Si de pequeña jugabas a vestirte como tu madre te gustará Nina Ricci

Peter Copping se pone nostálgico y nos invita a meternos en los armarios de nuestras madres y abuelas.

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Cuando éramos niñas, mucho más divertido que vestir muñecas era rebuscar -casi siempre, a escondidas- en los armarios de nuestras madres, tías, hermanas o abuelas. Las prendas que llamaban más nuestra atención solían ser todas aquellas que por edad no nos correspondían. Las que dejaban entrever parte de la anatomía, las que brillaban, los tacones, las más largas. Este juego perdido desde que existen pimpollos como Suri Cruise, que ya viste como una mujer de treinta años, lo ha recuperado para nosotras Peter Copping en Nina Ricci sacando de los arcones familiares los tesoros ...

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Cuando éramos niñas, mucho más divertido que vestir muñecas era rebuscar -casi siempre, a escondidas- en los armarios de nuestras madres, tías, hermanas o abuelas. Las prendas que llamaban más nuestra atención solían ser todas aquellas que por edad no nos correspondían. Las que dejaban entrever parte de la anatomía, las que brillaban, los tacones, las más largas. Este juego perdido desde que existen pimpollos como Suri Cruise, que ya viste como una mujer de treinta años, lo ha recuperado para nosotras Peter Copping en Nina Ricci sacando de los arcones familiares los tesoros más caducos.

Négligés, detalles en piel, colores maduros, aberturas en faldas y mangas desproporcionadas en vestidos y corpulentos abrigos de tweed  además de extraños abullonados y microvolantes, patchwork y talles completamente desubicados que aportan un toque naíf de lo más llano. Y es que los diseños otoño-invierno 2012/13 de Copping no se acoplan a los cuerpos, no se adaptan, son un desbarajuste romántico en el que nada queda bien pero sabe a tierna infancia.

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