La alta moda ya no es lo que era: ahora sí tiene mensaje
Pierpaolo Piccioli demuestra que la moda es un motor de cambio poderoso. Su colección para Moncler Genius repite la campaña que inició en enero en la alta costura de Valentino a favor de una industria y una belleza inclusivas. Su revolución (silenciosa y elegante) derroca cualquier muro de discrimación.
«El cambio no llegará si esperas a otra persona u otro momento. Nosotros somos a los que estábamos esperando. Somos el cambio que anhelamos». Con esta cita de Barack Obama, Pierpaolo Piccioli, director creativo de Valentino, anunciaba anoche su última colección para Moncler, dentro del proyecto Moncler Genius. En la foto, aparecían algunas de las que son ya sus maniquíes de cabecera: Adut, Sabah, Fatou, Ugbad, Eftagine, Assa, Ajak, Grace, Ayak, Akiima, Aube. Ellas son, por derecho propio, el rostro de la última revolución. Aquella que echa por tierra cualquier rastro de discri...
«El cambio no llegará si esperas a otra persona u otro momento. Nosotros somos a los que estábamos esperando. Somos el cambio que anhelamos». Con esta cita de Barack Obama, Pierpaolo Piccioli, director creativo de Valentino, anunciaba anoche su última colección para Moncler, dentro del proyecto Moncler Genius. En la foto, aparecían algunas de las que son ya sus maniquíes de cabecera: Adut, Sabah, Fatou, Ugbad, Eftagine, Assa, Ajak, Grace, Ayak, Akiima, Aube. Ellas son, por derecho propio, el rostro de la última revolución. Aquella que echa por tierra cualquier rastro de discriminación en el segmento más exclusivo y elitista de la industria, el de la alta moda.
La localización escogida para la sesión es también muy simbólica. Un maravilloso salón palaciego que nos transporta a un mundo anacrónico, reservado a una aristocracia todavía celosa y de miras demasiado estrechas. El escenario dramático de un baile de alta sociedad de los años 30 o 50, con diseños de Charles James. De niño, el propio Pierpaolo soñaba con las creaciones del modisto inglés, al que el Metropolitan de Nueva York dedicó su gala en 2014. «¿Y si en aquella fotografía de Cecil Beaton [de 1948] de los vestidos de Charles James aparecieran mujeres negras?», preguntó el italiano en voz alta en el backstage de Valentino hace poco más de un mes, tras presentar su última colección de alta costura. Allí, en su muro de inspiración, estaba aquella mítica sesión.
A lo largo de la historia, la moda ha abierto sus puertas a bellezas de ébano como Dorothea Towles (a la que, cuentan la leyenda, descubrió Christian Dior), Donayale Luna (musa de Avedon y David Bailey), Naomi Sims, Pat Cleveland, Beverly Johnson, Iman o Mounia (la gran inspiración de Yves Saint Laurent). Pero nunca antes habíamos visto un casting tan poderoso. Para muchas de las modelos, fue un momento histórico. «Has hecho lo que nadie había hecho nunca. […] No puedo expresar con palabras lo que he sentido esta noche, rodeada de tantas preciosas modelos negras. […] Gracias, no solo por hacernos estar bellas, sino, sobre todo, por hacernos sentir hermosas», escribió Adut Akech tras el show, una joven refugiada que, el año pasado, se convirtió en la modelo de la temporada. En julio Adut hizo también historia al convertirse en la segunda novia negra en cerrar un desfile de alta costura de Chanel. La primera fue la sudanesa Alek Wek, en 2004.
A diferencia de otros creativos que hacen ruido y convierten sus puestas en escena en un circo mediático, Pierpaolo Piccioli lidera una transformación tan silenciosa como poderosa. «Y tan elegante que sobran las palabras», escribió Naomi Campbell en su cuenta de Instagram tras el show en enero. Para otra supermodelo, Liya Kebede, era su primer desfile en Valentino. Con ella y con su marca, Lemlem, Piccioli ha trabajado mano a mano para dar forma a la colección de Moncler Genius que se presentó anoche, inspirada en la paleta y el saber hacer de estos artesanos etíopes. Porque, para Pierpaolo, en la nueva era, un miriñaque puede adoptar la forma de un plumífero, y la alta moda puede salir de París y mirar también a África.