Los expertos recomiendan no pasar el día en pijama. A menos que sea con uno de estos
El pijama, que ha adquirido una inesperada relevancia en tiempos de confinamiento, es en realidad una prenda que lleva reivindicando su valor desde hace unos años. No es sinónimo de desidia, sino de comodidad, un requisito irrenunciable hoy.
En mitad de una crisis que ya mantiene recluida en casa a buena parte de la humanidad, el pijama adquiere un nuevo protagonismo. Cualquier decálogo sobre qué hacer y qué no mientras se trabaja desde casa lo incluye en sus primeros puntos: “No trabajes en pijama”, un mantra se convierte en sambenito que lo asocia con desidia y holgazanería. En realidad es una prenda que lleva reivindicando su valor desde hace unos años. Porque los mundos de ...
En mitad de una crisis que ya mantiene recluida en casa a buena parte de la humanidad, el pijama adquiere un nuevo protagonismo. Cualquier decálogo sobre qué hacer y qué no mientras se trabaja desde casa lo incluye en sus primeros puntos: “No trabajes en pijama”, un mantra se convierte en sambenito que lo asocia con desidia y holgazanería. En realidad es una prenda que lleva reivindicando su valor desde hace unos años. Porque los mundos de Morfeo nunca han escapado al abrazo de la industria. Y menos ahora.
Según Edited, la oferta global de esta prenda crecía en 2017 un 18,8%, más incluso que la categoría deportiva. La empresa de datos estima que el sector ya roza los 35.000 millones de dólares. «Vivimos en una sociedad acelerada y cada vez más personas descubren la importancia de relajarse en casa», contaban a esta revista desde Desmond & Dempsey antes de que se decretase la cuarentena. La reflexión cobra un nuevo significado cuando a la gran mayoría solo se nos pide quedarnos en casa. ¿Por qué no hacerlo con mucha comodidad y estilo?
Asceno
«La nuestra es una firma que nació del insaciable deseo de conocer el mundo y de la necesidad de hacerlo con estilo y comodidad», explican Poppy Sexton-Wainwright y Lauren Leaks, creadoras de Asceno. Se conocieron en la universidad y en 2013 se les ocurrió probar suerte con esta placentera prenda que formulan indistintamente para dentro o fuera de casa. La idea no era revolucionaria (ya en los años veinte Coco Chanel paseaba en pijama por la costa francesa), pero sí su resolución: patrones tradicionales, confección impecable y colores sugerentes. ¿La inspiración? Sus aventuras alrededor del mundo y el look fácil y cautivador de los noventa, con los vestidos lenceros de Kate Moss a la cabeza.
El pijama, una prenda que se abstiene con más desenvoltura que otras al ciclo de las tendencias, se presta a mayores inversiones. Sobre todo cuando se trata de modelos confeccionados para el largo plazo. Quizá por ello Cate Blanchett, Rita Ora, Kate Hudson o Clémence Poésy son aficionadas a esta casa que hoy vende en más de 20 países. «Es una de las ventajas de lanzar una nueva marca en la era de Internet», todo va más rápido. Ha llegado a templos del lujo digital como Net-a-Porter, Mytheresa o The Modist, la mayor plataforma online dedicada a la moda modesta de alta gama, que ha encontrado en la tendencia ‘pijamera’ un filón para su clienta.
Desmond & Dempsey
«Crecimos en puntas opuestas del mundo: ella en Australia, yo en Inglaterra; nos conocimos en Canadá. Pero Molly tuvo que irse a terminar sus estudios y yo, de vuelta a trabajar a Londres», recuerda Joel Jeffery, cofundador de Desmond & Dempsey junto a su ahora esposa, Molly Goddard (mismo nombre, pero nada que ver con la diseñadora responsable de traer de vuelta el tul). «Entonces nos quedaron los domingos de Skype, hasta que la convencí para que se mudase. Cuando lo hizo seguimos disfrutando del día festivo en casa, pero a mi mujer le gustaba todavía más si era llevando mis camisas para desayunar en la cama. Era muy sexy y ella era consciente. Lo que no me seducía tanto era la factura de la tintorería, por lo que nos planteamos hacerle algún modelo», recuerda Jeffery. «Así creamos la firma: ajustando mis camisas a la silueta femenina y reimaginándolas para el dormitorio». ¿El nombre? Los apellidos de solteras de sus madres. Su punto fuerte son los estampados: los diseñan a mano inspirándose en viajes que Goddard recopila en libretas. «Tenemos caracteres muy distintos, así que nos dividimos fácilmente las tareas», cuenta.
«El pijama es comodidad, te ayuda a relajarte. Creo que su auge forma parte de una tendencia mucho más amplia y de un cambio en el discurso global sobre la feminidad: los engorrosos tacones de aguja han sido sustituidos por deportivas y los pijamas han tomado el puesto de las prendas ajustadas. Ahora la elegancia tiene que ver con sentirse a gusto en la propia piel». ¿Su objetivo? «Que la gente saboree sus domingos. A lo largo de toda la historia ha sido el día de la semana con un contexto especial, un día para el alma. Pero tememos que el espíritu se pierda entre las prisas. Por eso, confeccionamos nuestros pijamas: para animar a la gente a quedarse en casa». Un placer efímero que ahora se puede extender toda la semana.
Olivia Von Halle
«Existe un matiz muy hedonista en mimarte y vestirte con prendas opulentas, simplemente para quedarte en casa», piensa Olivia von Halle, que en su firma homónima ofrece pijamas de seda o chándales de cachemir. «Es curioso, pero antes de que empezara con la marca en 2011 nadie hacía pijamas bellos de lujo, y eso que se trata de una pieza que, literalmente, posee todo el mundo». Ella tenía la vista entrenada para identificar oportunidades: trabajaba prediciendo tendencias para firmas como Louis Vuitton o Gucci. «Vivía en Shanghái y mi sastre, que era capaz de replicar el último vestido de Lanvin, me fabricó un increíble conjunto de camisa y pantalón de seda». Von Halle empezó a llevarlo cuando recibía visitas, «con tacones y joyas», hasta que todos sus invitados cayeron rendidos al original estilo. «Cuando volví a mi modisto lo hice con una lista de encargos tan larga como mi brazo. Me dijo que no tenía tiempo, que tenía otros clientes». La decisión estaba tomada: fue su empujón para emprender.
Antes nadie hacia pijamas de lujo.
«Cuando empecé tenía un objetivo muy claro: hacer que mi nombre fuera sinónimo de los mejores pijamas del mundo». Un camino que también ha tenido su cuota de pesadilla: «Desde temas de liquidez hasta copias, problemas con la logística, el almacenaje… Siento que no nos hemos librado de nada, pero todo ha sido un motivador desafío». Hoy sus creaciones se venden en todo el mundo, su sede en Londres da trabajo a 14 personas y posee tienda física en la capital británica (en la aristocrática Sloane Square). La ciudad es también su principal fuente de inspiración: «Soy afortunada y no tengo que ir lejos. Vivo rodeada de personas interesantes e inspiradoras».
Morpho + Luna
El punto de partida de Cécile Gavazzi y Carola Voli, creadoras de Morpho + Luna, es la materia prima. «Nos enamoramos de un tejido y, a partir de ahí, creamos la colección. La creatividad es sutil». Lo llevan dentro: la familia de Voli heredó Reda 1865, la centenaria empresa de lana sostenible del norte de Italia que surte a la compañía. «Se trae lana merina de Nueva Zelanda para peinarla y tejerla en Italia, utilizando técnicas artesanas». La trazabilidad de sus telas es una de sus obsesiones. «Queremos garantizar un producto que sea justo y responsable en todas las fases de su proceso de producción. Por ello, solo trabajamos con fabricantes que son completamente transparentes en su cadena de suministro».
Se demanda más calidad que cantidad.
El consumidor actual está educado y valora las ventajas del movimiento slow que aboga por un consumo ético: «Cada vez se demanda calidad frente a cantidad; hoy el cliente está dispuesto a pagar por piezas que van a estar más tiempo en su armario». Un valor añadido al que contribuye la etiqueta made in Italy, así como sus originales estampados. «Desde hace cuatro temporadas el artista Tom Gallant diseña una línea de edición limitada». ¿El resultado de todo ello? Prendas exquisitas, funcionales y versátiles que intercalan detalles masculinos y femeninos.