10 razones para casarse sin decírselo a nadie
Vuelve la moda de los amantes fugitivos: emocionantes bodas en secreto, sin invitados, sin preparativos, pero con mucho mucho romanticismo.
En tiempos no tan remotos, algunas parejas se veían obligadas a escapar lejos de sus familias para casarse en secreto y sin consentimiento parental. A esta práctica se le llamó elopement y hoy utilizamos el término para referirnos a una tendencia no tan dramática, pero igual de romántica: casarse sin invitados, sin parafernalias y sin decírselo a nadie hasta que no haya pasado.
Este estilo de enlace priva a tus amigos y familiares del tan gozoso cotilleo comentando el vestido, la comida o el tocado de la tía Mari, que parece un pavo real. Sin embargo, para los verdaderos pr...
En tiempos no tan remotos, algunas parejas se veían obligadas a escapar lejos de sus familias para casarse en secreto y sin consentimiento parental. A esta práctica se le llamó elopement y hoy utilizamos el término para referirnos a una tendencia no tan dramática, pero igual de romántica: casarse sin invitados, sin parafernalias y sin decírselo a nadie hasta que no haya pasado.
Este estilo de enlace priva a tus amigos y familiares del tan gozoso cotilleo comentando el vestido, la comida o el tocado de la tía Mari, que parece un pavo real. Sin embargo, para los verdaderos protagonistas del día, todos son ventajas. Querida mujer casamentera, estas son las razones que convierten el eloping en una opción a considerar:
1. Tu familia.
Quieres mucho a tu familia. Nadie lo duda. Pero hay una pequeñísima porción de tus parientes que, por lo que sea, no son imprescindibles como testigos de tu promesa de amor. No hace falta que lo digas en alto, simplemente guiña un ojo si estás de acuerdo: HAY GENTE A LA QUE PREFERIRÍAS NO INVITAR.
¡No invitando a nadie quedas igual de mal con todos y nadie se podrá enfadar!
2. La familia de tu pareja.
En el caso de la familia política, la pequeñísima porción que no invitarías se convierte en casi totalidad. No conoces tanto a esa gente. No te sale ser tú misma. Y encima te sientes en la obligación de ser especialmente perfecta delante de ellos.
¿Te has contenido para no invitar a todas tus amigas del gimnasio y ahora tienes que aguantar a la tía bisabuela de tu pareja? Reflexiona.
3. El ahorro (o mejor reparto del dinero).
Que sí. Que (con suerte) es una vez en la vida. Que te hace ilusión que todo salga estupendamente. Que quieres recordarlo como un día perfecto y que no repararás en gastos. Todo eso es natural, pero piensa fríamente: ¿vas a gastarte semejante pastizal en la comida que disfrutarán todos menos tú, que estarás demasiado histérica para probar bocado?
Una boda íntima limita las obligaciones hacia los demás para que puedas gastarte el presupuesto en algo para vosotros dos: un fotógrafo estupendo, los mejores trajes y vestidos, un viaje de fábula o ¡un banquete íntimo de Estrella Michelin!
4. No aburres a nadie… ¡y te diviertes más!
Voy a confesar algo y espero que nadie se enfade: en ocasiones, la gente que se va a casar se convierte en un disco rayado que solo habla de pruebas, mesas, invitaciones y demás detalles de los preparativos bodiles. Aburren un poquito. Es comprensible, es natural, pero ES ASÍ.
Una boda misteriosa no irrita a ningún amigo y, además, al ser un secreto compartido entre tu pareja y tú, convierte los preparativos en una aventura en la que los protagonistas sois vosotros y nadie más. ¿Hay algo más romántico? No.
El certificado de matrimonio de John Lennon y Yoko Ono.
Getty
5. Una boda íntima es una boda digna.
En los casamientos todo el mundo espera que los novios se den románticos besos, se miren con amor y hagan toda clase de gestitos de lo más vistosos. Pero, querida mujer enamorada, ¿alguna vez te has visto besándote con tu novio? ¿Y si besáis RARO? ¿Y si os ponéis nerviosos y os dais cabezazos y os sacan fotos y eso queda ahí para la posteridad? En el día de vuestra boda merecéis vivir vuestros gestos de amor con naturalidad y sin sentir la mirada de los demás.
6. Un marco incomparable.
No, no es un tópico. Es la verdad: Como nadie lo verá, será incomparable. Una ceremonia sin invitados jamás dará pie a comparaciones tipo “el sitio era mono, pero la comida de la Jessy estaba mejor”. Tendrás una boda realmente única e imposible de comparar.
7. Un día para vosotros y nadie más.
Llamadme loca, pero me parece bastante razonable pasar el día de tu boda única y exclusivamente con tu maridito/mujer y algún que otro testigo. Hay bodas en las que los novios no se cruzan en horas. Una saludando a unos, el otro saludando a otros y al final casi ni se acuerdan de la razón por la que están ahí.
Si te casas solo con él, cásate SOLO CON ÉL. Guardaréis para siempre el recuerdo de una experiencia compartida de verdad.
8. Estrés sí, pero menos.
Una boda en secreto también exige sus preparativos, pero son mucho más sencillos y rápidos de gestionar. Olvídate de la tensión de organizar las mesas, decidir la lista de invitados, confirmar las asistencias, alquilar los buses… Como no tenéis que contentar a nadie, podréis centraros solo en las cosas que os hacen ilusión de verdad.
9. Las estadísticas.
Lo han hecho famosos como Miranda y Orlando, Mariah Carey y Nick, Angelina y Billy Bob, Gwyneth y Chris…¿Y qué tienen en común todos ellos? Exacto: todos se han divorciado. ¿No es tentador intentar romper las estadísticas?
10. No solo serás la protagonista, te convertirás en leyenda.
Lo entiendo. Todo esto no te ha convencido porque en realidad tú te casas para poder ser la protagonista por un día. ¡Pues por ahí tampoco te vas a escapar! El factor sorpresa de soltar en medio de una cena que te has casado hace un mes en secreto y en Costa Rica te convertirá en la protagonista durante semanas. Te lo garantizo, a nivel de morbo y envidia, una boda secreta está a años luz de la boda más hipster y cuqui que puedas imaginar.
¿Y vosotras? ¿Alguna se ha casado en secreto? ¿Alguna lo está deseando ahora?
Con esta foto y un artículo en Goop sobre la ‘desconexión consciente’ Gwyneth y Chris anunciaron su divorcio. Se habían casado en secreto en 2003.
Hilary Weeks