith o es una zorra suprema o es una egoísta del carajo. Entiendo que tenga ser compleja pero, ¿en serio?». En el foro de Reddit «¡Meredith Grey es desagradable!» la gente no se anda con chiquitas voceando por qué les horroriza la protagonista de Anatomía de Grey: «Es insípida, egoísta, rencorosa, sin juicio alguno y...
«Estoy viendo la serie de nuevo y cada vez que sale Meredith o es una zorra suprema o es una egoísta del carajo. Entiendo que tenga ser compleja pero, ¿en serio?». En el foro de Reddit «¡Meredith Grey es desagradable!» la gente no se anda con chiquitas voceando por qué les horroriza la protagonista de Anatomía de Grey: «Es insípida, egoísta, rencorosa, sin juicio alguno y nulas cualidades», dice uno de los usuarios. «Es petulante, desagradecida y condescendiente», añade otro. «Maleducada, creída, turbia y lo más importante: nunca pide perdón», se suma otro más. Tampoco se cortan en «Odio a Meredith Grey«, otro subreddit para regodearse en la animadversión que, al parecer, provoca el personaje principal de la serie en la comunidad de seguidores en la plataforma (en la que se congregan 110.000 almas devotas del show): «En las primeras ocho temporadas directamente quise tirarla a un hoyo. Era una llorona y una perra, una persona terrible, incluso con sus íntimos. Si hasta fue mala con George, uno de sus mejores amigos, durante las primeras 3-4 temporadas. Ella es egoísta, despreciable y rompe todas las reglas», dicen en este rincón virtual, donde al menos, se reconoce su espíritu de superación y mala leche tras (ojo, spoiler) quedarse viuda. «Desde la temporada nueve me gusta su actitud intimidante».
¿Por qué cae tan mal Meredith Grey? Odiar a la cirujana que más temporadas lleva salvando vidas y pasándolas francamente canutas en nuestro televisor se ha convertido en un clásico que nunca muere en Anatomía de Grey, la serie de médicos más longeva de la historia. La temporada número 17, la última hasta la fecha y que ha empezado a emitir semanalmente Disney Plus a través de Star desde el 2 de abril tendrá, además de un cruce de historias (crossover) en su primer episodio para promocionar otra serie del canal ABC – el show de bomberos Station 19–, una trama centrada en combatir la pandemia de coronavirus desde el Grey Sloan Memorial de Seattle. Una nueva oportunidad para volver a entrenarse en uno de los deportes favoritos de internet: poner a parir a su protagonista, la mujer con más penurias, más maltratada en lo personal y que más cerca ha estado de la muerte de todo el elenco de la serie y que, pese a las adversidades, sigue sin despertar empatía entre buena parte de los seguidores.
La paradoja Meredith: la que peor cae es la mejor pagada
Parafraseando a la propia Meredith hablando con su psiquiatra sobre sus traumas: «¿Acaso has echado a un vistazo a mi currículo?», lo cierto es que la cirujana está graduada con honores en penurias personales durante estas 17 temporadas: presenció el intento de suicidio de su madre cuando era niña; casi muere en varias ocasiones –se ahogó y prácticamente congeló en el salvamento de un accidente de ferri, desactivó en una bomba en quirófano y sobrevivió a un accidente de avioneta, quedándose durante días a la intemperie esperando el rescate–; su padre era alcohólico y rehizo su vida tras separarse de su madre sin contactar con ella; tuvo un aborto espontáneo mientras operaba a vida o muerte a su pareja, fue atacada brutalmente por un paciente que le destrozó la mandíbula y la dejó muda, sorda y postrada en la cama durante semanas sin apenas poder comunicarse, con la pierna y el brazo roto; ha visto morir a su madre (de alzhéimer) y de forma abrupta e inesperada a su hermana y a su marido. Le quitaron temporalmente la custodia de su hija adoptiva. Fue expulsada temporalmente de la medicina y pasó por prisión provisional por ayudar a una paciente sin seguro médico, rebelándose contra el sistema sanitario estadounidense. Todo esto sería material suficiente como para santificar a la mejor cirujana de Seattle, pero eso no la ha librado de titulares como Esta es la prueba de que Meredith Grey es el peor personaje de Anatomía de Grey, Las 10 peores cosas que ha hecho Meredith o 15 razones por las que odiamos a Meredith Grey, cebos atrapa clics que enfatizan un sentimiento que siempre ha estado ahí entre cierto sector de los espectadores de Anatomía de Grey: no soportar a la mujer sobre la que orbita toda la serie.
A Ellen Pompeo, la actriz que la interpreta y que también recibe lo suyo por sus dotes interpretativas en los foros de odio hacia Meredith, no parece importarle lo más mínimo la tirria que le tienen y sobrelleva con tesón los continuos dramas y, como ella misma ha defendido, el «ambiente tóxico» entre el equipo de rodaje que tantos otros titulares han copado desde el inicio de la serie. Después de todo, ella es la actriz mejor pagada de la televisión y lo suyo le ha costado. Desde 2018, la protagonista del show gana 20 millones de dólares por año dentro de un paquete que incluye 575.000 (unos 470.000 euros) por episodio, más un bonus “de siete cifras” y acciones que le reportan otros 6 ó 7 millones anuales. Además, cobra como productora del spin off de Station 19, la serie de bomberos que cruza sus tramas y personajes con Anatomía de Grey desde hace dos temporadas. El secreto de su nómina lo desveló hace tres años en una comentadísima portada de The Hollywood Reporter, donde confirmó que ella no está en la serie por el arte, sino por el dinero y el puro negocio (“Actuar, para mí, es aburrido. Un actor es la persona menos poderosa del plató y me da igual perseguir papeles”). En esa entrevista –que estableció un antes y después en la cultura pop sobre cómo las mujeres deben negociar sus salarios– también explicó que no se arrepentía de haber pedido un aumento tras hacer números y entender que la serie que llevaba su nombre, aunque no esté nunca en las quinielas de la crítica y los premios, genera unos 3.000 millones de dólares para Disney. “Un tío nunca tendría ningún problema por pedir 600.000 dólares por episodio, pero como mujeres pensamos: ¿me estoy pasando?”. No se pasó y consiguió el bonus que la convirtió en la mejor pagada, un paradoja que no la salva de de ser la más odiada.
La gente no aguanta ni hasta que su personaje rehaga su vida y aspire a la felicidad. Una de las showrunners de la serie, Krista Vernoff, explicó hace un tiempo a TV Guide que se sentía francamente abrumada por la «crueldad» con la que los fans habían recibido a la nueva pareja de Grey, el interno Andrew DeLuca, tras varias temporadas sin pareja por el duelo a su marido: «Me sorprende que alguien que quiere a un personaje pueda desear que no tenga otra relación durante el resto de su vida sin importar cuánto llegue a vivir. Eso es cruel. No puedo entenderlo, esa idea de que alguien apoye que no encuentre el amor nunca más después de quedarse viuda tan joven me vuelve loca», dijo, rebelándose contra un sector de la audiencia que se niega a volver a emparejar a su protagonista.
Grey contra la encantadora magia del médico salvavidas
El fenómeno de odiar al personaje principal de una serie querida no solo atañe a Grey ni es la primera vez que pasa. Que el o la protagonista sea el menos apreciado del elenco de una serie muy querida por el público ha pasado con otros shows longevos, como por ejemplo pasó con Ted Mosby en Como conocí a vuestra a madre, Piper Chapman en Orange is the new black o Rory Gilmore en Las chicas Gilmore. Personajes que, al igual que Meredith Grey, no estaban ideados precisamente para ser odiados y provocar un ansia de sufrimiento entre los espectadores (el arquetipo que se conoce como «sumidero del odio» o hate sink en inglés) pero que acaban provocando, involuntariamente y de forma espontánea, esa sensación entre su audiencia.
Grey no está sola en ese terreno, pero su caso es prácticamente paradigmático al comprobar cómo en una parrilla televisiva que históricamente ha estado plagada de médicos muy apreciados por la audiencia, sorprende que una cirujana entregada a su trabajo, igual de volcada en salvar vidas y triunfar en su trabajo como el resto, sea quien, curiosamente, capitaliza esta animadversión de la audiencia frente a la evidente estima que profesan hacia otros médicos televisivos. Ahí está la masculinidad mágica del querídisimo Dr. Max Goodwin de New Amsterdam, el doctor Douglas Ross (George Clooney) de Urgencias o el doctor Vilches de Hospital Central. Se podría decir que hasta el doctor House, un tipo con un humor de perros, arrogante y que maltrataba voluntariamente a su equipo, caía muchísimo mejor que Meredith. Para Pompeo, que lleva años gestionando como productora asociada a su personaje, el desarrollo de ésta es la clave. Tanto que hasta confirmó a Variety que detesta una de las frases más queridas por la audiencia asociadas a su personaje: aquel «Mírame, elígeme, ámame» que imploró a Derek, su interés romántico, al inicio de la serie. «Cuando lo dije pensé: ¿Por qué estoy rogando que un hombre me quiera? Eso no me da poder». Muchas, muchísimas temporadas después, con un personaje completamente autosuficiente y poderoso y con más de medio millón de euros por episodio en su bolsillo, Pompeo sabe que el mundo podrá seguir odiando a Meredith Grey todo lo que quiera, que la serie, por mucho que la critiquen, seguirá llevando su nombre.