Una Frida ye-yé

Gucci presenta en Milán una colección de Primavera/Verano 2013 ultracolorida y de raíces sesenteras.

En la misma línea que Christopher Bailey hace dos días, parece que Gucci se apunta a hacer una gema de cada uno de sus diseños, iluminando la pasarela, y a sus mujeres, con una nueva, intensa y pigmentada luz, inspirada en los retratos e iconos de finales de los sesenta. El buen hacer en el mercado del conglomerado PPR no hace más que respaldar esta nueva y ultrasofisticada vía abierta por Frida Gianni con la que cicatriza, definitivamente, su herida gótica.
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En la misma línea que Christopher Bailey hace dos días, parece que Gucci se apunta a hacer una gema de cada uno de sus diseños, iluminando la pasarela, y a sus mujeres, con una nueva, intensa y pigmentada luz, inspirada en los retratos e iconos de finales de los sesenta. El buen hacer en el mercado del conglomerado PPR no hace más que respaldar esta nueva y ultrasofisticada vía abierta por Frida Gianni con la que cicatriza, definitivamente, su herida gótica.

La importancia del patrón entre sus siluetas flotantes, cilíndricas y monocolores, reside en tres puntos: mangas, cuellos y escotes. Acampanadas, trompeta, de obispo o rafaelianas. Altos, cerrados y camiseros. Y hendidos en uve. Efectivamente hay mucho de Berenson y compañía en el porte de unas modelos ondeadas por la brisa que ellas mismas levantan con sus atenuados vestidos y túnicas sobre pantalones y bajo saharianas. El único peso recae así sobre los accesorios. Unos enormes collares y pendientes de fantasía que enderezan unas propuestas que caminan a paso ligero por sí solas.