¿Cómo conseguir que ese jersey de lana que te gusta tanto dure años y no le salgan pelotillas?
Las poco atractivas bolitas que se forman con facilidad hacen que se tiren prendas que podrían funcionar durante años. Evitar su presencia no es difícil si se siguen ciertas pautas.
Por sostenibilidad, concienciación con el bienestar animal o simple y llanamente por amor a los jerséis de lana, alargar la vida de estas piezas se convierte en necesidad cada invierno. En este sentido, las poco atractivas bolitas que se forman con facilidad hacen que se tiren prendas que podrían funcionar durante años. Evitar su presencia no es difí...
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Por sostenibilidad, concienciación con el bienestar animal o simple y llanamente por amor a los jerséis de lana, alargar la vida de estas piezas se convierte en necesidad cada invierno. En este sentido, las poco atractivas bolitas que se forman con facilidad hacen que se tiren prendas que podrían funcionar durante años. Evitar su presencia no es difícil si se siguen ciertas pautas: desde la elección del material en la tienda hasta ciertos consejos en su uso, lavado y conservación.
Para esquivarlas conviene comprender cómo funciona la lana y por qué se forman. El pilling, nombre técnico de las comunes pelotillas, es la salida de las fibras más cortas desde el interior del hilo hacia al exterior. “El proceso se agrava cuando estas fibrillas se enredan entre sí en la superficie del tejido por ejemplo por movimientos de fricción”, explica Irene Fariña, profesora de tejidos en ISEM. “El movimiento intenso y muy constante, el roce de otras prendas o el movimiento durante el lavado y el centrifugado son factores que pueden favorecer la aparición de estas bolitas”. Por eso no solo importa la propia prenda, sino las que se llevan sobre ella: “Es bueno no usar lana con prendas acrílicas encima, con abrigos con forros sintéticos que al rozar la deterioran”, dice el equipo de diseño de Lebor Gabala, que recomienda además tener cuidado con las etiquetas interiores de cualquier pieza que se ponga encima del jersey o la chaqueta y puedan raspar. También, aconsejan, “no llevarlo dos días seguidos, es bueno dejarlo reposar”.
El lavado suele ser otra de las partes peligrosas del proceso. Si se hace en agua caliente las posibilidades de que el jersey sobreviva se reducen drásticamente (y de manera literal). “Para cuidar mejor tus piezas de lana lo mejor es lavarlas a mano, con la prenda girada y secar al aire con la misma extendida”, dice Adriana Sanz, co-creadora de la firma española Revisited. Muchas máquinas incluyen programas para prendas delicadas, pero siempre conviene comprobar que se hace en agua fría y sin centrifugar. Para que no pierdan la forma se deberían dejar secar en horizontal, por ejemplo sobre una toalla.
El consejo sirve también para guardar la lana, “siempre doblada, evitar el colgarla”, con especial cuidado durante el cambio de estación. En este momento, Sanz sugiere “colocarlas dobladas en un lugar fresco y seco y, a ser posible, dentro de una bolsa de algodón fino que protegerá la prenda dejándola transpirar”.
Leer la etiqueta
La composición de un jersey y la mezcla de lanas y fibras artificiales influirá mucho en la aparición o no de pelotillas: “Los jerséis de invierno suelen estar compuestos en lana o mezclas con acrílico y lana”, advierte Fariña. “En el caso de las lanas, lo ideal es que sean de fibras largas y finas como son las merino”, una afirmación en la que coinciden todos los expertos. La ventaja de las prendas 100% lana es que aunque produzcan pilling, las bolitas serán blandas y fáciles de desprender de la superficie. “Cuando en la prenda hay presencia de fibra sintética, casi siembre acrílico, es bueno saber reconocer aquellas marcas registradas que se comercializan como ‘de bajo pilling’, en las que la formulación del polímero está desarrollada para que no sea duro y también pueda eliminarse con facilidad”. La experta en tejidos nombra por ejemplo Dralón o Acribel.
¿Y cuando ya han salido?
Retirarlas con suavidad a mano y poco a poco es la mejor manera de alargar su vida. Existen maquinillas que recortan las bolas y reducen los tiempos, pero mejor solo usarlas puntualmente. “Son efectivas si se utilizan con cuidado, sin abusar”, sintetizan desde Lebor Gabala.