«Mi hija tiene en casa el mejor ejemplo de mujer que puede con todo»
Hablamos con Paula Echevarría sobre por qué no se considera ‘influencer’, las presiones físicas que sufren las actrices o su permanencia en redes sociales a pesar de la saña de muchos comentarios.
«Paula mueve montañas», murmulla uno de los fotógrafos que esperan aglutinados la llegada de la actriz. Su poder de convocatoria es tal que tiene que hacer dos tandas de posados en el photocall porque son tantos los medios que han acudido a su presentación como embajadora de Etam que no caben en el mismo turno. Paula Echevarría (Asturias, 1977) aparece ataviada con un traje rosa de Dolores Promesas y un bañador reconvertido en body de la firma francesa. Se mueve como pez el agua cambiando de postura y s...
«Paula mueve montañas», murmulla uno de los fotógrafos que esperan aglutinados la llegada de la actriz. Su poder de convocatoria es tal que tiene que hacer dos tandas de posados en el photocall porque son tantos los medios que han acudido a su presentación como embajadora de Etam que no caben en el mismo turno. Paula Echevarría (Asturias, 1977) aparece ataviada con un traje rosa de Dolores Promesas y un bañador reconvertido en body de la firma francesa. Se mueve como pez el agua cambiando de postura y sonriendo a cámara sin parar. Ante las preguntas de la prensa del corazón –que ha acudido en masa en busca de sus primeras declaraciones tras confirmar su divorcio con David Bustamante– repite sin parar que está feliz y positiva. También que cada vez es más recelosa con su vida privada y que prefiere hablar de su insólita elección de lencería para interpretar a una sargento en Los Nuestros 2 («me pongo más sexy que nunca para contrarrestar la rudeza del uniforme») o de las ventajas de elegir bañador este verano («favorece más aunque yo soy más de bikinis»). Después de capear a la prensa rosa se sienta con S Moda para hablar de su influencia en Instagram, las presiones físicas que sufren las mujeres o la educación que quiere darle a su hija Daniella.
Tienes más de dos millones de seguidores en Instagram, lo que te convierte en una de las españolas con más followers en la red social. Sin embargo, tu estética se aleja de las cuidadas imágenes que imperan en otras cuentas.
Una vez me dijo un amigo ‘yo me meto en el Instagram de muchas influencers y veo que todo es superperfecto, todo en la misma gama de tonos… En cambio el tuyo es un festival de colores’. Le contesté que yo no soy influencer. Instagram para mí es una herramienta de trabajo, una forma de estar comunicación con la gente que me sigue. Pero no retoco las fotos (como mucho le pongo los filtros predeterminados) ni me hago sesiones con fotógrafo profesional y varios looks para ir colgando a lo largo de la semana. Yo voy al día y subo imágenes del momento. Ahora cuando termine esta entrevista mi representante me hará cuatro fotos con el móvil y las publicaré. Hoy en día influencer es una profesión y no es la mía. No me considero influencer para nada.
¿E icono de moda?
Tampoco. Las etiquetas te las cuelgan los demás. Tú no puedes considerarte nada ni colgarte nada. Para empezar, para ser icono de moda tendría que dedicarme a la moda. Para ser influencer tendría que dedicarme a ello en serio o dar consejos y yo nunca los doy. Yo hago lo que hago, si te gusta bien y si no pues también, pero no intento sentar cátedra ni que nadie siga mi pauta.
El director de cine Javier Ambrossi decidía abandonar Twitter hace unos días por las críticas y las faltas de respeto. ¿Alguna vez has pensando en dejar las redes sociales?
Yo solo tengo Instagram, no tengo ni Facebook ni Twitter. Hasta ahora no me había planteado dejarlo, pero fíjate que desde hace un tiempo para acá se me hace un poco cuesta arriba. Hay mucha ‘gente molesta’, como yo la llamo. Ya no es por los insultos ni las críticas. Cada uno es libre de opinar y yo me expongo, pero a veces noto saña. Y no lo entiendo porque no me conocen de nada. Yo no me meto en perfiles de gente que no me interesa para luego decirles que me tienen harta. Pero al final los seguidores geniales superan a los que son un cuadro y decido quedarme.
¿Crees que la atención mediática que rodea a tu vida personal puede perjudicarte a la hora de conseguir papeles con según qué directores?
En absoluto. Yo creo que todos debemos saber disociar una cosa de la otra, yo la primera. Creo que mi vida personal no tiene nada que ver con la profesional. Para mí estar aquí también es vida profesional. Soy embajadora de Etam y estoy aquí defendiendo la marca de la que soy imagen. Otra cosa es que los periodistas me pregunten por el lado personal y yo capee las preguntas como pueda. El interés que suscita tu vida personal no siempre depende de ti. Llevo muchos años trabajando como actriz y nunca he sentido que me perjudicara. He trabajado con directores como Garci o Gracia Querejeta y no creo que les haya echado para atrás ni para adelante a la hora de elegirme.
¿Consideras que tienes más presión en esta profesión por ser mujer que tus compañeros masculinos?
Sí. Para empezar presión física. No pasa nada si un tío echa tripilla a los cuarenta y le salen canas o arrugas. Solemos considerarlo interesante. Pero si le sale tripilla a una mujer, está hecha un cuadro. Además, a veces noto ciertos comentarios por parte de mujeres que me hacen mucha gracia porque seguramente esa misma que me está a mí atacando sin sentido ninguno es la que va por ahí con la bandera y el estandarte del feminismo. Tenemos mucho que aprender de nosotras mismas primero para que los demás acepten todo eso que queremos proclamar.
Una de esas proclamas de tus compañeras actrices es que no hay papeles para mujeres entradas en la madurez. ¿Temes que pueda pasarte lo mismo en el futuro?
No tengo miedo a la edad, se me va a caer todo como a todo el mundo. Es ley de vida. Lo que espero es que todo este movimiento valga para algo. El empoderamiento femenino está muy en alza y somos muchas las que lo proclamamos y lo defendemos y eso dará sus frutos. No sé si los veré yo o mi hija. También me pregunto: ‘¿Por qué no les metemos la misma presión a ellos?’
¿Pasarías por el quirófano para retrasar el envejecimiento y seguir haciendo ciertos papeles?
Para conseguir un papel, no. He pasado por quirófano para operarme el pecho porque a mí me daba la gana, pero no por nadie ni por nada, solo por mí. Para cubrir signos de la edad no creo que lo hiciera, aunque no digo ‘de esta agua no beberé’. El botox todavía no ha llegado a mi vida y ya he cumplido los 40. Todo lo que se pueda retardar con tratamientos, mejor, porque considero que las que empiezan pronto con los retoques… Si te pones todo aquí arriba, ¿cómo te vuelves a ver con todo aquí abajo? Es muy complicado.
¿Cómo desconectas? ¿Qué series ves en casa?
Veo todo tipo de series. Ahora mismo estoy viendo Stranger Things, aunque llego un poco tarde, y también estoy con la cuarta de Younger. Y de las nacionales Fariña, que me encanta.
¿Cuál te hubiera gustado protagonizar?
Big Little Lies, El cuento de la criada o Stranger Things, por ejemplo. El nivel de las series ha subido mucho dentro y fuera de nuestras fronteras. Se preparan y ruedan casi como cine y me alegro mucho porque siempre he sido muy de tele.
Actrices como Nicole Kidman o Reese Witherspoon están produciendo para asegurarse que haya papeles para mujeres. ¿Estarías dispuesta a poner tu propio dinero en un proyecto?
Ni me lo he planteado. Es la primera vez en mi vida que me hacen esa pregunta y ni se me ha pasado por la cabeza. Pero sí, ¿por qué no? Hoy en día hay que arriesgar y haciéndolo bien está muy bien.
Penélope Cruz dijo hace poco que estaba en contra del machismo en los cuentos clásicos. ¿Educas a tu hija en la igualdad? ¿Cómo?
Yo a mí hija le he puesto Cenicienta como todas las madres. Pero también te digo que las películas que más le he puesto son Mulán, Pocahontas o Brave y si te das cuenta las tres son historias de princesas que salvan al príncipe, son las más guerreras.
Es eso lo que le quieres transmitir.
No es que sea lo que quiero trasmitir, sino que mi hija está creciendo en un momento en el que no hace falta ni decirle las cosas. Mi ejemplo de mujer era mi madre, que era ama de casa y cuidaba de mí, de mi padre y de toda la familia. Mi hija está creciendo con una madre divorciada, vivo sola con ella, salgo a trabajar todos los días, entreno… No tengo que explicarle nada. Para qué voy a decirle: ‘Cariño, las mujeres podemos con todo’ si al final en casa tiene el mejor ejemplo que puede tener.
Clara Lago, por ejemplo, confesó a S Moda que había cobrado menos de la mitad que Dani Rovira por su papel en Ocho Apellidos Catalanes. ¿Eres consciente de haber sufrido alguna discriminación así?
Al principio sí cobraba menos que mis compañeros, pero no por ser mujer sino porque había compañeros que eran mucho más conocidos que yo y esto va así. Ahora mismo no, siento que cobro lo mismo que ellos, considero que estamos bastante equiparados. Yo no he notado esa discriminación, pero no quiere decir que no la haya.
¿Crees que la opinión pública española trata igual a la mujer que al hombre en un caso de divorcio como el que has vivido?
Es lo que te decía antes, el empoderamiento femenino lo demostramos muy poquito. Se nos llena la boca diciendo que somos feministas…
¿Tú te consideras como tal?
Fue un tema por el que el año pasado tuve un rifirrafe (la actriz dijo que “no hay que ser feminista ni machista, yo creo que los extremos nunca son buenos ni para un lado ni para el otro”). Y después de haber leído todo lo que se me echó en cara volvería a repetir las mismas palabras de la misma manera. Creo que el error estaba en quien no sabía interpretar que lo que yo estaba diciendo en ese momento es que era feminista, porque si la explicación que estaba dando tiene que ver con el feminismo es porque lo soy. No me gusta etiquetarme, pero sí, claro: viva la mujer y la lucha y todo lo que estamos consiguiendo. Y ojalá le sirva a mi hija el día de mañana.