Paula Vázquez o la rebelión contra la presentadora ‘florero’
La conductora, que estrena el reality ‘El puente’, se ha convertido en una auténtica activista contra la cosificación femenina en los medios.
Paula Vázquez ya no se calla ni una. Símbolo y rostro indiscutible de la generación de chicas amables, complacientes y empáticas de la pequeña pantalla entre los 90 y los inicios del 2000, la presentadora aprovecha cada vez que tiene un micro cerca para lanzar algún dardo al sexismo e hipocresía de la televisión española. Tras tres años de silencio profesional, la gallega regresa como conductora y narradora de El Puente, un docureality de estrategia en Movistar+, donde un grupo de concursantes anónimos deben construir un puente de 300 metros en un la...
Paula Vázquez ya no se calla ni una. Símbolo y rostro indiscutible de la generación de chicas amables, complacientes y empáticas de la pequeña pantalla entre los 90 y los inicios del 2000, la presentadora aprovecha cada vez que tiene un micro cerca para lanzar algún dardo al sexismo e hipocresía de la televisión española. Tras tres años de silencio profesional, la gallega regresa como conductora y narradora de El Puente, un docureality de estrategia en Movistar+, donde un grupo de concursantes anónimos deben construir un puente de 300 metros en un lago en la Patagonia y hacerse con un premio de 100.000 euros (cuyo ganador decidirá el propio grupo). Olviden a la presentadora exuberante en bikini a lo La isla de los famosos. En un tono estético mucho más cercano al documental de naturaleza y sin el morbo de expulsiones marcadas por los caprichos de la audiencia, Vázquez ejerce de narradora sin interactuar con el grupo y sin la sexualización a la que nos ha acostumbrado ese género de reality presentado por féminas en lugares exóticos. A la presentadora no se la veía desde 2013, cuando dio las campanadas con Carlos Sobera y presentó el late show del fallido Top Chef. Vázquez, que cumplirá 43 años en noviembre, tiene claro el porqué de su ausencia. Lleva un par de años repitiéndolo sin descanso: a la tele tradicional le gustan jóvenes y, para ellas, existe fecha de caducidad.
«Tendríamos que cuestionarnos que está pasando con el papel de las mujeres en el entretenimiento en España, sobre todo en las cadenas privadas. Se está relegando el papel de presentadora a la niña guapa y simpática y ya está y hay muchas niñas guapas que no hacen falta que vayan de tías buenas«, dijo a Fórmula TV tras recoger un premio a su trayectoria en 2015. Sobre el escenario, al sostenerlo, dijo: “Cuando te entregan un premio a toda tu vida, cuando llegas a los 40, ¿no hay futuro? En la televisión, ¿ya se ha acabado todo? Yo veo a los hombres y es cuando les llegan los prime time, los late night…”.
No fue un hecho aislado, poco después, en un evento en el que fue madrina respondió esto a por qué no se la veía en los medios: «Empecé a trabajar en televisión a los 16 años y ahora tengo 41 años. He visto evolucionar a la tele, también la he visto involucionar y no me gusta el papel de la mujer que hay ahora mismo en el entretenimiento. No veo mujeres, depende de qué cadena ya no existen, son colaboradoras, azafatas… y años y años ahí con talento, a veces incluso más que el presentador, y las tienen ahí de segundonas”.
Las denuncias contra el edadismo televisivo en cada una de sus intervenciones son constantes. A Qué me dices confirmó que la mujer «estaba ninguneada» en muchos programas de la televisión, donde el «machismo pasa todos los límites» y denunció que en sus días de conductora de programas sufrió episodios de acoso sexual (“Me he encontrado en situaciones en las que mi compañero de trabajo me ha dado un bofetón en el culo. ¿Tengo que aguantar que un tío me toque el culo? ¿Soy de uso y disfrute, para el uso y abuso?”). Y ha vuelto a la carga durante la promoción de su nuevo programa, donde ha dicho a ABC: «La tele me parece muy machista y hay cadenas en las que el entretenimiento solo es para hombres. Lo bueno es que en los años que han pasado hay otras plataformas, otra manera de entender la tele, porque las antiguas se han quedado obsoletas en muchos casos juzgando a la mujer por su vida sexual, por su físico«. Insistiendo, también en esa idea, en La Ser: «yo me sentía retirada ya porque después de 25 años no había nada que me motivara, lo que me ofrecían eran proyectos de una tele convencional, abocada al machismo que estamos sufriendo».
Vázquez comenzó su carrera en 1993, en aquel germen de la cosificación femenina de la televisión pública y, posiblemente, único trampolín para que una mujer ascendiera en el gremio en aquella época: ser azafata del 1, 2, 3 Responda otra vez. De ahí pasó a la serie Canguros, reemplazando a Silvia Marsó. Presentó El juego del Euromillón y lo compaginaba con Inocente, Inocente o la tercera edición de Gran Hermano. Su perfil de bomba sexual estalló con La isla de los famosos. Eran tan populares sus looks playeros entre la audiencia que hasta lanzó una línea de bañadores en 2007. Cuando saltó a Cuatro presentó Pekín Exprés o Fama (¡A bailar!). Volvió a Antena 3 para presentar talent shows como El número Uno o Te lo mereces. Su trayectoria es histórica. Ha participado en más de 100 formatos durante dos décadas. Ella es el símbolo de la era de la presentadora atractiva, simpática, buenrrollista y cercana. Un perfil complaciente y nada provocador o incómodo para el espectador que ha permanecido, inmóvil, en el imaginario de las cadenas privadas españolas con reemplazos más jóvenes como Cristina Pedroche, Eva González o Lara Fernández.
La gallega se rebeló contra el sistema y rechazó volver a Supervivientes (en la etapa de Raquel Sánchez Silva). Además, tiene una cláusula en sus contratos para no verse obligada a hablar de la vida privada de los participantes de sus programas. Muchos ven en su rebelión contra las ‘presentadoras florero’ una lección necesaria para otra televisiva Paula (Echevarría), la misma que dijo hace unos días eso de que las mujeres están fenomenal en 2017, que no hay que ser «tan reivindicativas» y que «ni feminismo, ni machismo» porque «los extremos nunca son buenos». Echevarría tiene 39 años y un rostro de veinteañera. Tiene suerte. Anne Hathaway tiene 34 pero ya tiene algo que explicarle a la española: “Antes no me quejaba porque no me afectaba y me beneficiaba. Cuando tenía veintipocos, se escribían papeles para mí de mujeres de mediana edad y los cogía. Ahora que tengo poco más de treinta pienso ‘¿por qué esa chica de 24 años consiguió ese papel? Una vez tuve 24 y no me puedo enfadar. Así son las cosas”.